Siempre me alegra traerte algún compositor nuevo porque (por lo menos en mi caso) lo que nos queda por descubrir es mucho más de lo ya descubierto.
De los compositores de hoy no había escuchado ninguna obra antes, hasta que he descubierto las maravillas que te propongo hoy.
Es más, hasta me ha sido algo laborioso encontrar datos biográficos suyos.
Gracias a Internet, hoy día se puede encontrar casi de todo.
Te presento a Aires Fernandes (fl. 1550-¿1600?), compositor portugués del que no se conoce su lugar de nacimiento; es más, de su biografía se sabe poquísimo.
Parece ser que estuvo activo en la catedral de Coimbra alrededor de 1550.
Además de trabajar para la catedral es también muy posible que lo hiciese para el monasterio de Santa Cruz de la misma localidad donde es posible que muriese hacia 1600.
Esta oscuridad en cuanto a su biografía hace que sea aún más brillante en lo que se refiere a su calidad como compositor ya que está considerado como uno de los principales del renacimiento portugués.
Sus composiciones se hallan dispersas en varios manuscritos del país, en localidades como Coimbra, Arouca o Vila Viçosa.
Poco más se puede añadir por lo que lo mejor será disfrutar de su música.
Te traigo su Alma Redemptoris mater.
El arte de este maestro a la hora de poner en funcionamiento su polifonía podemos apreciarlo en esta obra de hoy.
Escribe unas obras perfectamente labradas sobre unas texturas bastante sencillas.
El tenor de la composición utiliza el canto llano de esta antífona pero cuesta distinguirlo porque está totalmente inmerso en el tejido polifónico. Maravillosa, ¿verdad?
La interpretación es de Kamerkoor JIP dirigido por Imre Ploeg.
Por otro lado, la Iglesia celebra en estas fechas la solemnidad de Santa María, Madre de Dios y por ello no quiero dejar pasar la ocasión para traerte música para la Virgen.
Nos la va a regalar hoy Melchor Robledo (c. 1510-1586), compositor español nacido en la provincia de Segovia.
Su principal foco de trabajo fue Tarragona y Zaragoza.
Parece ser que hubo varios compositores con este nombre.
Existió un Robledillo que podría ser él o bien un topónimo del lugar de nacimiento.
También existió algún Antón de Robledo y Francisco de Robledo.
En 1549 estaba en la catedral de Tarragona y en 1566 fue nombrado maestro de canto.
Tres años después, el capítulo de la seo de Zaragoza lo nombró maestro de capilla; tuvo que recibir las órdenes religiosas para conseguir algunas prebendas.
Tras varios intentos de prosperar en otras catedrales permaneció definitivamente en Zaragoza, donde finalmente murió.
Allí se promovió la interpretación de su música tras su muerte y se le puso en igualdad de condiciones que Guerrero o Victoria por lo que sus obras comenzaron a circular.
Su corpus musical se conserva en pequeñas cantidades y muchas de sus composiciones son atribuciones.
Algunas se han atribuido a otros grandes maestros como Victoria o Morales.
Robledo nos trae hoy este Salve Regina.
Es una de sus composiciones más celebradas y en ella muestra un profundo conocimiento dela polifonía.
La composición está elaborada a seis voces y el maestro solo compone los versos pares de la antífona porque los impares están en canto llano.
El segoviano recurre profusamente a la imitación.
El canto llano, bastante evidente al principio, se va ocultando tras el entramado de las voces pero siempre está presente.
Destaca la especial pasión que el compositor pone en las palabras o clemens, o pia, con una intensidad casi dramática.
Una forma estupenda de empezar este año nuevo 2020.
La interpretación es del conjunto Continuum.
Por Pepe Gallardo