Poco se sabe sobre su juventud, aunque existen varias historias, todas están mal documentadas.

La más famosa de ellas cuenta que fue raptado tres veces a causa de la singular belleza de su voz.

Orlando di Lasso, conocido también como Roland de Lassus o Roland de Lattre, nació en Mons, actual Bélgica en 1532 y murió en Munich en 1594).

Fue un autor prolífico y versátil que dejó una producción que supera las dos mil composiciones y que incluye todos los géneros de su época, tanto profanos como sacros, desde la misa hasta la chanson profana en varios idiomas, pasando por el motete latino, himnos, madrigales y villanescas.

Cultivó con especial dedicación la música sacra al final de su vida, cuando ocupaba el puesto de maestro de capilla de la corte de Munich.

Sus primeros pasos en el mundo de la música los dio como niño cantor en su localidad natal.

En 1544, con sólo doce años, entró al servicio de Ferdinando Gonzaga, al que siguió en sus viajes por Italia y Francia.

En Italia, a través de animadas relaciones con la cultura renacentista, pudo ampliar y profundizar sus experiencias artísticas, así como también madurar su formación humanística mediante el estudio de los poetas latinos y romances, entre quienes prefirió a Petrarca.

Vivió en Mantua, Palermo, Milán y Nápoles, de donde pasó a Roma; en esta ciudad fue nombrado en 1553 maestro de la capilla lateranense.

El año siguiente volvió a la patria para visitar a sus padres, que, gravemente enfermos, fallecieron antes de su llegada.

Marchó entonces, según parece, a Inglaterra y Francia, y luego se estableció durante algún tiempo en Amberes, donde publicó en 1555 el primer libro de Madrigales y las piezas de Villanescas, Canciones francesas y Motetes a cuatro voces.

Esta última obra, de la que el mismo año aparecieron otras dos ediciones, lleva ya los indicios de un arte maduro; sus características más admirables son el vigor lozano y la riqueza de la expresión, siempre regida y dominada por una lógica necesidad poética que da lugar a un armónico desarrollo del conjunto.

La excelente acogida de sus obras propició que un año más tarde fuera aceptado en la corte del duque Alberto V de Munich, primero, hasta 1563, como tenor, y después como maestro de capilla.

Gracias a la ilustre protección de este príncipe, Munich se había convertido en el mayor centro cultural y político de Baviera; allí proseguiría su fecunda actividad de compositor hasta su fallecimiento.

La obra de Orlando di Lasso, que, junto con la de Palestrina, señala el pleno y esplendoroso refinamiento de la tradición polifónica del siglo XVI, es una de las más amplias y conocidas.

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