Ramillete de flores o colección de varias cosas curiosas (Madrid, Biblioteca Nacional, Ms 6001 (Ant. Q. 231)), es un pequeño manuscrito que contiene una antología poética y que incluye diez obras para vihuela de finales del siglo XVI.
Constituye una de las pocas fuentes manuscritas para vihuela que se han conservado.
El tamaño del manuscrito es de 23 x 17 cm.
Fue copiado en el año 1593, siendo por tanto, 17 años posterior al último de los libros publicados para vihuela: el libro conocido como El Parnaso (1576), del compositor Esteban Daza.
El que esta fuente sea muy posterior a las otras conocidas, hace presuponer que todavía a finales del siglo XVI, la vihuela era un instrumento popular y que posiblemente han existido otras colecciones manuscritas similares a ésta.
Por el tipo de letra de algunas anotaciones se cree que procede de la Real Biblioteca.
En el XVIII fue encuadernado de nuevo y sus hojas renumeradas, ya que por aquel entonces ya se habían perdido 10 de sus folios, entre ellos, el folio número 275 donde estaba escrita la primera diferencia sobre la «Pavanilla».
En el proceso de encuadernación, el volumen fue guillotinado.
El guillotinado dejó intacto el texto literario pero afectó de forma importante a la parte musical, por lo que las obras requieren un trabajo de reconstrucción en su transcripción.
El volumen se conserva actualmente en la Biblioteca Nacional de Madrid.
La encuadernación actual es probablemente de finales del siglo XIX o principios del XX.
En esta época, el volumen era ya conocido por los especialistas en literatura, pero no por los musicólogos.
La primera noticia que se tiene de él, en el aspecto musical, se debe a José Romeu Figueras en su libro sobre el Cancionero de Palacio, donde alude a sus obras musicales en tablatura.
Fue esta cita la que llevó al musicólogo Juan José Rey Marcos (también conocido como Pepe Rey) a consultar el ejemplar y publicar en 1975 un estudio y transcripción en su libro Ramillete de Flores, música española del siglo XVI, para vihuela, laúd o guitarra, dando a conocer el manuscrito en el terreno musical a partir de entonces.
El manuscrito contiene 10 obras, de las que 6 son diferencias, 2 son fantasías, una es un tiento y la restante un Pange Lingua sobre la melodía española.
Cuatro de las obras son anónimas y las restantes son de los siguientes compositores:
López – Fue un músico del duque de Arcos, según refiere Juan Bermudo en su libro Declaración de Instrumentos Musicales publicado en 1555.
Fabricio – De origen italiano. Posiblemente se trate de Fabrizio Fillimarino, laudista y guitarrista napolitano de la segunda mitad del siglo XVI.
Francisco Páez – Es un músico completamente desconocido
Luis de Narváez – Vihuelista muy conocido autor de Los seys libros del Delphin.
Mendoza – Seguramente Juan Andrés de Mendoza, hidalgo de Huesca, «extremado en cantar, tañer y danzar».
Los compositores pertenecen a varias generaciones.
Como el manuscrito fue copiado en 1593 y Los seys libros del Delphin de Luis de Narváez fue publicado en 1538, se puede estimar que las obras fueron compuestas durante un espacio de unos cincuenta años.
En palabras del musicólogo John Griffiths: «El descubrimiento a cargo de Juan José Rey en 1975 de obras incluidas en una antología poética, Ramillete de flores (1593), conservada en la Biblioteca Nacional de Madrid, fue uno de los primeros, y doblemente importante: una fuente muy posterior a las que se conocían hasta entonces y un repertorio que hacía especial hincapié en los estilos de la interpretación y no en los arreglos polifónicos o las fantasías.
Junto con las incorporaciones manuscritas de la copia de Viena de la Silva de sirenas de Enríquez de Valderrábano, y otra pequeña colección descubierta en Simancas y publicada por Antonio Corona-Alcalde en 1986, estas obras han ampliado los horizontes de la práctica de la vihuela en España en el siglo XVI y nos han ayudado a entender las publicaciones como la dimensión formal de una práctica multidisciplinar y de varias facetas».
En este enlace se puede consultar el manuscrito
Yo hace años que tengo una Teoría» personal, que he comentado con amigos, pero nunca en un blog o foro público, pero ahí va por si alguien con el poder necesario estuviese interesado:
¿Nadie ha intentado escanear con maquinaria como lso escáneres de infrarrojos que usan los restauradores de artes plásticas en palimpsestos y pergaminos, o documentos sobre el soporte que sea? Estoy seguro, bueno, esa es mi hipótesis, de que igual que se descubren trazos y hasta dibujos bastante terminados ocultos en los cuadros cuando se escanean con infrarrojos, rayos X y qué sé yo cuáles otros métodos, se encontrarían cantidad de textos no sólo musicales, en millones de manuscritos antiguos de todo el mundo y en todas lenguas.
Hala, les «regalo» la idea por el bien de la cultura y la recuperación del patrimonio antiguo, jeje.