Las ventajas de emprender estudios musicales son muchas… que duda cabe.
Estudiar música ayuda a que se formen conexiones alternativas en el cerebro, un factor que además permite que mejore el rendimiento cognitivo en otros ámbitos, aparte del musical.
Además, una reciente investigación señala que las clases de música pueden convertirse en una de las mejores inversiones para la salud cerebral del futuro y compensar la pérdida cognitiva propia del envejecimiento.
La música es una actividad placentera que, además, puede ser muy relajante.
Los beneficios de la música para los niños
La música tiene el don de acercar a las personas.
El niño que vive en contacto con la música aprende a convivir de mejor manera con otros niños, estableciendo una comunicación más armoniosa.
A esta edad la música les encanta. Les da seguridad emocional, confianza, porque se sienten comprendidos al compartir canciones, e inmersos en un clima de ayuda, colaboración y respeto mutuo.
La etapa de la alfabetización del niño se ve mas estimulada con la música.
A través de las canciones infantiles, en las que las sílabas son rimadas y repetitivas, y acompañadas de gestos que se hacen al cantar, el niño mejora su forma de hablar y de entender el significado de cada palabra.
Y así, se alfabetizará de una forma más rápida.
La música también es beneficiosa para el niño cuanto al poder de concentración, además de mejorar su capacidad de aprendizaje en matemáticas.
La música es pura matemática.
Además, facilita a los niños el aprendizaje de otros idiomas, potenciando su memoria.
Con la música, la expresión corporal del niño se ve mas estimulada. Utilizan nuevos recursos al adaptar su movimiento corporal a los ritmos de diferentes obras, contribuyendo de esta forma a la potenciación del control rítmico de su cuerpo. A través de la música, el niño puede mejorar su coordinación y combinar una serie de conductas.
La música mejora el rendimiento académico
El estudio de la música mejora el aprendizaje de lectura, lengua (incluidas lenguas extranjeras), matemáticas y rendimiento académico en general.
Aprender música ofrece otra serie de beneficios a nivel psicológico y social:
Ayuda a mejorar la capacidad de concentración.
Los jóvenes que tocan algún instrumento, o que cantan en un coro, aprenden a trabajar en equipo, lo que fomenta valores como la cooperación y la solidaridad.
Un estudio reciente probó la participación activa.
Es decir, evaluaron el efecto de las clases de música en las puntuaciones de Coeficiente Intelectual de los alumnos.
El estudio mostró que los que recibieron clases de música tuvieron un aumento general en el CI global. (No es de extrañar)
Una docena de razones por las se debería estudiar música
1. Desarrollo de la psicomotricidad
Para tocar un instrumento lo primero es conseguir que suene ya sea soplando, frotando un arco, pulsando una tecla o rasgando una cuerda. Una vez conseguido esto, el siguiente paso es dar “forma” al sonido y tocar notas concretas accionando los mecanismos necesarios. Todo ello mientras se lee la partitura. Un ejercicio de psicomotricidad de lo más completo.
2. Competencias en idiomas
Esa partitura de la que acabamos de hablar contiene instrucciones precisas sobre el ritmo, la altura, la duración, la velocidad, el carácter y la técnica precisa para tocar las notas; expresadas solamente con lineas, puntos, y algún que otro símbolo. Es como aprender a leer otro alfabeto, de la misma manera que si aprendemos ruso, griego o mandarín. Pero vamos más allá: la música tiene frases, sintagmas (semifrases) y palabras (motivos) que dan sentido al discurso musical, un auténtico sistema sintáctico que da coherencia a la música. Mientras aprenden música mejorarán su aprendizaje en conceptos propios de las lenguas y las competencias necesarias para aprehenderlas.
3. Pensamiento lógico
Especialmente en los primeros cursos -en los que se asimilan e interiorizan los conceptos básicos de la música-, las matemáticas y la lógica son fundamentales para comprender e interpretar el ritmo. Por eso, estudiar música desarrolla el razonamiento lógico-matemático y estructura los mapas mentales.
4. Pensamiento múltiple
Además de la psicomotricidad que mencionábamos para tocar el instrumento, hay que tener en cuenta que las notas deben sonar con la duración, afinación, intensidad, ritmo e intención que se nos pide en la partitura. O que nos pide el director. O nuestro compañero de atril. O todos a la vez.
5. Sensibilidad artística
Por encima de cualquier requerimiento técnico la música es un arte. Siendo así, tocar un instrumento desarrolla la creatividad a través de la experimentación, canaliza la exteriorización de los sentimientos y fomenta el desarrollo del criterio artístico.
6. Capacidad de autoescucha y reflexión
Es evidente que para dominar un instrumento hay que escuchar lo que se está tocando, analizarlo y corregir lo que sea necesario. Con el tiempo, el hábito de escucharse a uno mismo va más allá del instrumento y con ello el análisis y la reflexión de lo que nos decimos a nosotros mismos.
7. Empatía y habilidades sociales
Además de escucharse a sí mismo, para poder tocar en grupo es imprescindible escuchar a los demás, por lo que se desarrolla la empatía. Si el grupo es grande, como una banda o una orquesta, también se desarrollan las habilidades sociales necesarias para relacionarse con los demás miembros.
8. Educación en valores
Tocar con solvencia un instrumento no es fácil ni rápido. Requiere trabajo constante, esfuerzo y perseverancia; unos valores que la inmediatez de nuestro acelerado mundo parecen haber olvidado. Al mismo tiempo, tocando en público deberán superar sus miedos.
9. Autoestima
Los pequeños avances que día a día experimentará serán una fuente de satisfacción que gratificarán todo el esfuerzo invertido. A medio plazo el control sobre el instrumento será mayor, con lo que también crecerá la motivación y el perfeccionismo; al cabo de los años podrá mirar atrás y ver que ha merecido la pena y todo ha sido posible gracias a sí mismo.
10. Serán más responsables y cuidadosos
A excepción de los instrumentos más grandes (piano, órgano, clave, arpa, percusión, contrabajo…), cada estudiante utiliza su propio instrumento, tanto en el estudio personal como en clase. Los instrumentos musicales son delicados y por tanto requieren cierto cuidado en su manipulación y mantenimiento; en otras palabras: un instrumento necesita que seamos responsables y cuidadosos con él.
11. La casa será más alegre
Vale, un estudiante repitiendo hasta la saciedad la misma pieza (que encima suena desafinada) puede llegar a cansar, pero hay que reconocer que siempre da alegría a la casa (o al bloque de pisos, o a la calle entera…).
12. Queda muy bien en las celebraciones familiares
La escena de los más pequeños amenizando la velada con sus instrumentos es un clásico. Ellos contentos de demostrar lo que son capaces de hacer y los mayores babeando de verlo. Entrañable.
En definitiva, estudiar música es un ejercicio de los más completo, que ayuda a los más pequeños a desarrollar sus capacidades intelectuales, sociales y personales mientras se divierten. ¿Qué más se puede pedir?
¡¡¡No hubo equivocación alguna!!!. La Música es felicidad….. ¡¡¡La Música salva!!!!.
Muy interesante.