For he to-day that sheds his blood with me
Shall be my brother»
William Shakespeare. Henry V. Act 4, Scene 1.
La canción de gesta como género tenía en la Edad Media dos funciones principales: servir como vehículo de alabanza destacando los hechos de armas de algún rey o noble, y en último caso, relatar para la posteridad una determinada hazaña bélica alimentando de esta manera el sentimiento nacional de un pueblo.
Durante la Alta Edad Media, en ocasiones los textos épicos que han llegado hasta nosotros fueron escritos mucho después del hecho que describen, bien porque la canción fue transmitida oralmente, bien porque esos textos estaban basados en otros anteriores que se perdieron para siempre. Ejemplos de esto son La Chanson de Roland, poema francés del siglo XI que cuenta el descalabro en 778 que sufrió la retaguardia del ejército de Carlomagno en Roncesvalles, o nuestro Poema del Mío Cid, que data del siglo XIII y expone una historia ocurrida dos siglos antes.
No es éste el caso de La canción de Agincourt que nos ocupa. Este poema musicado, que pinta uno de los mayores triunfos bélicos de la Inglaterra medieval, fue escrito en vida de su principal protagonista, Enrique V de Lancaster.
La hazaña, que tuvo lugar en el otoño de 1415, se encuadra en una sucesión de invasiones británicas a Francia, dentro de la llamada Guerra de los Cien Años, en un intento de Enrique V de recuperar el trono del país vecino. Las fuerzas inglesas, estimadas entre 6.000 y 11.000 hombres, después de tomar Honfleur trataban de llegar a Calais y chocaron con un ejército francés, dos o tres veces superior en número, comandado por el condestable de Francia, Carlos d´Albret. A pesar de la inferioridad numérica y de los estragos que la disentería estaba causando en las tropas, los ingleses consiguieron una victoria completa, perdiendo los franceses alrededor de 6.000 hombres. La estrategia que llevó a Enrique a la victoria la describí hace tiempo en otro post.
La canción de Agincourt está escrita para tres voces que intervienen juntas durante las estrofas, mientras que el estribillo «Deo gracias anglia redde pro victoria» se iniciaba con una sola voz, evolucionaba hacia una melodía en dos partes en la segunda frase, y luego era repetida con variaciones por las tres voces.
La primera estrofa pone en antecedentes de la expedición exaltando la grandeza de la gesta (mantengo la ortografía inglesa medieval porque queda más chic):
Our kyng went forth to normandy
Wyth grace and myth of chyvalry
Þer god for hym wrouth mervelowsly
Qwerfore ynglond may cal and cry
deo gracias.
En la segunda se relata el sitio y la caída de Honfleur, primer bastión conquistado no sin esfuerzo:
He set a sege for sothe to say
To harflu toune wyth ryal a ray
That toune he wan and mad a fray
Tht fraunse xal rewe tyl domysday
deo gracias.
La tercera habla ya de la batalla de Agincourt:
Than went hym forth owr kyng comely
In achyncourt feld he fauth manly
Thorw grace of god most mervelowsly
He had both feld and vyctory
deo gracias.
La cuarta sobre las pérdidas entre la nobleza francesa, tanto sobre los muertos como sobre los prisioneros capturados y llevados a Londres:
Ther lordys eerlys and baroune
Were slayn and takyn and þat ful soun
And summe were browth in to londoune
Wyth ioye and blysse and greth renoune
deo gracias.
Y la última es una alabanza a Dios, a cuyos designios se atribuyó la victoria:
Almythy god he kepe our kyng
Hys pepyl and al hys weel welyng
And geve hem grace withoutyn endyng
Then may we calle and savely syng
deo gracias.
A pesar de que en la canción no se menciona, numerosos expertos consideran que fue compuesta, probablemente por la propia capilla real, para el desfile triunfal que realizó Enrique V en Londres a su vuelta, el 23 de noviembre de 1415. Por fortuna se conservó en manuscrito con la notación musical y gracias a ello ha sobrevivido a través de los siglos pasando a formar parte de la tradición musical británica.
Marcio Stockler