Desde tiempos inmemoriales, la música forma parte de la vida del ser humano y, desde los primeros instantes, lo acompaña de muchas maneras hasta el final de su vida. Cada pueblo, cada sociedad y cada época la incorpora de maneras muy diferenciadas en sus rituales más personales y también colectivos.
Savall inició con 6 años su formación musical en el seno del coro de niños de Igualada (Barcelona) su ciudad natal, completándola con los estudios de violoncello que finalizó en el Conservatorio de Barcelona (1964).
….Hace más de 40 años que da a conocer al mundo maravillas musicales abandonadas en la oscuridad de la indiferencia: más de 40 años que las investiga, las lee y las interpreta, con su viola de gamba o como director.
Todo un repertorio esencial devuelto a todos los que tienen los oídos abiertos.
Entregado a un instrumento, la Viola de gamba, de un refinamiento más allá del cual solamente hay el silencio… Crea un universo de emociones y belleza proyectado al mundo y a millones de amantes de la música, y que le han acreditado como uno de los principales defensores de tantas músicas olvidadas.
Y para cerebrarlo…
Durante diez días ha sonado en el Festival de Utrecht una avalancha de música creada, interpretada o editada en Venecia, cuna de la moderna imprenta musical.
Quien más, quien menos se ha centrado en un compositor, un género, un estilo o un período temporal muy acotado.
Pero Jordi Savall ha apuntado mucho más alto, como revelaba el título de su concierto: “Mil años de música en Venecia”. Ha desembarcado para ello con sus huestes al completo (Hespèrion XXI, La Capella Reial de Catalunya, Le Concert des Nations), músicos invitados y los logotipos de todas las instituciones que lo subvencionan.
Durante casi tres horas y media se sucedieron grandes dosis de reiterativo canto bizantino y piezas instrumentales y vocales de toda laya, con especial énfasis en la histórica querencia oriental de la Serenissima.
El catalán ejerció, pues, de gran patriarca ecuménico e intercultural, un hábito que le resulta muy grato vestir.
En el intermedio, el entusiasta público, jaleado por el director del festival, cantó al músico el Cumpleaños feliz por sus recientes 75 años y luego se repartieron gratuitamente 1.800 porciones de tarta con la inscripción “Savall 75”.
Jordi Savall es una de las personalidades musicales más polivalentes de su generación, sus actividades como concertista, pedagogo, investigador y creador de nuevos proyectos, tanto musicales como culturales, le sitúan entre los principales artífices de la actual revalorización de la música antigua.
No nos queda más que felicitarle y desearle muchos más años haciéndonos disfrutar de la música antigua.