El programa del XII Festival de Música Antigua de Alarcos, está marcado por la conjunción de la celebración del IV Centenario de la edición de la II Parte de El Quijote, en este año.
Y, como tal celebración, son muchas las alusiones a la música en tiempos del insigne caballero.
Para empezar, la frase del titular está incluida en el Capítulo XXXIV de la II Parte de El Quijote.
“[…] -Señora, donde hay música no puede haber cosa mala. -Tampoco donde hay luces y claridad -respondió la duquesa.” (II, 34).
“[…] -Menester será que se le ponga el laúd, que sin duda don Quijote quiere darnos música, y no será mala, siendo suya.” (II, 46).
A lo que replicó Sancho: “Luz da el fuego y claridad las hogueras, como lo vemos en las que nos cercan, y bien podría ser que nos abrasasen, pero la música siempre es indicio de regocijos y de fiestas”.
La música está presente en el texto de El Quijote de formas muy diferentes, con funciones diversas.
Las referencias a los instrumentos musicales son constantes: chirimías, vihuela, laúd, harpa, atabales, atambores, guitarra, trompetas, cornetas, cuerno, albogue, churumbela, dulzaina, rabel, sacabuche, zampoña…
Por todo ello, no es difícil imaginar la abundancia, la riqueza y la diversidad de versiones musicales surgidas a partir de la lectura del texto.
Esta diversidad también se manifiesta en las versiones cultas: óperas, sinfonías, ballets, canciones, y en los autores: Purcell, Caldara, Martín, Minkus, Telemann, Philidor, Paisiello, Puccini, Salieri, Mercadante, Mendelssohn, Massenet, Manuel de Falla, Halffter, Turina, Strauss, Rubinstein, Ullmann, Rodrigo, Guridi, Ravel…
Una muestra mínima podría incluir músicos e intérpretes: Parchís, Joan Manuel Serrat, Juan Pardo, Julio Iglesias, Jacques Brel, Estela Raval, Rocío Durcal, Mago de Oz, Brujería, Los Cinco Latinos, Inti Illimani, sin olvidarnos de El hombre de la Mancha, o la serie infantil de José Romagosa …
El grupo Eanes
Volviendo a nuestro grupo ‘Eanes’, nació a finales de 1994, y es una de las formaciones más veteranas en el panorama musical ciudadrealeño, y una de las pocas especializadas en música antigua.
Esta veintena de años avalan este ‘ensemble’ especializado en el repertorio renacentista, con instrumentos réplica de modelos y diseños de la época: vihuela, laúd renacentista, viola de gamba, flautas barrocas…
El concierto del lunes presentó una veintena de piezas de diversos autores como Juan del Enzina, Antonio de Cabezón, Cancionero de Palacio, piezas sefardíes, castellano-mudéjares, y otras de autor anónimo de los siglos XVI y XVII.
Una atmósfera perfectamente ideal creada en el interior del santuario, gracias a la cuidada ejecución instrumental del grupo ‘Eanes’, y al limpio y excelente timbre y dicción de la soprano Noemí.
Aunque también a los oficios del pseudorapsoda Manuel que, entre pieza y pieza musical, iba desgranando fragmentos del Quijote, y características de las composiciones que se iban escuchando.
Una velada completa en la que se interpretaron temas harto conocidos como ‘Tres morillas me enamoran’ o ‘Más vale trocar’, con la misma justeza y profesionalidad que lo harían los mejores especialistas venidos de fuera.
En Alarcos no pudo haber cosa mala, gracias a la magistral interpretación del grupo ‘Eanes’.
Eso es que no había transistol
«The man that hath no music in himself,
Nor is not mov’d with concord of sweet sounds,
Is fit for treasons, stratagems, and spoils.»
Shakespeare, The Merchant of Venice (V, i, 83-85)
Bueno. D. Miguel tuvo la suerte de no sufrir el martilleo constante de la música de ritmos clónicos, basada en la misma progresión de unos acordes que, además, quedan aderezados con unas letras que hacen apología del consumismo desbocado, la dependencia emocional en las relaciones, la cosificación de la mujer y ensalzamiento de los comportamientos del «macho» alfa, la violencia gratuita, la discriminación racial/sexual/étnica/religiosa/… En definitiva, la lista de artistas que degeneran ese descubrimiento maravilloso que es la música cada vez es más gorda. Una lástima. Eso sí… A palabras necias… ¡Oídos sordos! Saludos.
«Donde música hubiere, cosa mala no existiere». Y no lo dijo Cervantes, que lo dijo Don Quijote 😀