Autor tanto de música sacra como de profana y tanto de piezas vocales como instrumentales, exhibe a lo largo de su obra una imaginación y calidad muy superior a la de sus colegas contemporáneos.
Nacido en 1543, trabajó para la corte prácticamente toda su vida, después de ejercer diez años como organista de la catedral de Lincoln, su ciudad natal.
Parece que su catolicismo fue tolerado por la reina Isabel, a la sazón adalid de la Reforma e impulsora de la persecución de los papistas en las islas.
Según el musicólogo Stanley Sadie no consta que sufriera represalias por profesar su fe católica a lo largo de su vida; por contra, el músico y escritor William Mann afirma que sí que fue perseguido, aunque no aporta más información al respecto.
En cualquier caso, Byrd supo jugar bien sus cartas y mantener contentos a todos: escribió numerosas piezas religiosas para la iglesia anglicana pero también compuso obras para familias católicas.
Sobre esto último, cuenta en su haber con tres misas en latín y motetes para la celebración del oficio.
Para la iglesia anglicana escribió servicios y anthems, el equivalente inglés a los motetes, que constituye un género autóctono británico muy popular a comienzos del siglo XVII.
A menudo se asocia la obra de William Byrd con un tono lastimero y tristón, sin embargo, con los años su obra, tanto la religiosa como la profana, se fue haciendo cada vez más alegre y dinámica.
Es curioso que cuanto más mayor más alegre cuando lo habitual es lo contrario.
Su obra laica es igualmente importante, a pesar de que no compuso ningún libro de madrigales, como acostumbraban los compositores ingleses algo más adelante.
Se argumenta que en la época más prolífica de composición de Byrd el madrigal italiano todavía no se había popularizado en las Islas Británicas.
No obstante, los expertos definen muchas de sus piezas como “muy madrigalianas”, dado que utilizó en sus canciones un contrapunto fluido e intrincado.
Publicó tres libros, dos volúmenes de «Psalms, Songs and Sonets», en 1598 y 1611, y otro titulado «Songs of Saundrie Natures» en 1589.
En ellos expone un collage de piezas y estilos que da lugar a una obra variada y diversa.
Finalmente, William Byrd destacó también en la música instrumental, especialmente a través del consort, un género puramente británico, en el que un grupo de instrumentos desarrollan variaciones sobre una melodía (por cierto, también existen consorts acompañados de voz).
Muchas de estas melodías “tuneadas” procedían de canciones populares de la época o de movimientos de danzas como la gallarda o la pavana.
Murió en 1623 habiendo abierto un ancho camino que seguirían sus sucesores inmediatos: los madrigalistas ingleses.
Para mí es sin duda alguna el mejor compositor inglés de la hisrotia, ahora bien, no considero que denominarlo como el padre de la música inglesa sea adecuado, sobre todo porque es «hijo» de una serie de compositores que a lo largo de varias generaciones fueron construyendo el estilo inglés sobre el que cimentó su obra.
Abrazo.
Gracias por el comentario Mario. Efectivamente, el título incurre en el sensacionalismo, pero un blog siempre debe tener una dosis moderada de provocación, aunque sólo sea para diferenciarse de la rigidez formal de Wikipedia ;-))
En cualquier caso, y con todos los respetos, prefiero mil veces a John Dowland, aunque solamente es una opinión.
Un abrazo y felices fiestas
William Byrd es uno de los compositores de mi preferencia, en especial, por las misas a 3, 4 ó 5 voces, donde refleja lo en su forma de componer las melodías y partituras lo que sucedía en la Inglaterra protestante: la firme decisión de ser católico, su felicidad de dar a su país lo que ha aprendido, y su tristeza de ser perseguido por ser católico en comunión con la Sede Petrina.
Cuales son las obras de W.Byrd ¿?