En el siglo XVIII recalaron en la España borbónica numerosos músicos italianos gracias sobre todo a las estrechas relaciones políticas entre ambos países.
Luigi Boccherini es sin duda unos de los ejemplos más notables de esta inmigración musical, que aunque nacido en Lucca, vivió más años de su existencia en nuestro país que en el suyo de origen.
A pesar de que sus orígenes son humildes, Luigi estudia música en su ciudad natal y en Roma y sigue profesionalmente los pasos de su padre que era violonchelista y contrabajista.
Ya de adolescente era un intérprete notable y un compositor destacado e intentaba obtener un trabajo en alguna de las cortes europeas, como Viena o París, aunque no tuvo éxito en el empeño y se estableció en Milán.
En esta ciudad a los veintitrés años monta un cuarteto de cuerda con Nardini, Manfredi y Cambini.
En el verano de 1768 Boccherini y Manfredi llegan a España para buscar suerte como músicos cortesanos siguiendo el consejo del embajador español en Francia.
El propósito original era formar parte de la Real Capilla, pero en vez de entrar al servicio del rey Carlos III lo hicieron de su hermano pequeño, don Luis Antonio de Borbón.
Don Luis era un amante de las artes, bastante más que su regio hermano, un coleccionista y un amante de la naturaleza.
Pero además de coleccionar monedas y pájaros, parece ser que también era dado a coleccionar amantes, puesto que además de la sensibilidad artística que profesaba, mostraba no poca sensibilidad hacia la belleza femenina.
En este estado de cosas, Carlos III, con el objeto de matar dos pájaros de un tiro, publicó un edicto estableciendo que si un infante se casaba con una mujer que no fuese de sangre real perdía los derechos al trono.
Acto seguido obligó a Luis Antonio a casarse con Josefa Valabrega, una aristócrata, pero ajena a la realeza.
Con esto consiguió dejar libre la línea sucesoria para su hijo, el futuro Carlos IV, y además acallar la reputación de mujeriego de su hermano.
Don Luis abandonó su palacio de Boadilla del Monte a las afueras de Madrid y tras recorrer varios destinos acabó estableciéndose en la localidad abulense de Arenas de San Pedro, en concreto, en un palacio neoclásico construido por el arquitecto Ventura Rodríguez en un monte rodeado de pinares.
Luigi Boccherini acompañó al infante en su exilio.
Durante los ocho años que vivió en dicha localidad, el italiano compuso cerca de un centenar de piezas, de cámara y orquestales.
No hay duda de que el músico padeció una intensa nostalgia de la vida en la corte que le llevó a componer en 1780 el Quintettino en do mayor, La Musica Nocturna delle Strade di Madrid Op. 30 Nº6 (G324), La música nocturna de las calles de Madrid, un breve conjunto de piezas o mini suite.
La obra retrata las noches de la corte con su bullicio, el sonido de las campanas de las iglesias, los bailes en los que se divertían los jóvenes en los barrios, y finalmente, la Ritirata o toque de queda a medianoche, invitando a cada vecino a volver a casa.
Lo vivo y colorido de la pieza pone en evidencia lo que debía echar de menos Boccherini el ambiente madrileño en su retiro rural.
Resulta curioso que le escribió a su editor de París conminándole a que esta pieza no fuese publicada fuera de España porque, a su juicio, “non possono gl´uditori giammai comprenderne il significato, né gli esecutori sonarlo come deve essere sonato”.
Sin conocimientos de italiano parece que queda claro que consideraba que nadie que no hubiese vivido el ambiente madrileño de la época podría comprender, e incluso interpretar correctamente, la partitura del Quintettino.
Boccherini permaneció en el pueblo de Ávila hasta la muerte de don Luis en 1785, momento en que regresa a Madrid donde residirá hasta su propio fallecimiento, que tiene lugar el 28 de mayo de 1805.
A pesar de que su fama en Europa crecía poco a poco, su situación económica fue muy desigual en estos veinte años y su sustento dependía de la generosidad de sus mecenas y protectores.
Una última curiosidad: el musicólogo y compositor Ramón Barce creyó identificar a Luigi Boccherini en el cuadro que pinto Francisco de Goya de la familia del infante don Luis de Borbón.
El pintor aragonés, amigo personal del hermano del rey, le visitó en su destierro castellano en los veranos de 1783 y 1784, pintando en dichas ocasiones tanto el retrato de familia como retratos individuales de distintos miembros de la misma.
De acuerdo con la tesis de Barce, Luigi Boccherini sería la figura vestida con librea que aparece en el cuadro colectivo.
La verdad es que comparándola con otros retratos que han llegado hasta nosotros del músico italiano, puede que estuviese en lo cierto.