Palestrina, actual Italia, 1525-Roma, 1594. Compositor italiano.
Existe una leyenda de atribución incierta según la cual Palestrina salvó a la música polifónica, y a la música en general, del peligro de prohibición que pesaba sobre ella por parte de las autoridades eclesiásticas.
En plena Contrarreforma, cuando muchas composiciones sacras no eran sino un pretexto para que los compositores levantaran los más complejos edificios contrapuntísticos -con el consiguiente descuido de la comprensión de las palabras de los textos cantados-, este compositor, con su Misa del papa Marcelo, devolvió a la música toda su pureza y todo su sentido.
Junto al español Tomás Luis de Victoria, el inglés William Byrd y el flamenco Orlando di Lasso, Palestrina marca la culminación del estilo polifónico.
Su música, prácticamente toda ella de carácter sacro y a cappella, sin acompañamiento instrumental de ningún tipo, se distingue por su belleza desnuda, su profunda y serena espiritualidad y su severidad constructiva.
No fue un autor innovador como su contemporáneo Lasso, sino más bien un tradicionalista que, a partir de los procedimientos y las técnicas usados antes que él, llevó a su culminación más perfecta y ortodoxa un arte que tenía sus raíces en la Edad Media, de tal manera que su obra representa el paradigma de tal proceder.
Nacido en un pequeño pueblo cercano a Roma, del cual tomó el nombre, la existencia de Palestrina se desarrolló prácticamente en la Ciudad Eterna.
En 1537, a los doce años, era ya miembro del coro en la basílica de Santa María la Mayor, donde tuvo la oportunidad de familiarizarse con la obra de compositores de la escuela francoflamenca como Josquin Desprez y Jean Mouton.
Dados los progresos en su formación, en 1544 fue nombrado organista de la catedral de San Agapito de su localidad natal, Palestrina.
Allí permaneció hasta que el cardenal-obispo del que dependía, Giovanni Maria Ciocchi del Monte, accedió en 1551 al solio papal con el nombre de Julio III y lo nombró maestro de la Cappella Giulia y miembro de la Capilla Sixtina.
Fue la época en que dio a la imprenta su primer libro de misas, dedicado a su protector.
Esta situación duró hasta que en 1555 el nuevo papa, Paulo IV, lo apartó de sus cargos por su condición de hombre casado.
Palestrina pasó entonces al servicio de la iglesia de San Juan de Letrán y, en 1561, a la de Santa María la Mayor.
Compuso en esta época la más célebre de sus misas, la ya mencionada Misa del papa Marcelo, en la que consiguió plasmar los criterios de inteligibilidad en la música sacra requeridos por el Concilio de Trento.
Tras unos años al servicio del cardenal Ippolito de Este, en 1571, reconocido ya como uno de los compositores vivos más importantes, fue readmitido en el Vaticano en su antiguo puesto de maestro de la Cappella Giulia.
El fallecimiento de su esposa en 1580 le hizo pensar en tomar los hábitos, posibilidad que frustró su matrimonio al año siguiente con Virginia Dormoli, la acaudalada viuda de un comerciante romano.
Palestrina fue un compositor prolífico en el que cantidad y calidad no están reñidas.
Su catálogo integra 104 misas de cuatro a ocho voces, cerca de 400 motetes, 66 ofertorios, 35 magníficats y 65 himnos, además de madrigales sacros y profanos, salmos y lamentaciones.
De toda esta ingente producción, las misas son las obras en que más se evidencia el magisterio del músico.
Unas veces construidas sobre un cantus firmus de procedencia gregoriana, otras basadas en temas procedentes de motetes o madrigales, tanto propios como de otros autores contemporáneos o, incluso, de canciones populares, obras todas ellas de una belleza imperecedera.
gracias por el comentario….refresca información y gusta, carmen