Instrumentos, repertorios, partituras…cuadros, grabados, dibujos y hasta objetos cotidianos relacionados con la música renacentista podrán verse desde el próximo miércoles en el Museo Nacional del Renacimiento de Francia.
No es un museo cualquiera. Écouen es un espléndido castillo del siglo XVI, situado a tan solo 20 kms. al norte de París, y rodeado por la verdísima naturaleza de la región.
Es la primera exposición dedicada al Renacimiento en la música.
Un periodo situado entre la música medieval, que ocupó cerca de ocho siglos y la Barroca, hoy tan conocida por los melómanos.
El siglo XVI vio nacer a grandísimos compositores europeos como Josquin des Près, Lassus, Goudimel…o Tallis y nuestro Tomás Luis de Victoria.
Sus trabajos, -comenta el comunicado de prensa de la muestra-, «conducirían al nacimiento de la ópera, pudiendo considerarse a Orfeo de Monteverdi la conclusión del Renacimiento y primera obra del Barroco».
La música que acompañaba a los príncipes
Más allá del divertimento, la música, elemento esencial de toda buena educación como contaba Baldassare Castiglione en su Libro del Cortesano (1528) acompañaba a los príncipes incluso en sus actos de gobierno.
La exposición destinada a todos los públicos -iniciados o no- relaciona las disciplinas para devolver a la música al primer plano que ocupaba, en «el corazón de la civilización», durante el Renacimiento.
Los niños, por ejemplo, jugaban un papel primordial durante el oficio religioso católico en el que interpretaban las voces agudas junto a los varones que proporcionaban las voces graves.
Las mujeres, excluidas de los coros de iglesia, no dejaban por ello de participar en el arte musical. Actuaban por ejemplo en las fiestas cortesanas.
Desde finales del siglo XV, este arte conoció evoluciones importantes: auge de la práctica instrumental, evolución formal y técnica de los instrumentos, profesionalización de los músicos que recorren las cortes europeas y difusión de las obras gracias las a las partituras que han comenzado a imprimirse.
El pensamiento reformista suscita nuevas relaciones de la música, la transforma en profundidad favorece la práctica amateur.
Música hasta en los cuchillos
Instrumentos muy de moda en los medios aristocráticos y burgueses, como la espineta, la viola o el laúd -que pueden verse en la muestra- se tocaban se tocaban en la intimidad de los hogares.
Además de una amplia gama de instrumentos como los citados, los visitantes podrán descubrir los repertorios de la época, las condiciones materiales de la práctica musical así como su «papel social, simbólico y político» gracias a un centenar de obras reunidas.
Entre ellas, partituras, tratados, instrumentos musicales, pinturas, grabados dibujos u objetos artísticos tan curiosos como los diecinueve cuchillos prestados por el Louvre. No se sabe exactamente cual era su función en la mesa. Pero sus inscripciones nos hablan de la importancia de la música y la religión en los rituales de la mesa renacentista.
El color de los mangos remite a momentos diferentes del año litúrgico; así el negro para la Pascua.
Cada uno lleva inscrita música diferente. Y en todos puede leerse la siguiente leyenda: «Que Dios, triple y uno, bendiga los alimentos que vamos a tomar».
La muestra Un air de Renaissance (La musique au XVI siècle) abre sus puertas este miércoles y hasta el 6 de enero de 2014.
Ver galería de imágenes aquí.
Fuente: RTVE.es