Preguntándome acerca de una melodía que a través de muchas épocas siga viva, suene con cierta frecuencia, sea referencia y bien conocida en Occidente, he llegado al himno Veni Creator.

Hay dudas acerca de su composición pero existe elementos para atribuirla a Rabano Mauro quien vivió entre c.776-856.

Los primeros cantos cristianos heredaron tanto elementos del mundo griego como del hebraico.

Por una parte la estructura estrófica de los himnos griegos que también tenían carácter de alabanza, y por la otra, la cantilación y salmodia de la lectura solemne vocalizada de los textos sagrados.

El canto cristiano se desarrolló sin notación musical hasta el surgimiento de la escritura neumática en el siglo IX, algo que propiciaría la normalización del canto gregoriano.

El Veni Creator corresponde a esta época.

La hermosa melodía del Veni Creator esta tejida en arcos, con un movimiento suave de notas por grados conjuntos en frases de respiraciones naturales para el aliento humano.

En el canto gregoriano la melodía va supeditada al texto, pero aquí es como si se originaran juntas.

Una monodia como vehículo perfecto para el texto y el espíritu.

La letra invoca la presencia del Espíritu Santo y es cantado especialmente en Pentecostés y en actos solemnes de la iglesia como confirmaciones, sínodos, ordenaciones, elecciones, y también en otros ámbitos como en actos académicos de universidades.

Aunque católico, este himno latino es también conservado por otras iglesias como la anglicana y la episcopal, y Lutero lo tradujo a lengua vernácula para convertirlo en coral.

Por ello se le considera un himno ecuménico.

También, el Veni Creator ha sido fuente a través de los siglos para grandes compositores quienes han hecho adaptaciones y variaciones:

Palestrina (1525-1594): Veni Creator a 4 voces
J.S. Bach (1685-1750): Komm, Gott Schöpfer, Heiliger Geist BWV 370
G. Mahler (1860-1911): Sinfonía no.8 (texto)
M. Dupré (1886-1971): Veni Creator, Tres variaciones corales para órgano
M. Duruflé (1902-1986): Preludio, Adagio y Coral sobre el Veni Creator Op.4

Para Joseph Ratzinger, este himno, como todas las cosas que vienen del Espíritu no se desgasta en su uso, sino se enriquece y se carga de toda la fe y devoción a fuerza de ser cantado, algo que al hacerlo, nos renueva.

Estamos ante una obra que no acaece en sí sino que como todo arte auténtico tiene sentido, y ha trascendido y acompañado nuestra historia.

Un viejo y robusto árbol de nuestra civilización que sigue dando tanto.

Javier Martínez Rosas

Veni Creator Spiritus es uno de los más inspirados y sublimes himnos católicos de honra al Espíritu Santo, compuesto en el siglo IX y ya nunca dejado de lado en grandes momentos de la vida de la Iglesia, especialmente en la fiesta de Pentecostés.

Fue con esta oración extraordinaria, en latín, con la que el papa León XIII consagró el siglo XX al Espíritu Santo.

Es una tradición que dura ya muchos siglos en la Iglesia católica la de rezar este himno todos los días, por la mañana, invocando al Divino Espíritu Santo: “¡Ven, Espíritu Santo”.

En muchas órdenes y congregaciones religiosas se canta en comunidad, en la capilla, preparando el alma para el momento diario de oración y meditación personal silenciosa anterior a la celebración de la misa.

San Juan Pablo II la rezaba a diario, como tantos católicos alrededor del mundo.

Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fíeles
y llena de la divina gracia los corazones,
que Tú mismo creaste.

Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios
los tesoros de tu palabra.

Enciende con tu luz nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne.

Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía,
y puestos bajo tu dirección,
evitaremos todo lo nocivo.

Por Ti conozcamos al Padre,
y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo,

Esta es la versión en latín:

Véni, Creátor Spíritus,
mentes tuórum visita,
imple supérna grátia,
quae tu creásti péctora.

Qui díceris Paráclitus,
altíssimi donum Dei,
fons vivus, ignis, cáritas,
et spiritális únctio.

Tu septifórmis múnere,
dígitus paternae déxterae,
tu rite promíssum Patris,
sermóne ditans gúttura.

Accénde lumen sénsibus;
infunde amórem córdibus,
infírma nostri córporis
virtúte firmans pérpeti.

Hostem repéllas lóngius,
pacémque dones prótinus;
ductóre sic te praevio
vitemus omne noxium.

Per te sciámus da Patrem,
noscamus atque Filium;
teque utriúsque Spíritum
credamus omni témpore.

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