[La enseñanza musical en la Catedral de México durante el periodo virreinal]

«Con la llegada a América en 1492, la Corona de Castilla inició un proceso de colonización que incluyó la fundación de ciudades y el establecimiento de diversas instituciones religiosas y civiles para controlar los territorios recién descubiertos.

Entre las primeras destacaron por su importancia cultural y educativa las catedrales que, al igual que las ciudades, se construían y organizaban según el modelo castellano.

La Catedral de México, como el resto de catedrales hispanoamericanas, importó la estructura básica y los fundamentos organizativos de las catedrales de la España peninsular.

En el ámbito musical, el seguimiento del modelo español se materializó en la creación de un coro de capellanes encargado de interpretar el canto llano bajo la dirección del sochantre; una capilla de música integrada por cantantes e instrumentistas y dirigida por un maestro de capilla; y un colegio de niños infantes o seises destinado a la formación musical de los más jóvenes». – (Javier Marín López: PDF )

Manuel de Sumaya

Manuel de Sumaya, o Zumaya, (Ciudad de México, c.1680 — Oaxaca, 1755), fue un compositor, organista y director de coro mexicano, que suele ser considerado el representante más prolijo del barroco musical en el continente americano y posiblemente el más famoso de entre los compositores mexicanos del periodo colonial de Nueva España.

Fue maestro de capilla de la Catedral de México desde 1715, en sustitución de Antonio de Salazar. Años más tarde pasó a la Catedral de Oaxaca, donde ocupó igualmente el magisterio de la capilla musical.

Escribía el musicólogo Aurelio Tello: «Manuel de Sumaya, el compositor novohispano más notable de la primera mitad del siglo XVIII, estuvo activo en la antigua Antequera de Oaxaca, después de haber sido maestro de capilla en la catedral de México por casi un cuarto de siglo. Nació hacia 1680 en la ciudad de México.

La suya fue una carrera musical íntegramente catedralicia. En 1690 ingresó en la capilla musical de la catedral de México como mozo de coro o seise.

En 1694 el deán recomendó que Sumaya fuera asistido con 30 pesos y un salario anual de 50 o 60 pesos mientras tomara lecciones con el organista titular de la catedral don Joseph de Idiáquez, estudiara composición con Antonio de Salazar y asistiera a los servicios de la catedral cuando fuera necesario.

En 1708 escribió «El Rodrigo», drama que se representó en el Palacio Real de México para celebrar el nacimiento del príncipe Luis Fernando. Poco después el cabildo lo escogió como ayudante del maestro de capilla.

El 1 de mayo de 1711, se representó en el Palacio Virreinal la ópera escrita por Sumaya «La Parténope», en honor de Felipe V, basada en el libreto de Silvio Stampiglia [ésta fue la primera ópera mexicana, y la segunda compuesta en América, tras «La Púrpura de la Rosa» de Tomás de Torrejón y Velasco (1644-1728)].

Para 1714, era organista mayor, y en 1715 ganó el concurso de oposición para el magisterio de la capilla de la catedral de México.

En 1739 Sumaya aceptó la invitación del obispo Montaño para irse a Oaxaca, pero sólo hasta 1745, el cabildo de la catedral de Oaxaca acordó sobre «[…] la quedada en esta ciudad de el Maestro Don Manuel de Sumaya para la enseñanza de los Niños seises, composición de Música y cuidado de los músicos para el maior divino culto […]».

Entre 1745 y 1755, Sumaya dirigió la capilla musical de la catedral de Oaxaca, alcanzando un inusitado esplendor. Componiendo, enseñando, dirigiendo, hizo de Oaxaca uno de los centros musicales más notables de la Nueva España. Murió el 21 de diciembre de 1755.

En su obra está plasmada la modernidad de la era borbónica, manifiesta a través del nuevo lenguaje tonal, de la incorporación de arias y recitativos, del empleo de instrumentos de cuerda (violines, violas, cellos) y de nuevos alientos (clarines, oboes), del uso de formas híbridas como las cantadas a solo, del tratamiento de la policoralidad».

