Mario Guada | Decir de Marin Marais (1656-1728) que es uno de los compositores más importantes en la Francia –e incluso la Europa– del Barroco es a estas alturas toda una obviedad.
Es más, supone toda una injusticia, pues hay que considerar a Marais no solo como tal, sino como uno de los compositores más transcendentales en el tratamiento de la música instrumental de toda la historia de Occidente.
Bajo el sugerente título de Marais 1689, el gran violagambista Paolo Pandolfo ofrece, con el acompañamiento de tres intérpretes de primer orden mundial, una hermosa selección de piezas extraídas del libro Pièces à une et à deux violes et base continue [1686/1689] del gran autor galo.
Se trata del primer libro editado por Marais, que por aquel entonces ocupaba el cargo de Ordinaire de la Chambre du Roi, un puesto de notable importancia en la corte francesa.
Tras una primera edición, en 1686, con las partes de viola a solo [Pièces à une et à deux violes], Marais completa en 1689 el libro con las partes del continuo [Basses-continuës des Pièces à une et à deux violes].
La importancia de la publicación, ya solo por el hecho de tratarse de la primera de Marais, es superlativa, pues coincide además en el tiempo con otras publicaciones de renombre, en un período –a partir de 1685– en el que el basse de viole, como llamaban los franceses a la viola da gamba, comienza un ascenso y apogeo que se mantendrá hasta la mitad del siglo XVIII.
El éxito obtenido por Marais con la publicación fue absoluto e inmediato, a pesar de que de la parte del continuo se demorase tres años por causas ajenas a Marais, quien explicada así en el prefacio de la edición de 1689 los hechos: Cuando me presenté públicamente con mi Livre de Pièces à une et à deux violes era de hecho mi intención añadir también los Basso continuos [sic], que forman una parte vital de él.
Teniendo en cuenta que el trabajo de grabado tardó un tiempo muy largo, me he visto obligado a posponer la realización de esta actividad hasta ahora.
Dice Pandolfo –en las excelentes notas críticas del álbum– que este retraso en la publicación de la parte del continuo puede verse como una ausencia de control por parte de Marais sobre la edición, pero señala que son varios los especialistas que sostienen que este podría estar relacionado más bien con un cambio en la esencia de las composiciones, con dos factores que podrían haber influido en ello: la escritura de las piezas, especialmente las de una sola viola, están todavía bastante unidas a la tradición de viola/laúd en la Francia del momento; la ausencia de la más mínima señal que sugiere la inminente publicación de un acompañamiento.
Sin duda, este libro supone el inicio de un cambio notable en la literatura violagambista de Francia a partir de entonces: de la tradición de viole-luth se pasa a la de la viole accompagnée; el intimismo de Sainte-Colombe da paso a una manera más concertística y de conjunto; el acompañamiento del clave y théorbe, además de unirse de manera indefectible con la viola, irá dando paso a ese género tan querido por los franceses desde entonces, el concert de chambre; pero sobre todo, a partir de este punto toda la música francesa para viola será acompañada de bajo continuo.
Si la primera obra de un registro discográfico supone la presentación, la tarjeta de visita y la primera impresión para el oyente, desde luego la del presente cedé en insuperable.
Solo con escuchar ese subyugante Prélude de la Suite en Sol majeur à duex violes el éxito está asegurado.
La magnificencia de la creación de Marais tiene su culmen en la Chaconne final de la misma suite, en la décima pista del álbum.
La Suite en Ré mineur n.º 5 à duex violes, que viene precedida por un hermoso y delicado al extremo Prélude en Ré mineur à une viole, muestra un lado más impetuoso y enérgico, con una vertiente rítmica más florida y fascinante.
El inicio del Sujet Diversitez à une viole, con ese solo de tiorba, es de un refinamiento fabuloso, lo que se confirma con la entrada de la viola, en una melodía que mezcla de manera magistral lo plúmbeo con la transcendencia lumínica más puramente francesa, es un tema con veinte magníficas variaciones de hermoso lenguaje a medio camino entre lo inglés y lo francés.
Le sigue un breve pero fascinante Rondeau en Sol mineur à une viole, para concluir con el Tombeau de Mr. Méliton, un emotivo homenaje luctuoso para dos violas en la mejor tradición de ese género tan puramente francés del tombeau.
La interpretación de Pandolfo es superlativa.
Resulta descomunal se mire por donde se mire.
Es un intérprete realmente dotado para la técnica.
Su dominio de ambas manos resulta admirable, pero es maravilloso especialmente el lirismo y la ensoñación que provoca con su mano derecha y el arco.
Es un conocedor como pocos del lenguaje francés del momento, además de un maraisiano convencido y sobradamente probado.
La belleza y expresividad que logra extraer de su viola atribuida a Nicolas Bertrand, de finales del XVII, es casi pura leyenda.
Pero es que además se rodea de un tridente de excepción: Amélie Chemin, Thomas Boysen y Markus Hünninger.
Chemin es una violagambista fuera de serie, que es capaz de mantenerse codearse con Pandolfo sin desmerecer ni un ápice, lo cual es un mérito al alcance de muy pocos.
No solo eso, sino que la conexión entre ambos es absolutamente conmovedora y pocas veces tan sincera y convincente como aquí.
Por su parte, la tiorba y guitarra barroca de Boysen aportan ese color tan afrancesado, siempre en su justa medida, sin acaparar ni desaparecer; su pulsación es refinada y casi pictórica.
Hünninger tañe el clave con precisión y delicadeza, sosteniendo desde el grave al conjunto y abrazado por la excelente toma de sonido de Manuel Mohino.
Se trata, en definitiva, de un nuevo éxito sin ambages para Glossa, que sigue demostrando que realizar objetos culturales de primer nivel es posible, en los que conjugar a la perfección contenido y continente.
Todo un lujo de Marais, que además no se graba tanto como sus restantes libros.
Qué magnífica sería una integral de las 93 piezas que contiene este primer libro en las manos de estos intérpretes.3
Por pedir que no quede…
Escrito por Mario Guada | Codalario.com
Me encanta su obra. He tocado varias partituras de el. Un maestrazo!!