Hace tres años tomó la decisión de su vida.
Continuar con los estudios superiores de violín.
Hacer de la música su modo de vida y convertir las partituras en su futuro profesional.
Alfonso Aldeanueva Hernández vuelve a su tierra, Toledo, en el paréntesis navideño que conceden las vacaciones universitarias para compartir su pasión por la música con el público en espacios emblemáticos de la ciudad, como la Capilla de San Bernardino del Museo del Greco o el Convento de Santa Fe-Museo de Santa Cruz, donde se le podrá volver a escuchar este domingo a mediodía.
Seguro de sí mismo.
Este joven violinista tiene muy clara su filosofía: hagas lo que hagas se feliz.
Alfonso comparte una mañana con La Tribuna para abordar su trayectoria, su futuro y su vida recién llegado de Barcelona, donde estudia el último año del Grado Superior con el profesor Yuri Volguin.
¿Cómo llega la música a su vida?
Empecé a jugar con el violín a los cinco años, iba por casa corriendo con el violín, jugando, y a los siete me vine para Toledo a estudiar en el Conservatorio, aquí estuve diez años, hice el Grado Elemental y Medio.
Al principio es como un hobby.
Por las mañanas vas a clases al colegio y las tardes como actividad extraescolar vas al Conservatorio, pero hubo un momento en el que tuve que decidir, pensar y preguntarme: ¿qué quiero hacer a los 30 o 40 años? Y vi que necesitaba tener contacto con la música, y así tomé la decisión de enfocar mi carrera profesional a la música.
La música ha estado presente siempre en su vida.
Así es, mi abuelo es un gran aficionado a la música y toca el acordeón y mi madre es profesora del Conservatorio. La verdad que la música se ha vivido siempre en casa.
En la actualidad sigues estudiando, ahora en Barcelona, ¿en qué momento se encuentra su carrera?
Estoy en el último año del Grado Superior y termino en junio, quiero seguir estudiando, hacer Máster e intentar irme al extranjero.
¿Tiene cabida la música clásica en pleno siglo XXI o debe actualizarse?
Sí que tiene cabida, de eso no hay duda, lo único que hay que renovarla.
Tenemos una imagen de que la música clásica es para un determinado sector bajo unas pautas, incluso hay músicos que piensan esto, que hay que estar siempre en silencio, con aplausos medidos, sin interacción entre el público y el músico… se está empezando a hacer algo diferente, hay que ir por ese camino de la renovación.
¿Es cierto que un músico para vivir debe marcharse del país?
En España, a nivel musical, hay mucha actividad, lo único que se le da poca difusión e importancia.
Hay un montón de agrupaciones y músicos, y buenos.
Ahora, los músicos para poder ganarnos un puesto, un sitio o más nombre nos tenemos que marchar de España, hay que irse al extranjero porque allí el apoyo es mayor.
¿Qué faltaría en España para alcanzar ese hueco, ese reconocimiento?
En los últimos años el nivel ha subido muchísimo en nuestro país, y de actividades igual, en todas las ciudad, pero falta interés por promocionarlo, incluso interés de la población en sí.
En muchas ocasiones he tenido que responder a la pregunta ‘pero además de la música tú qué estudias’ y responder que la música es mi vida, mi profesión.
Hablaba de innovar en partituras clásicas, de avanzar en la interpretación.
En su caso, ¿cómo es el proceso de innovación que lleva a cabo?
Lo que intento es tener un sello de identidad, porque al fin y al cabo somos muchos músicos y en mi caso, muchos violinistas que podemos tocar la misma obra, el repertorio es muy amplio pero hay muchas coincidencias.
Hay que buscar la diferencia interpretativa, pero no en hacerlo mejor o peor, sino diferente a los demás, creo que todos deberíamos buscar esa diferencia para que exista un abanico amplio de oportunidades y se puede elegir entre opciones, pero repito, no en calidad, sino en gustos.
Joven, comprometido y centrado en su futuro profesional, ¿qué hace más allá de lo musical?.
En lo profesional así es, muy comprometido.
Aunque tenga contacto con personas involucradas en la música tengo parte en mi vida bien diferenciadas, y porque me dedique a la música no voy a perder.
El día a día además de estudiar tengo tiempo para estar con amigos o hacer deporte, por ejemplo, montar en bicicleta y llevo dos años metido bastante en el mundo del triatlón.
No me encierro en la música, y de hecho, aunque estudie clásica en la Universidad estamos en contacto con música antigua, moderna, jazz… e intento no centrarme solo con gente del ámbito musical, hay que desconectar, hablar de otros temas y disfrutar.
Y un consejo para aquellos jóvenes que quieran encaminar su vida hacia la música.
Que sean felices.
La felicidad es lo más importante, aunque haya que pasar mucho tiempo estudiando y sacrificado, creo que hay que buscar la felicidad, hacer de la profesión que te guste.