Disfrutemos algunas obras de Sumaya, conservadas en el Archivo Musical de la Catedral de Oaxaca, en México:

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ALBRICIAS MORTALES – Manuel de Sumaya (c.1680 – 1755).
(Villancico de Navidad. «Archivo Catedral de Oaxaca», México).

LETRA:

Albricias mortales
que viene la Aurora,
y la noche triste
parte vergonzosa.

¡Oigan, oigan, oigan!,
que las aves cantan
con voces canoras,
y a su luz saludan
que despiertan sombras.

¡Oigan, oigan, oigan!.
El ruiseñor diestro
dulcemente entona,
que esta Aurora bella
los males mejora.

¡Oigan, oigan, oigan!.
Que entona un jilguero
con voz sonorosa,
que el sol de justicia
en la Aurora asoma.

¡Oigan, oigan, oigan!.
Que el cielo y la tierra,
los mares y rosas,
hombres, peces, aves,
este Oriente encomian.

[Coplas]

1. La noche fue muy pesada,
mas corrida y vergonzosa,
viendo a esta Aurora de gracia,
con tantas luces se asombra.

2. Si Eva fue la noche triste
que al mundo causó congojas,
aquesta Aurora es la causa
del día feliz que se logra.

3. En el reloj de esperanzas,
siglos se volvían las horas
a los padres, mas ya el día lo trae
tan sagrada Aurora.

4. Ya se sosegó la lucha
de Jacob, pues que se asoma,
esta Aurora que las paces
anuncia de la discordia.

El villancico «Albricias mortales», para la Asunción de la Virgen, discurre en estilo policoral, donde la presencia del clarín le da a la música una luminosidad festiva.

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ANGÉLICAS MILICIAS – Manuel de Sumaya (c.1680 – 1755).
(Villancico a la Virgen (a 8). «Archivo Catedral de Oaxaca», México).

Intérpretes: Coro Ciudad de la Alhambra – Ensemble Elyma.
Director: Gabriel Garrido.

Imágenes: Pintura Barroca Mexicana (Cristóbal Villalpando).

LETRA:

Angélicas milicias,
celestiales escuadras
que del monarca
del imperio sacro,
guardáis el divino
soberano alcázar.
¡A las armas, a las armas!,
que la más hermosa y pura
Reina triunfante,
a la altura sube
a coronarse grata.
Y así cada cuerda
y el eco sonoro
de clarín y caja,
aplauden sus glorias
con dulces estruendos
de bélicas salvas.

[Coplas]

1. Hoy que la divina Reina
de las jerarquías altas,
sube a poseer la corona
del imperio de la gracia.

2. Hoy que por Madre y Señora,
el siempre eterno monarca
del celestial sacro trono,
gloriosamente le aclama.

3. Justo es, paraninfos bellos,
que dicha tan soberana,
celebréis con reverentes
dulces sonorosas salvas.

El villancico «Angélicas milicias» a 8 voces con violines, oboe, violoncello, viola y bajo continuo, ejemplifica de manera clara los nuevos elementos que incorporó Sumaya a la música de la Nueva España: el estribillo es cantado a dos coros, pero las coplas están confiadas a las voces solistas.

El conjunto instrumental tiene también una concepción policoral: el oboe y el cello dialogan con el resto de las cuerdas de la misma manera que lo hacen los coros.

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CELEBREN, PUBLIQUEN – Manuel de Sumaya (c.1680 – 1755).
(Villancico a siete voces en dos coros, violines y bajo continuo. «Archivo Catedral de Oaxaca», México).

Intérprete: CHANTICLEER – Director: Joseph Jennings.
Imágenes: Fotografías de Pedro Meyer (México).

