Una de las mayores preocupaciones que tienen los músicos al viajar en avión es el de poder llevar el instrumento a bordo con el equipaje de mano.

Para la mayoría no sólo forma parte del trabajo, sino también de la vida misma, con lo que lógicamente le dan un valor especial más allá de lo material.

Todos los músicos sufren si tienen que facturar sus instrumentos como equipaje normal, ya que piensan que acabará seriamente dañado por los golpes de carga y descarga, por las idas y venidas por las terminales del aeropuerto, por aplastamientos con otras maletas, o simplemente por las temperaturas y presiones extremas en la bodega del avión.

La separación del instrumento, casi siempre se convierte en un trauma.

Las restricciones para los equipajes son muy severas y casi siempre el estuche de un violín, una viola o una trompa, sobrepasan las medidas máximas que las compañías establecen para los bultos de mano que se pueden llevar en la cabina.

Hace muy pocos días hemos visto como dos violinistas se quedaron en tierra en el aeropuerto internacional Douglas de Charlotte, Carolina del Norte, cuando la tripulación les comunicó que sus violines no estaban permitidos en cabina.

Zachari De Pue y Nicolas Kendall volaban para tocar en un Festival en Arkansas.

«Literalmente, nos dejaron en la pista», señaló Kendall, preguntando «¿son peligrosos los violines?».

La compañía que operaba el vuelo, US Airways, señaló que en su página web cuáles son las normas:

«Los instrumentos musicales se permiten como equipaje de mano siempre que se acojan a unas determinadas dimensiones para que puedan trasladarse de forma segura».

Los violinistas colgaron en YouTube un vídeo una vez tuvieron que abandonar el avión, informa la web de Ibermúsica.

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