Uno de más extraordinarios directores de orquesta de todos los tiempos –aunque él hubiese detestado una denominación así-, ha fallecido esta mañana en Bolonia a los 80 años.
Director musical durante años de la Filarmónica de Berlín y de los prestigiosos Teatros de La Scala de Milán o la Staatsoper de Viena, Abbado fue nombrado senador vitalicio de Italia el pasado 30 de agosto y decidió destinar su sueldo a la Escuela de Música de la pequeña localidad de Fiesole (centro), en su último gesto para promocionar la música.
Descendiente de una familia de músicos (su padre era violinista y profesor de conservatorio y su madre pianista), Claudio Abbado (1933-2014) estudió piano en el Conservatorio de Milán con su padre Michelangelo Abbado y con Carlo Maria Giulini.
Debido a sus condiciones de salud, el maestro italiano había cancelado hace una semana el concierto que tenía previsto ofrecer el 18 de febrero en Bari.
Massimo Biscardi, consejero artístico del director, recordó a la sazón que Abbado llevaba desde septiembre sin dirigir «por un periodo de convalecencia que, por desgracia, proseguirá durante unos meses».
Abbado logró superar ya una vez un terrible cáncer de estómago que le había acorralado.
Tan difícil fue, que sonó a despedida el Réquiem de Verdi en la Pascua de Salzburgo de 2002.
Pero el milanés salió de aquello y siguió dirigiendo mucho tiempo más, como si la vida le hubiera regalado una prórroga para seguir mostrando esa sabiduría musical que ejercía de enlace entre otro tiempo y el presente.
»Para todos soy Claudio.« Con estas palabras se presentaba Claudio Abbado ante la Orquesta Filarmónica de Berlín…
Con esta invitación a llamarlo por su nombre de pila, Abbado dejó claro de inmediato que sus métodos de trabajo eran diferentes de los de su más distante predecesor, Herbert von Karajan.
La época Abbado supuso realmente un nuevo rumbo desde una perspectiva tanto personal como artística.
A lo largo de su larga carrera musical, Abbado recibió numerosos premios y reconocimientos, como la Legión de Honor de Francia o la Gran Cruz de Italia.
El maestro italiano, que cumpliría 81 años el próximo verano, provocaba reverencias allá por donde iba.
Os dejamos los conciertos de Brandenburgo (1-6) dirigidos por el gran Claudio Abbado.
Requiem aeternam dona ei domine, et lux perpetua luceat ei. Requiescat in pace.
una pena
Requiem aeternam dona ei domine, et lux perpetua luceat ei. Requiescat in pace.
Descanse en paz.
sit terra tibi levis
¡Grandísimo director! Descanse en paz
¡Joder, Qué palo me he llevado! Sabía que estaba enfermo, pero pensé que nunca moriría.
¡Hasta siempre Maestro!
Me ha sorprendido… Maestro irrepetible y un firme defensor del apoyo a las orquestas y a la enseñanza musical de base
DEP Maestro…
Riposa In Pace