El pasado 27 de marzo falleció por coronavirus Megumi Shiozawa, la presidenta de la Casa Galicia Japón y directora de Office Shigotoya, El fallecimiento de Shiozawa ha dejado un vacío en las relaciones culturales y económicas entre Galicia y Japón. Se trataba de una mujer muy apreciada en Santiago de Compostela desde que hace más de 20 años se asentó en la capital gallega.
Traductora, empresaria e incluso restauradora, fundadora de Casa Galicia Japón, de carácter muy amable, Megumi, que tenía solo 54 años, se había especializado últimamente en la atracción de turismo asiático a Galicia a través de viajes organizados. Igualmente, fue promotora cultural del músico de shakuhachi Rodrigo Rodríguez durante el periodo 2013-2020, quien le ha dedicado una composición solista en Si Bemol, Gone to the Unseen, como tributo a su memoria y a su labor en la difusión de la música antigua del Japón en España.
El instrumento utilizado en la ejecución de esta obra es de una longitud más larga de lo habitual, la medida de 2.3 afinado en Bb. Un sonido grave y profundo expresa la tristeza y el adiós a la Sra. Megumi Shiozawa.
La historia de la flauta shakuhachi se remonta al periodo Nara (s. VIII), cuando fue introducida desde China y empleada en el conjunto de la música cortesana Gagaku. Este instrumento tenía 6 orificios, 5 al frente y uno en la parte anterior. Luego de una reforma a la música de la corte durante el período Heian, este tipo de flauta desapareció. Mucho más tarde, durante el período Muromachi (1338-1573), llega de China otra flauta vertical de menor tamaño llamada Xiao en chino y que daría origen a Hitoyogiri que mide tan solo un shaku punto 1 (33,3 cms). Esta fue inicialmente empleada por monjes mendigos (komusō) y luego se hizo popular como instrumento de entretenimiento, aunque se dice que su repertorio desapareció junto con los komusō. Esto pudo ocurrir debido a su sonido agudo, el cual se dice, no pudo competir con los tonos profundos y expresivos del shakuhachi moderno.
La flauta shakuhachi que se utiliza en la actualidad se deriva del instrumento aparecido a comienzos del periodo Edo (1603-1868) en manos de los monjes itinerantes (komusō) de la secta Fuke del budismo Zen. Estos monjes dentro de su entrenamiento tenían tres prácticas principales: la meditación conocida como zazen, la interpretación de la flauta shakuhachi, y en algunas ocasiones la práctica de un arte marcial en el cual se utilizaba el pesado cuerpo de la flauta como arma de defensa; esto debido al peligro que representaba viajar por algunas zonas de Japón en la época.