Después de entrevistar a Jordi Savall asistí al concierto Folias Antiguas & Criollas.
De la Antigua Hispania al Nuevo Mundo, en el Convento Cerro de la Popa. Un escenario místico desde donde se ve Cartagena en una vista única.
El concierto fue una mezcla de melodías típicas latinoamericanas y música europea antigua, esa que recuerda a las películas de la época medieval.
Savall dirigía a los músicos mexicanos de la agrupación Tembembe Ensamble Continuo y a su conjunto Hespèrion XXI, del que es fundador.
Durante estos días he oído decir que un buen músico debe tener virtuosismo, y fue en este concierto donde entendí el significado de esa palabra.
Savall no es un director común, no es aquel que se para frente a la orquesta a dirigir con una batuta.
Él dirige desde su silla, ubicada en la parte izquierda del escenario, mientras toca su viola de gamba.
¿Por qué esa pasión por la música medieval?
“No solamente la música medieval, también la música del renacimiento, la barroca.
Son músicas que han estado prácticamente olvidadas desde hace 50 años. No se hacían hace medio siglo. Entonces cuando uno descubre cosas tan maravillosas que nunca se han escuchado, me pregunto, ¿cómo es posible?
Además, esta música me toca muy cerca, porque como catalán y como español, tengo una genética muy ligada a muchos años de una cultura ibérica donde estuvieron presentes no solamente los cristianos sino también los judíos y los árabes, y pienso que tengo una cierta tendencia y mucho gusto para recuperar todo este patrimonio que fue una parte de nuestra historia y que ha sido no solamente olvidado sino también eliminado, porque España, con la expulsión de los judíos, cerró una parte de su historia y quiso olvidarla, quiso incluso negarla.
Así que uno siente la necesidad de sacar del olvido tanta belleza, poner la historia en su sitio y recordar cosas que pasaron”.
¿Por qué es tan importante para usted que en la música exista una investigación rigurosa y que haya fidelidad a la partitura original?
“Bueno, yo no soy fiel a las partituras, muchas veces digo que las notas son el peor enemigo de la música.
Yo soy fiel al conocimiento de lo que se hacía en esas épocas.
Qué instrumentos, qué forma de tocar.
Eso se llama el estilo: el estilo románico es diferente al estilo gótico y diferente al estilo renacentista o al barroco.
¿Y qué diferencia el estilo? Las formas, los ornamentos, las maneras de sentir, y eso es conocimiento.
Yo intento ser riguroso con esas cosas que afectan el alma, que afectan el carácter mismo de la música, que les ponen el valor o las destruyen.
Si estamos en el estilo justo, la música o el canto se desborda de belleza, si estamos en un estilo falso ahogamos esto, es decir, un cantante que canta una canción del renacimiento con el estilo de Verdi destruye esta música.
El rigor es conocer cómo se hace la música e intentar ser fieles a esto”.
¿Pero está de acuerdo con las adaptaciones y las nuevas versiones de obras clásicas?
“Yo digo siempre que no hay música antigua. Hay partituras antiguas, pero la música siempre renace en cada interpretación. Nosotros no hacemos música antigua. Yo hago música de nuestro tiempo. Lo que hicimos en el concierto inaugural el 60 % fue improvisado, creado en ese mismo momento, y eso muestra que esa música no es rígida y eso es lo que le da esa frescura y esa vivacidad”.
¿Qué significa para usted poder participar de un Festival realizado en Colombia?
“Me da mucha alegría estar aquí porque Colombia es un país donde yo empecé a hacer conciertos con mi viola de gamba en los años 70. Hace 45 años, gracias a Rafael Puyana, gran músico colombiano, yo empecé a tocar la viola de gamba.
Yo interpretaba en esa época el violonchelo del estilo barroco y él me preguntó, ¿Jordi, por qué tocas estas músicas con el violonchelo?
Y busqué la viola de gamba y la encontré en el justo momento. Después hicimos música durante algunos años en Colombia, tocamos en Medellín, Bogotá y Cali”.
¿Cómo ve los músicos y la academia en Colombia?
“No conozco mucho la situación, pero veo que hay muchísimos jóvenes que vienen a estudiar a Europa y veo que hay un plantel extraordinario, Colombia es un país muy rico humanamente, con grandes tradiciones.
Creo que es importante preservar también este patrimonio de la música folclórica”.
¿Ya había participado en el Festival Internacional de Música de Cartagena? ¿Qué opinión tiene sobre él?
“No, es la primera vez. Es maravilloso porque se hace en una ciudad impresionante y bellísima, y además poder oír toda esta música es una experiencia extraordinaria.
Es fundamental hoy en día hacer este tipo de festivales porque la cultura es lo que da alimento al espíritu, al alma.
Yo creo que el ser humano necesita estos momentos para reconocer su patrimonio y alimentarse de belleza y de emoción, y eso es lo que nos hace ser más sabios también”.
Entrevista realizada por VALENTINA ROLDÁN POSADA para elcolombiano
es bonito el comentario
Es claro que las notas no son todo, pero a veces es difícil saber, cómo se interpretaba…habría que poder viajar en el tiempo…
Palabras sabias y Belleza en estado puro….
Me recuerda al caso de la práctica de la «eskrima» como arte marcial europea, en el continente americano, que a diferencia de la europea, no sufrió una desestimación repentina y no solo conservo la esencia dinámica, sino que además evolucionó en el tiempo..
Claudio Hernan Guzman