Sé que no abundan las mujeres por aquí, pido perdón pero el hecho se debe a que no ha habido demasiadas mujeres compositoras.
Pero estamos hoy de enhorabuena porque contamos con una y con una composición bellísima.
¿Te apetece disfrutarla?
Viene hoy a acompañarnos Chiara Margarita Cozzolani (1602-1676-78), compositora italiana nacida en Milán.
Era también una extraordinaria cantante y de alguna forma simboliza el culmen y posterior ocaso de las mujeres patricias milanesas.
Estuvo, como era habitual, recluida en un convento pero eso no le impidió componer ya que era lo habitual.
Ella perteneció al milanés de Santa Radegonda, adquiriendo el nombre de Chiara.
Parece ser que fue maestra di cappella de uno de los dos coros del monasterio.
Sus motetes para voz sola publicados en 1640 son suficientes para colocarla en el centro de la música milanesa de mediados del XVII.
Compuso unas vísperas a gran escala y conciertos.
En todos se aprecia el buen hacer de Cozzolani, siempre al tanto de las tendencias nuevas pero siempre también dando lo mejor de ella misma en obras que deberían ser mucho más conocidas.
Su producción se estancó debido a sus otras ocupaciones entre las que estaba ser abadesa y priora, y luego en ciertas cuestiones con el arzobispo que la mantuvieron ocupada.
Toda una maestra a seguir de forma obligada.
De esta mujer te propongo disfrutar de su motete Concinant linguae.
Pertenece a su colección titulada «Concerti sacri» publicada en 1642 y está compuesto para voz femenina y bajo continuo.
Se trata de, podemos decir, un catálogo de todas las alabanzas posibles a María.
Esta obra se ha encontrado en algún manuscrito francés y ha sido atribuida a Carissimi.
Como puedes comprobar, en esta obra apreciamos de forma intensa el estilo de nuestra maestra, con esa atención a la voz, llena de contrastes y de sensualidad, tan propia de la música italiana.
Sin embargo, es de destacar también la religiosidad y devoción de esta intensa obra mariana.
La interpretación es de Jennifer Lane (alto), David Tayler (tiorba) y Hanneke van Proosdij (órgano).
Escrito por Pepe Gallardo para AeternaChristiMunera
Debo cantar de aquello de lo que no hablaría
Curioso título para una composición impresionante.
Es de perogrullo decirte que mujeres compositoras ha habido siempre, a lo largo de la historia.
Si tienes afición por la música antigua y te pregunto que me digas qué nombre de compositora más antigua podrías decirme es posible que te venga a la mente el de Hildegard Von Bingen.
Hoy te traigo también a otra mujer de épocas remotas a la que, evidentemente, llamarla compositora es demasiado…
Pero escucharemos su música.
Te presento a la que se conocía como la Comtessa de Dia (fl. c. 1175 o c. 1212), trobairitz provenzal del siglo XII.
Aparece en los documentos solo así como condesa de Dia y ello se debe a que es probable que fuese hija del conde Isoardo II de Dia, localidad francesa.
También es muy posible que su nombre fuese Beatriz.
Eso de trobairitz significa que era una mujer trovadora.
Fue esposa de Guillermo de Poitiers aunque no se sabe quién fue este.
Tuvo relación com Raimbaut d’Aurenga (que murió en 1173).
Solo se conservan cinco obras suyas: un tenso y cuatro canciones, de las cuales una se conserva con música (la que te ofrezco hoy), que por otra parte es la música música que se conserva de una mujer trovadora.
Sus poemas tienen una métrica muy elaborada, muchas veces con repetición de varias frases y motivos cadenciales.
Esas piezas son muy similares a las que se conservan de sus contemporáneos.
Como digo, te traigo la única composición melódica suya titulada A chantar m-er de so.
El texto está en lenguaje occitano y se encuentra en la colección llamada Le manuscript di roi, una colección del hermano del rey Luis IX.
Habla sobre el amor no correspondido pero que de forma incansable nunca deja de buscarse.
Repite el ritmo de cada frase en estrofas llamadas «coblas singulars» y en esta composición la condesa usa motivos del idilio segundo del poeta Teócrito.
La interpretación es de Montserrat Figueras (soprano) y los conjuntos La Capella Reial de Catalunya y Hespèrion XXI dirigidos por Jordi Savall.