Sus ojos desprenden bondad, y sus dedos arrancan dulces melodías a la viola.
Es el intérprete y director de Hespèrion XXI Jordi Savall.
Su último concierto en las Drassanes de Barcelona (el 20 de abril) volvió a seducir con músicas de Siria, Israel, Marruecos, Turquía, Grecia y Armenia.
Un diálogo dedicado a la paz, sobre la que él mismo hace esta reflexión:
«Veinte años después de permitir la destrucción sistemática de Sarajevo y la masacre de miles de bosnios inocentes, asistimos al martirio del pueblo sirio.
El mal absoluto es todavía lo que el hombre inflige al hombre.
El arte, la música y la belleza ¿pueden salvar al hombre de este mal?
Palabras cargadas de razón, maestro.
Eva Romero Sanfeliu
La viola da gamba es tan sentimenal, tan humana y Jordi Saval le dá vida.Toque lo que toque todo es perfecto .Disfruté con «sus musicas»muchisimo.