The Archduke’s Consort hace un recorrido musical por Italia, desde la época de los Borgia hasta la de Galileo, tratando el tema del amor en muchas de sus manifestaciones.

Este trabajo contiene canciones y piezas instrumentales italianas, desde el norte hasta el sur; desde Venecia hasta Nápoles, en un período de 150 años.

La música refleja el calor y la pasión, y, por supuesto, el anhelo y la desesperación propios de la experiencia del amor.

Arias, villanelas y frótolas se complementan con reflexiones instrumentales; con música de algunos de los mejores compositores de su época y otros menos conocidos.

En esta selección de música italiana, se han incluido algunas obras de un compositor alemán y dos compositores españoles, con el propósito de mostrar la mezcla de influencias musicales y culturales.

Los Borgia, grandes mecenas de la música y las artes, eran una noble familia española de Valencia, y conocían bien la música de Cara y Tromboncino, los dos maestros de la frottola (canción italiana ligera).

También es posible que en el desarrollo de la frótola haya tenido algo que ver el villancico, forma musical típicamente española, presente en el Reino de Nápoles, bajo dominio español durante dos siglos.

Precisamente en Nápoles y Roma estudió el compositor español, Gaspar Sanz, cuya música tiene algo del sello de sus contemporáneos italianos, aunque la Tarantela que podemos escuchar en este CD tiene un sabor claramente español.

También el gran Diego Ortiz estuvo al servicio del virrey español.

El alemán Johann Nauwach viajó a Roma para estudiar con Frescobaldi, un colega de Kapsberger, y se convirtió en parte de la extraordinaria constelación de músicos y científicos – incluido Galileo – que disfrutaba del patrocinio de la influyente familia Barberini.

Su estancia en Italia lo ayudó a convertirse en el compositor de canciones alemanas más famoso de su época, y escribió una versión de la famosa Amarilli mia bella de Giulio Caccini.

La música instrumental incluye varias piezas para laúd solo, de algunos de los más importantes laudistas de la época, como Francesco Spinacino, Francesco Canova da Milano y Girolamo Kapsperger; así como dos piezas de Diego Ortiz interpretadas aquí con el violone da gamba.

También incluimos una sonata de Dario Castello, de quien se sabe poco, pero que coincidió con Monteverdi en Venecia.

Odi, Euterpe, de Caccini, invoca a la musa de la música, para escuchar al amante cantar su ardiente deseo; esto es seguido de Non è tempo d’aspettare, una exhortación a aprovechar el día, ya que las cosas pueden cambiar en un instante, justo cuando la nieve se vuelve agua bajo el calor del sol.

Che fai tu, un dúo interpretado aquí por la cantante y el violín en lugar de dos cantantes, trata sobre los dolores de los celos que sufren los amantes mientras están separados.

Por otro lado, Per fuggir d’amor le punte, describe a un amante que deambula por el campo huyendo de los dolores del amor, y que es consolado por una canción que le recuerda cómo su amante podría salir peor parada que él.

Un tipo diferente de amor, el amor incondicional de una madre por su hijo pequeño, se representa bellamente en Figlio dormi.

Luego volvemos a los tormentos del amor, como se explora en Zephyro spira e’l bel tempo rimena de Tromboncino, a través de un texto basado en un soneto de Petrarca, que contrasta las alegrías de la primavera con el infierno del amante despreciado.

Un tono más feliz se nota en Amarilli mia bella, donde el amante le dice a su amado que no dude de él, porque su nombre está inscrito en su corazón.

A esto le sigue una celebración de alegría y felicidad: Felici gl’animi.

Volvemos a emociones más sombrías en Amoroso lontananza, donde el amante se maravilla de cómo el amor puede mantenerse tan fuerte en medio de la desesperación.

El amor no correspondido continúa en Alma mia, donde el amante llora cuando su amada lo deja, pero sabe que el brillo de sus ojos siempre arderá en su corazón.

En Si dolce è’l tormento, de Monteverdi, el enamorado dice que será fiel a su cruel amante, y termina con la predicción de que un día ella se arrepentirá y suspirará por él.

En la pieza de Obizzi, Hor che vicin mi sento, el amante reza por su amada y le pide un beso final antes de morir de amor.

Finalmente en Partenza, de Stefani, el amante se despide a regañadientes, retrasando su partida con repetidas «bona notte».

“The Archduke’s Consort” se formó en Mallorca y lo componen músicos de España e Inglaterra.

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