Pepe Gallardo | Hoy estamos de enhorabuena porque viene a esta humilde revista música compuesta por una mujer.
Mujeres compositoras hay y ha habido muchas y muy buenas pero cuesta escuchar su música porque la música antigua ha sido territorio de hombres.
Me gusta de vez en cuando traerte la de alguna compositora para disfrutar de su música y comprobar cómo en muchos casos unas cuantas notas salidas de la mano de una mujer supera a muchos pentagramas de muchos hombres.
Te presento a Lucrezia Orsina Vizzana (1590-1662), compositora italiana nacida en Bolonia.
Tenía una deliciosa voz y tocaba también el órgano.
En 1598 entró en el convento camaldulense de Santa Cristina de Bolonia y es probable que allí aprendiese música con su tía Camilla Bombacci.
Grandes compositores dedicaron impresionantes obras para este monasterio pero la música de Vizzana se dedicó a obras más modestas, para solos o duetos con acompañamiento del continuo, con clara influencia del stile moderno y toda la retórica que este conlleva.
Le gustaban las disonancias suspendidas, el estilo declamatorio, la juxtaposición cromática de acordes y otras técnicas que pudo aprender de, por ejemplo, obras de Monteverdi.
Su música religiosa estaba indudablemente ligada a los días importantes del monasterio, especialmente dedicadas a Cristo como redentor y esposo.
A partir de 1620 comenzó a reflejar cuestiones políticas. Su convento estuvo enfrentado a la curia diocesana durante muchos años y parece ser que eso fue la causa de que Vizzana perdiese la cabeza y dejase definitivamente de componer.
Disfrutemos de su motete O, Magnum Mysterium, para voz y continuo en un estilo favorito de ella.
Curiosamente esta obra siempre se asocia a la Navidad ya que forma parte de los maitines de ese día pero Vizzana la relaciona con la Pasión.
Por tanto, estamos en presencia de otro texto de autor desconocido.
Ese debe interpretarse de forma meditativa y grave excepto por el aleluya final.
Está compuesta en dos partes y Vizzana representa ese misterio en forma de notas largas y cromatismo pronunciado.
Todas las características que te enumeré antes están presentes y destaca la forma en que Vizzana yuxtapone acordes. Solo en el aleluya final la declamación se hace más movida y el tono es de una luminosa esperanza.
La interpretación es de Cristina Radu (soprano), Steffen Schlandt (órgano) y Stefan Neagoe (chelo).
Escrito por Pepe Gallardo para AeternaChristimunera