LETRA:

[Estribillo]

Celebren, publiquen,
entonen y canten,
celestes Amphiones,
con métricos ayres,
las dichas, las glorias,
los gozos, las paces,
con q’hoy a su Reyna
la corte flamante
recibe gloriosa,
admite gozosa,
y aplaude triunfante.
Y al elevarle la Angélica milicia,
a dichas, a glorias,
a gozos, a paces,
cada cual reverente la espera,
deseoso en su clase,
por Pura, por Reyna,
por Virgen, por Madre.

[Coplas a Dúo]

[1]
Las tres altas jerarquías,
en fiel controversia amable,
amorosos solicitan
a la que sube triunfante.

[2]
Los Seraphines alegan
q’en su coro ha de quedarse,
pues si a ellos toca amar,
en amar es Mar de mares.

[3]
Cada querubín porfía,
su plenitud admirable,
que esta Ave, de gracia llena,
que está de gracia llena.

[4]
Los Mercurios soberanos,
del Cielo nuncios brillantes,
exclaman que aquesta Aurora
anunció al mundo las paces.

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ALEGRES LUCES DEL DÍA – Manuel de Sumaya (c.1678 – 1755).
(Cantada de Navidad. «Archivo Catedral de Oaxaca»).

Intérprete: Chatham Baroque.
Imágenes: «Pueblos Mágicos de México»: San Cristóbal de las Casas (Chiapas – México).

LETRA:

[Aria]

Alegres luces del día
que siempre campáis tan bellas,
alumbrad con alegría
todo el cielo y las estrellas.

[Recitado]

Mirad que ya en campaña
se ve un Infante de valor armado:
y una y otra montaña,
que el mar le riza con semblante ayrado,
romper valiente espera
hasta los lindes de la azul esfera.

[Seguidillas]

Herodes el primero
es quien le acecha,
siendo tormenta mucha,
esta tormenta.
Porque la nave
surca en contrarios vientos,
mares de sangre.

Valeroso en las ondas,
nunca naufraga:
porque ha echado en los riesgos,
el pecho al agua,
con tal denuedo,
que aún entre contrarios,
le salva un leño.

Los temporales vence
con su constancia,
sirviéndole un madero
de firme tabla,
donde se acoja,
para vencer en ella
Tartáreas tropas.

Gana el pendón y el triunfo
de la batalla,
porque es amor su escudo,
la Cruz su espada,
y entonces logra
ver a sus pies postradas,
altas coronas.

Hacia el siglo XVIII, el estilo italiano de composición estaba muy en boga en Europa, y su influencia se sintió con fuerza también en las Américas.

Los compositores del Nuevo Mundo comenzaron a adoptar el estilo ‘concertato’ más italianizante, utilizando técnicas de ópera y en ocasiones añadiendo dos violines al ensamble.

Varios músicos italianos emigraron hacia América en el siglo XVIII. Compositores nacidos en Italia, tales como Roque Ceruti e Ignacio de Jerusalem, llegaron a tener puestos importantes en Perú y en México respectivamente, y enseñaron a compositores nativos que escribieron en un estilo italiano similar.

Manuel de Sumaya fue el primer maestro de capilla nativo en las catedrales de Oaxaca y Ciudad de México. Su cantata de Navidad «Alegres luces del día», conservada en el Archivo de la Catedral de Oaxaca, muestra elementos del nuevo estilo italiano, con un ‘aria da capo’, recitativo, y adición de violines al conjunto instrumental.

También conserva elementos del estilo español, con cuatro repeticiones de seguidillas hacia el final de la pieza.

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Enlaces:
wikipedia
http://palabradeclio.blogspot.mx/2010/07/manuel-de-sumaya-en-la-catedral-de.html

Escrito por Camilo López García

12 comentarios en «MANUEL DE SUMAYA (c.1680 – 1755): Esplendor en las catedrales de la Nueva España»
    1. De hecho, su raza es desconocida. Pero se cree que para obtener el puesto que tenía debía de ser criollo ó hijo mestizo de familia influyente que convenció al párroco de registrarlo en el libro de españoles.

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