Es un nombre que rebota y sale a flote en cualquier parte del mundo que se hable de música antigua occidental, entendida esta la que cubrió la etapa que va del Medioevo al Barroco.
Su cualidad de intérprete excepcional se hace acompañar por una tenaz y profunda labor investigativa que lo lleva a rastrear manuscritos y partituras olvidadas.
Una labor fonográfica impresionante, a un promedio de cinco títulos por año en las tres últimas décadas y la fundación del sello Allia Vox, lo hizo merecedor del Premio de Honor Cubadisco.
No digo yo si eran elevadas las expectativas para escuchar al músico catalán, considerado entre los mejores ejecutantes de la viola da gamba de nuestra época, en el VI Festival Leo Brouwer de Música de Cámara.
El maestro cubano lo anunció ante el público que sobrepasó la capacidad de la Basílica Menor de San Francisco y asistió en la Plaza aledaña al concierto mediante una pantalla: “Voy a presentarles al misterio Jordi Savall”.
Como antecedente, en una edición anterior del festival ya había dejado su huella Savall desde el cine, con la banda sonora de la película Todas las mañanas del mundo (Francia, 1991), de Alain Corneau, con Gerard Depardieu, que versa sobre los célebres violagambistas franceses Sainte Colombe padre (¿1640-1700?) y Marin Marais (1656-1728).
Justo una pieza de Marais, quien por cierto fue uno de los músicos más favorecidos en la corte de Luis XIV, le dio título al concierto, Les voix humaines.
En los últimos años bajo ese lema Savall se ha estado presentando en diversos escenarios con resonantes y reiterados éxitos.
En aproximadamente hora y media Savall recorrió la historia del instrumento como si fuera en un carpenteriano viaje a la semilla, con un primer bloque dedicado a la música alemana del siglo XVIII, con muestras de Karl Friederich Abel, de quien se dice fue el último gran violagambista europeo; Johannes Schenck; y una allemande de Johann Sebastian Bach escrita originalmente para violonchelo, el instrumento que a la postre determinó la caducidad temporal de la viola da gamba, hasta su rescate durante la pasada centuria.
A continuación un Savall melancólico, transido por la memoria de su compañera en la vida y la música Montserrat Figueres, sacó las más sentidas notas líricas, o de tono dolente, de obras como Les pleurs (Las lágrimas), y Fantasía en rondó, de los Sainte Colombe padre e hijo, respectivamente.
En el centro, Les voix humaines escoltada por un preludio de Demachy y las exultantes Muzettes, del propio Marais.
Savall consigue que el instrumento suene como una pequeña orquesta, extrayendo una vigorosa paleta de posibilidades sonoras.
Cambio de geografía y un nuevo salto en el tiempo, el repertorio inglés de los siglos XVI y XVII ofrece otra cara del instrumento, con afinaciones diferentes y una mayor cercanía al tañido de los cordófonos pulsados de la época.
A golpe de arco y pellizcos el oído se divierte con las marchas del soldado y violagambista Tobias Hume y descubre las amables sutilezas célticas en el Manchester Gamba Book, recuperado por Savall y datado aproximadamente en 1640.
Cualquier parecido con la actual country music norteamericana no es pura coincidencia.
Como tampoco es casual —téngase en cuenta el tráfico europeo inicial con las tierras del Nuevo Mundo— el aire de familia entre los sones jarochos y las tonadas espirituanas con lo mostrado por Savall al interpretar, apoyado por la eficaz colaboración del guitarrista español Ricardo Gallén, músicas aún más antiguas: una trovada popular bretona sin autor atribuido y una gallarda napolitana de Antonio Valente de principios del siglo XVI.
Después del encantamiento ante la magistral lección habanera de Jordi Savall, el misterio se devela.
El violagambista cree en la música como pasión y no como mera interpretación históricamente documentada.
Dicho con sus palabras, “la música es un medio de comunicación universal y su significación e importancia no está determinada por los criterios de evolución del lenguaje, sino por el grado de intensidad expresiva, riqueza interior y la humanidad que ella aporta”.
Escrito por Pedro de la Hoz | Granma.cu
Para los que venimos de la música folclórica, la interpretación de la música barroca de Savall es una fuente constante de inspiración.
Gracias