Se suele decir que la escritura es uno de los grandes inventos de la humanidad.
Un invento trascendental, sin duda, que ha influido de manera definitiva en la evolución del ser humano.
La escritura nos sirve para preservar las ideas y los pensamientos que consideramos valiosos y nos ayuda a estructurar y organizar nuestra mente.
En el terreno de la música, la notación musical juega un papel muy similar al de la escritura: ha servido -y sirve- para hacer evolucionar el lenguaje de la música y permite que se conserven las obras de los compositores a lo largo del tiempo.
En este articulo, os invitamos a realizar un breve recorrido por algunos aspectos de la notación musical.
La notación musical en las antiguas civilizaciones
La notación musical es un sistema de escritura utilizado para representar gráficamente una pieza musical, permitiendo a un intérprete que la ejecute de la manera deseada por el compositor.
El sistema de notación más utilizado actualmente es el sistema gráfico occidental que representa sobre un pentagrama una serie de signos.
El elemento básico de cualquier sistema de notación musical es la nota, que representa un único sonido y sus características básicas: duración y altura.
Los sistemas de notación también permiten representar otras características diversas, tales como variaciones de intensidad, expresión o técnicas de ejecución instrumental.
No obstante, existen muchos otros sistemas de notación y muchos de ellos también se usan en la música moderna.
Ya la cultura hindú y la china dispusieron de un sistema de notación lógico y bastante desarrollado que, sin embargo, ha tenido una escasísima influencia sobre la nuestra.
No así la escritura de otros pueblos mediterráneos de la Antigüedad, la cual sí que ha influido en nuestro sistema de notación actual.
Procedimientos muy parecidos han sido descritos por los paleólogos en algunos escritos cuneiformes, manuscritos babilónicos y maniqueos, que, sin duda, se trata de modos de vocalización melismática (el melisma es una fórmula melódica que se suele cantar sobre una sílaba, en lugar de hacer corresponder ésta a un solo sonido).
Estos signos tienen importancia por su influencia en la posterior escritura musical bizantina, mejor estudiada.
La notación alejandrina fue distemática, es decir, no representativa de sonidos, sino de intervalos.
Las noticias que de ella sabemos son las dadas por Aristoxeno, quien dividía la octava en 24 partes.
Tanto los pueblos del Cercano Oriente como los griegos partieron de su alfabeto para la representación musical; sin embargo, esto sería pronto insuficiente para las necesidades sonoras.
Los romanos heredaron de los griegos la notación alfabética y la trasmitieron al mundo medieval, siendo Boecio el encargado de trasformar los caracteres griegos en caracteres latinos.
Hay, de cualquier manera, una falta de unidad en la notación de los primeros monasterios medievales, no imponiéndose hasta el s. XI la nomenclatura C, D, E, F, G, A, B, (do, re, mi, fa, sol, la, si) que aún persiste, en lo que al nombre de los sonidos se refiere.
Canto gregoriano
Se considera que el Canto Gregoriano alcanzó su apogeo en el transcurso del siglo VIII.
La música no siempre estaba escrita y la tradición se perdía.
El repertorio, tan rápidamente transmitido, se alteraba.
Las piezas nuevas fueron tan numerosas que se impuso la necesidad de ponerlas por escrito.
Hasta entonces se procedía de la manera clásica, aún usual en Oriente.
El cantor enseña, los alumnos escuchan, repiten y solos la recuerdan con esta memoria milenaria de las civilizaciones en escritura.
Todo esto había que encomendarlo a la memoria de los cantores quienes no tenían ayudas musicales, excepto algunas marcas sobre el texto que indicaban simplemente cuándo la melodía subía o bajaba.
Por supuesto, la conservación de los cantos, encomendada únicamente a la buena memoria hacía que se encontraran en peligro de desaparecer.
Todo cambió cuando el repertorio fue más abundante y se llenó sobre todo de obras compuestas y ya no adaptadas a los antiguos esquemas.
Para representar la melodía sobre el pergamino, se utilizaron signos parecidos a los acentos del lenguaje: los neumas.
Signos aislados al principio, sirven en los manuscritos para anotar precisamente las obras nuevas que el cantor teme olvidar.
Este es el caso de algunas obras del siglo IX.
Inicialmente la notación musical servía como ayuda-a-la-memoria para quien ya tenía una idea acerca de cómo debía sonar.
No se pretendía que la Notación fuera «científicamente» precisa.
El concepto de que se puede cantar una melodía solo leyendo correctamente la música (sin necesidad de haberla escuchado anteriormente) es algo relativamente muy nuevo.
