Nos vamos a remontar, si me lo permites, a épocas antiguas para escuchar una música muy bella.

Pero lo importante de esta música es que es nuestra, y por tanto tenemos que conocerla y reivindicarla.

Puede resultar algo árida por el tipo de música pero es una obra impresionante que seguro que muchos ni siquiera saben que existen.

La obra pertenece al llamado Códice de Las Huelgas.

Es un manuscrito del siglo XVI que se conserva en el monasterio cisterciense de Las Huelgas en Burgos, lugar de clausura de monjas.

Probablemente fue mandado copiar por una abadesa.

Su música se inscribe dentro del llamado «Ars antiqua» y es e único manuscrito de polifonía medieval que se conserva en el lugar en el que fue creado.

Está formado por 170 folios con piezas que van de los siglos XII al XIV.

Son conductus, motetes, órganum y secuencias.

No todas las piezas son en realidad polifónicas sino 145 (de las 179 que contiene).

Son obras que también se conservan en otros lugares con lo que es posible inferir que gozaban de cierta popularidad. Evidentemente, para su correcta interpretación deben emplearse solo voces femeninas.

Hoy te traigo una pieza del códice titulada O gloriosa Dei genitrix.

Se trata de un conductus a dos voces (aunque hay quien piensa que es un motete).

Las dos voces dialogan y se entremezclan en este canto mariano.

Como puedes observar, hay un importante virtuosismo en la obra, lo que prueba que las monjas de Las Huelgas debía ser avezadas en el canto, con unas voces capaces de ejecutar con éxitos los amplios melismas de la obra.

Una pieza que, una vez salvada la supesta aridez del canto medieval, llenará tu espíritu de reminiscencias no solo marianas sino medievales, antiguas, y ser consciente de que estamos en presencia de algo verdaderamente dirigido al espíritu.

La interpretación es esta pieza se debe al conjunto Sequentia.

Escrito por Pepe Gallardo (PeriodistaDigital.com)

El Códice de Las Huelgas

El Códice de Las Huelgas, conservado en el monasterio burgalés cisterciense del mismo nombre, fue copiado a principios del siglo XIV.

Higinio Anglés, uno de los primeros musicólogos que abordó su estudio sistemático y transcripción, llegó a la conclusión de que había sido escrito para el servicio litúrgico en dicho monasterio.

Al respecto, es necesario aclarar que los monjes cistercienses se habían distinguido por el rigor con que llevaron a la práctica el principio de austeridad en los cantos del oficio divino, cuyas melodías incluso se modificaron para aumentar su severidad, en un proceso paralelo que es perceptible en la arquitectura de sus iglesias y monasterios.

Sin embargo, Las Huelgas es un monasterio femenino, distinguido por muchos privilegios reales, y desde su origen estuvo destinado a convertirse en panteón de los reyes de Castilla.

Por otra parte, al escribirse el códice polifónico han transcurrido ya casi dos siglos desde los comienzos de la observancia cisterciense mientras que la abadesa había conseguido ciertas prerrogativas eclesiásticas de exención de los prelados; asimismo, la relación del monasterio con la corte era muy estrecha, no sólo por la frecuente estancia de los reyes en él, sino porque muchas de las monjas eran de familia noble y en él se albergaban también doncellas de alta alcurnia que no llegaban a hacer profesión monástica.

Así, sabemos que en 1257 el monasterio estaba integrado por 100 monjas, 40 conversas y otras tantas doncellas nobles.

En los actos litúrgicos más solemnes podía participar incluso una capilla.

El Códice de Las Huelgas es un documento de primera categoría para conocer la práctica del canto polifónico en España, y especialmente en Castilla.

Su notación lo sitúa entre los más importantes manuscritos de la época conservados en Montpellier, Bamberg y Turín.

Su contenido varía algún tanto de otros de la misma época, y hace de él uno de los más ricos.

Posee, en efecto, un conjunto de organa tanto del Proprium como del Ordinarium de la misa, prosas, secuencias, motetes, conducii, y una serie de plantos y cantos monódicos de diversa índole.

A ellos hay que añadir un Credo perteneciente al estilo del ars nova.

En resumidas cuentas, el Códice de Las Huelgas es un libro de cantos votivos, como tantos Troparios y Prosarios, para días más solemnes, o para ocasiones especiales.

Todas las piezas, salvo quizá los tropos de Benedicamus domino, que en ciertas ocasiones también podían cantarse al final de la misa o de la hora canónica que precedía a la misa, pertenecen a cantos del Gradual, y no del Antifonario, esto es, debían interpretarse en la Misa y no en el Oficio divino.

Este, al seguir el rito monástico, probablemente debía acomodarse a la observancia cisterciense, la cual, como hemos dicho, había reformado severamente los cantos.

Aunque algunas piezas del Códice de Las Huelgas se encuentran también en otros manuscritos, muchas son propias.

Existe el organum según el estilo más primitivo de la Escuela de Notre Dame con las notas del tenor prolongadas pero las piezas de este tipo no son abundantes, siendo más frecuentes aquellas en las que la voz principal y la organal realizan un dibujo contrapuntístico, como en los únicos casos de organa de Gradual que tenemos en el Códice, Omnes de Saba, que no tiene paralelos en otros códices, y Propter veritatem.

Fuera de estas limitadas piezas de organum, el resto lo constituyen conducti y motetes.

Los conducti son numerosos.

En el Códice aparecen con diversos nombres, Conductus, Prosa, Benedicamus, etc.

Poseen todos la forma anteriormente definida de conductus, puesto que la voz principal es invariablemente un tropo.

Pero la voz organal se desarrolla en dos estilos diferentes, como un organum tradicional, con una melodía muy larga para cada nota de la voz principal, produciéndose la forma intermedia antes señalada, o como un conductus sencillo de carácter más o menos silábico.

El Códice contiene una buena colección de motetes: buena parte de ellos están también representados en otros manuscritos como Montpellier, Wolfenbüttel, y Florencia, pero otros son específicos del de las Huelgas.

Unos y otros pertenecen a la última etapa del ars antiqua y su técnica polifónica no posee aspectos relevantes respecto a la de las obras contenidas en otros códices.

Por Pepe Gallardo

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