Tras matar al dragón que asolaba la costa irlandesa, Don Tristán de Leonís, reclama como recompensa la mano de la princesa Iseo la rubia, la hija de los reyes de Irlanda, para su tío el rey Mark de Cornualles.
Las luchas dinásticas en su reino y las querellas por la sucesión, aconsejaban el inmediato matrimonio del rey y el nacimiento de un heredero al trono.
Días antes, el monarca había decidido que tomaría por esposa a la joven cuyo mechón de cabello, brillante como el sol y suave como la seda, había sido traído hasta su castillo por una golondrina, y Tristán, que lo reconoció como de Iseo, se ofrece a traérsela desde Irlanda.
Pero durante el viaje a bordo de la embarcación que los llevaba a Cornualles, algo hace que todo se trastoque. Un bebedizo mágico preparado para la noche de bodas por la reina de Irlanda, a fin de unir eternamente a su hija con su futuro marido, es bebido por equivocación por Tristán e Iseo, lo que hace que ambos inicien su historia de amor prohibido en ese momento
A partir de entonces, para intentar vivir su relación en plenitud, habrán de esquivar maledicencias y sortear felonías, tramar encuentros furtivos y protagonizar huidas por florestas y páramos desiertos.
Finalmente, su amor es derrotado, aunque solo aparentemente. De sus dos tumbas brotaron una viña y un rosal, que entrelazaron sus ramas verdes, racimos, hojas y rosas, en un abrazo natural, simbolizando de esta forma su unión eterna, pues ni tan siquiera la muerte había podido separarlos.
La leyenda de los amores de Tristán e Iseo, ha llegado hasta nosotros en obras fragmentarias de trovadores medievales de la época de Leonor de Aquitania, reina de Francia e Inglaterra, bajo cuyo mecenazgo floreció la lírica caballeresca a ambas orillas del canal de la Mancha a lo largo del siglo XII.
A través de la obra de Beroul de Normandía, Thomas de Inglaterra, Maria de Francia o Godofredo de Estrasburgo, conocemos las cuitas, pesares y alegrías de los dos desdichados amantes, que tienen un precedente en fuentes muy anteriores, tanto celtas como clásicas.
Los manuscritos irlandeses del siglo X del ciclo de Finn y del Ulster, recogen ya el argumento principal del relato en las historias de “Diarmaid y Graine” y “Deidre y Noise”, de la misma forma que aparece también en la trascripción que hace Ovidio del tema mitológico griego de “Píramo y Tisbe” en su “Metamorfosis”.
A partir del siglo XIII, el mito se extenderá por toda Europa, dando lugar a diferentes versiones.
De las surgidas en los países nórdicos y en Alemania, Richard Wagner se basará para componer su famosa ópera “Tristán e Isolda”.
En Italia, en el siglo XIV encontramos la danza “Il lamento di Tristano”, que hoy podemos apreciar a través de varias grabaciones discográficas.
De entre ellas, destacaría la de John Renbourn en su álbum “The Lady and the Unicorn” (Trasantlantic Records, 1970), a la que le da un interesante toque hindú con el sonido de sitar.
En España, el relato de “Tristán e Iseo” tendrá gran predicamento sobre todo en el reinado de los Reyes Católicos, popularizándose en su corte el romance castellano que a continuación os muestro.
Fue incluido en la recopilación de romances españoles “Flor nueva de romances viejos”, realizada en los años cincuenta por el gran medievalista español Ramón Menéndez Pidal:
“Herido está don Tristán
de una muy mala lanzada;
diérasela el rey, su tío,
con una lanza herbolada.
El hierro tiene en el cuerpo,
de fuera le tiembla el asta.
Tan malo está don Tristán
que a Dios quiere dar el alma
Valo a ver la reina Iseo
la su linda enamorada,
cubierta de paño negro
que de luto se llamaba.
Viéndole tan mal parado,
dice así la triste dama:
-Quien os hirió, don Tristán,
heridas tenga de rabias,
y que no halle maestro
que sopiese de sanarlas.
Tanto están de boca en boca
como una misa rezada:
llora el uno, llora el otro,
toda la cama se baña;
el agua que de ellos sale
una azucena regaba:
toda mujer que la bebe,
luego se siente preñada.
Así hice yo, mezquina,
por la mi ventura mala.”
Escrito por Ramón Fernández | Heraldo del Henares
(Imagen: Miniatura medieval del “Tristán” en prosa, siglo XV. Fotografía extraída de la “Historia de la literatura universal”, Editorial Planeta, Barcelona, 1984).
bueno…