Los ejemplos más antiguos de notación musical en la Europa Occidental fueron escritos más como anotaciones para los textos que se cantaban.
La notación y su contexto
Los primeros intentos de notación musical tienen más de dos mil años de antigüedad -se han encontrado restos arqueológicos con caracteres musicales de la época de los sumerios (aprox. 2600 a. C.)-, sin embargo, como vamos a ver a continuación, nuestro sistema de notación moderno posee poco más de cuatrocientos años.
Para darnos cuenta de la importancia del desarrollo de la notación musical debemos saber que antes de su invención la música solo se podía transmitir de manera oral; esto suponía una enorme limitación a la hora de memorizar una gran cantidad de melodías y dificultaba que la música de una región pudiera conocerse en otros lugares.
La notación musical, por tanto, no solo ha servido para hacer evolucionar la complejidad y riqueza del pensamiento musical sino que, además, ha ayudado a transmitir y difundir la música de los compositores más allá de su contexto, tiempo y tradición.
A continuación, haré un repaso por los tres tipos de notación musical más empleados en la actualidad.
Como podréis ver, la notación musical no siempre está asociada a la música clásica.
También se han desarrollado sistemas para dar respuesta a las necesidades de la música moderna, del Jazz o de los métodos pedagógicos para principiantes.
1. La notación occidental moderna, la más completa
La notación musical moderna, la que se enseña en las escuelas de música y los conservatorios, nace a mediados del siglo IX d.C. con el canto gregoriano.
En sus inicios los símbolos que se empleaban eran muy rudimentarios y recibían el nombre de neumas.
No sería hasta el siglo XVII cuando la notación musical alcanzaría su forma definitiva, prácticamente igual a la que tenemos ahora.
Este tipo de notación es el más completo y efectivo para representar ideas musicales complejas.
La partitura moderna contiene todos los elementos necesarios para la correcta interpretación de la música:
El pentagrama: es el conjunto de cinco líneas y cuatro espacios sobre el que se escriben las notas musicales
La clave: es el símbolo que se coloca al principio del pentagrama y que nos indica el nombre de las notas y el lugar que ocupan en el registro.
Las notas musicales: indican la altura (agudo o grave) según su posición en el pentagrama (arriba o abajo) y la duración de las mismas (corchea, negra, blanca, etc..)
El tempo: indica la velocidad con la que se debe interpretar la música.
La armadura: indica la tonalidad de la pieza.
El compás: viene expresado por los dos números que se colocan al principio de la partitura.
La articulación: indica la manera en la que hay que tocar el instrumento para resaltar las ideas musicales (sonidos ligados, sueltos, más marcados, etc..)
La dinámica: indica la cantidad de sonido (volumen) que hay que producir en cada momento: P significa piano (es decir, suave), F, forte, PP, pianísimo, muy suave, etc..
2. El cifrado americano, ideal para improvisar
El cifrado americano, también conocido como cifrado inglés o anglosajón, es un sistema de letras en el que cada letra del alfabeto (de la A a la G) se corresponde con una nota musical.
De este modo tenemos que: la letra A equivale a la nota La; B=Si, C=Do, D=Re, E=Mi, F=Fa, G=Sol.
Pero, además, podemos encontrarnos con partituras en las que las letras van acompañadas por números (F6, D-7, G-7, C7, etc…).
En este caso, lo que representa el cifrado americano no son sonidos individuales sino acordes completos.
Este tipo de notación se utiliza para expresar la armonía de una canción de forma abreviada.
Por eso, es habitual verlo en partituras de música moderna.
El problema del cifrado americano es que no refleja ni el ritmo exacto ni la disposición de las notas del acorde.
Pero esto, que podría ser un inconveniente desde el punto de vista de la escritura tradicional, se convierte en una ventaja cuando lo que se desea es que el intérprete pueda improvisar, como es el caso de la música Jazz.
3. La tablatura, para los que no saben leer música
La tablatura es una notación que representa de manera gráfica las posiciones y colocación de los dedos en el instrumento.
Es muy empleada por principiantes y es típica de la guitarra.
Como sucede con el cifrado americano, esta notación no refleja el ritmo de la música por lo que es necesario conocer la pieza de oído con anterioridad para conseguir que suene como el original.
Parte del texto ha sido extraído del fantástico blog La tabla armónica
Excelente y erudito artículo. Muchas gracias.
Excelente video de Howard Goodall y de todo el articulo en general. Felicidades. Ojalá sigan igual. Muchas Gracias!!!
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