Platón defendía que la música debía servir para calmar los trastornos del alma y los movimientos que experimenta un cuerpo lleno de imperfecciones.
Pero aunque según el filósofo la música no está hecha para sentir placer, lo cierto es que la música suscita sentimientos y emociones placenteras en las personas.
La palabra música procede del griego mousike, que significa el arte de las musas.
Podemos considerarla el arte de organizar de forma sensible y lógica una combinación coherente de sonidos y silencios, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos.
Nos entra por el oído pero la sentimos, comprendemos e interpretamos en nuestro cerebro, ya sea de manera consciente e inconsciente.
La ciencia da respuestas a la relación entre música y emociones
Es la Psicología de la Música, una disciplina joven, y no muy difundida, la que estudia el comportamiento musical y lo que significa la música para el cuerpo, la mente, la emoción y el espíritu.
¿Quién no ha sentido la respuesta galvánica de la música sobre su piel?, es lo que se conoce vulgarmente como poner los pelos de punta.
La música, como amplificador de emociones, proporciona placer físico. La responsable de esta sensación es la hormona de la dopamina, un neurotransmisor que también se libera con la alimentación, el sexo o el dinero.
Josefa Lacarcel, doctora en Psicología Evolutiva, música y antigua profesora de Didáctica de la Expresión Musical, Psicología de la Música y Musicoterapia de la Universidad de Murcia, explica que existen tres regiones del cerebro implicadas en el reconocimiento de la melodía y el ritmo.
La actividad sensorial está ubicada en la zona bulvar del cerebro, donde se ubica la experiencia rítmica.
En segundo lugar, el mensaje afectivo de la música está en la zona más profunda del cerebro, el diencéfalo, donde se localizan las emociones.
Los diseños melódicos adquieren en él significación, y es aquí donde se despiertan todo un mundo interior de sentimientos. Por último, la actividad intelectual de la música se ubica en la zona de la corteza cerebral.
Aunque existen estas tres partes, el cerebro funciona como un todo.
Según Lacarcel, la música modifica las células C de nuestro sistema inmunológico y las metaendorfinas, que son liberadas por las neuronas a través de los neurotrasmisores que actúan en el cerebro y proporcionan un bien o un placer; además, la música modifica las ondas alfa hidroeléctricas de nuestro cerebro y el áurea o la energía luminosa de nuestro cuerpo.
¿Qué despierta la música en lo más profundo de nosotros mismos?
Aristóteles hablaba del valor médico de la música ante las emociones incontrolables.
En nuestro día a día solemos escuchar eso de que la música amansa a las fieras, aunque esta expresión no se refiere a los animales salvajes, sino a lo que anida en lo más profundo de nuestro ser y se puede manifestar en cualquier momento, explica Josefa.
Según la investigadora, la música nos proporciona un nivel adecuado de bienestar y felicidad.
Escuchar y hacer música desarrolla la sensibilidad, la creatividad, la capacidad de abstracción y nos ayuda a descubrir nuestro propio mundo interior, y además, facilita la comunicación con la otra persona, con el grupo o con el mundo que nos rodea, afirma.
La música es un vehículo perfecto para desarrollar la inteligencia emocional, es una forma de actuar con el mundo, que tiene en cuenta los sentimientos: los nuestros y los ajenos.
Base científica de la música
La música se ha desarrollado junto con otras disciplinas; su estudio está íntimamente relacionado con las Matemáticas y la Física.
Hablar de música es hablar de espectros, frecuencias, resonancias, vibraciones y análisis armónico.
Debemos tener en cuenta que el sonido está formado por cuatro parámetros fundamentales: la tonalidad, la duración, la intensidad y el timbre.
La música es un ejercicio aritmético secreto, y la persona que se entrega a ella no se da cuenta de que está manipulando números.
Aunque se sabe que los antiguos chinos, egipcios y mesopotámicos estudiaros los principios matemáticos del sonido, son los pitagóricos de la Grecia antigua quienes fueron los primeros investigadores de la expresión de las escalas musicales en términos de proporcionalidad numérica.
Su doctrina principal era que toda naturaleza consiste en armonía que brota de números.
Fuente y artículo completo ELCiudadano.cl
eso ya lo dijo boecio, entre otros :/
No puedo estar más de acuerdo.
Muy pco serio lo de hallazgo…a ver cuando se hace un periodismo musical serio y no a base de fórmulas sensacionalistas y falsas.
Totalmente de acuerdo.