El artículo que José Carlos Cabello publicó en 1999 para el libreto de presentación de la ya legendaria interpretación del Ensemble Gilles Binchois bajo la dirección de Dominique Vellard en el sello Cantus (Cantus C 9624 Machaut: Messe de Nostre Dame) se ha convertido con el paso de los años en una verdadera referencia y ejemplo de artículo divulgativo.
En él, el director del sello Cantus pone en contexto una de las obras más famosas de la música medieval y desvela cómo, por qué, para qué y cuándo la compuso Machaut.
Este artículo ha aparecido traducido al inglés, italiano y francés en diversas revistas internacionales, y en esta ocasión lo traemos en su original castellano.
La Messe de Nostre Dame de Machaut: ¿para qué, para quién, por qué?
Guillelmus de machaudio . suusque Johannes frater
Sunt in loco concordio . iuncti sicut ad os crater
Horum anniversarium . es iuxta petitorium
Oratio pro defunctis . diebus sabbathi cunctis
Pro animabus eorum . amicorumque suorum
Dicetur a sacerdote . celebraturo devote
Ad Roellam in altari . missam que debet cantari
Pro quorum oratione . cum pia devotione
Ad eorum memoriam . percepimus pecuniam
Trecentorum florennorum . nuncupatorum francorum
Suis exequtoribus . pro emendis redditibus
Ad dicte misse crementum . reddituum et fomentum
In eadem presentium . solerter venientium
Hos fratres salvet Dominus . qui tollit omne facinus
Guillaume de Machaut y su hermano Jean
yacen unidos en este lugar, como la copa a los labios.
Este servicio en su memoria se realiza según sus deseos,
cada sábado una plegaria por los fallecidos,
por sus almas y por las de sus amigos,
entonada por un sacerdote que celebre devotamente,
en el altar de la Gran Rueda,
una misa que ha de ser cantada.
A cuenta de su plegaria, con pía devoción
por su memoria, hemos recibido dinero,
trescientos florines, certificados como franceses,
de sus ejecutores testamentarios, para pagar los gastos,
para el pago de la misa, los salarios y la comida
de quienes acudieran y fervientemente atendieran.
Que el Señor, que todo lo perdona,
salve a estos dos hermanos.
De acuerdo con diversas fuentes manuscritas del siglo XVIII, esta inscripción se hallaba en una placa (hoy perdida) que se encontraba sobre la tumba de los dos hermanos Machaut, Guillaume y Jean, enterrados juntos en la Catedral de Notre Dame de Reims.
Aunque el testamento de Machaut no se ha conservado, la inscripción arroja mucha luz sobre el posible origen (y destino) de una de las obras más fascinantes y misteriosas de la Edad Media: la Messe de Nostre Dame de Guillaume de Machaut.
La figura y la obra de Machaut siguen ejerciendo un poderoso atractivo sobre intérpretes y musicólogos, amantes de la música, especialistas y aficionados.
Pocos son los compradores de discos de música antigua que no tienen grabaciones de alguna de sus obras, y su nombre figura entre los más conocidos para el gran público.
Aun así, son todavía muchos los aspectos de su creación (no sólo la musical, también la poética, que a fin de cuentas fue la que le dio más renombre en su tiempo) que distan mucho de ser bien conocidos.
Y de entre todas sus obras, la más popular entre el público, la Messe de Nostre Dame, es quizás la que más interrogantes plantea.
¿Es realmente la primera misa polifónica completa de la historia de la música?, ¿cuándo fue compuesta?, ¿con qué fin?, ¿se inspiró Machaut en otras obras similares?, ¿llegó a escucharla alguna vez?
Misas polifónicas del siglo XIV
La Messe de Nostre Dame de Machaut siempre ha sido considerada como una creación de carácter singular, único: es una de las obras más largas de toda la música medieval (sacra o profana), es el ciclo polifónico completo más antiguo del ordinario de la misa (es decir, las partes de la misa que permanecen inalteradas durante todo el año eclesiástico: Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Agnus Dei e Ite missa est) que conservamos, y para muchos se trata de una pieza revolucionaria en su estilo, cuya influencia en otros compositores cambió por completo el devenir de la música en su momento.
Pero convendría tener una idea más clara de cuándo, cómo y por qué se originó, y bajo qué circunstancias, para poder disponer de una imagen mucho más precisa de su verdadera importancia.
En primer lugar, lo que realmente hace única a la Messe de Nostre Dame de Machaut es que haya llegado hasta nuestros días, que se haya conservado, y además en diversas y muy fiables fuentes documentales.
Es obvio que de momento no podemos saber si Machaut fue el primero en concebir la composición polifónica de todas las partes del ordinario de la misa como una unidad estilística y compositiva (lo más probable, desde luego) o bien si hubo otros ejemplos anteriores que no se han conservado, o que todavía no han aparecido.
Sí existen ejemplos polifónicos más antiguos de algunas de las partes del ordinario de la misa, pero éstos fueron concebidos de manera individual, no como un ciclo completo, como una unidad estilística y temática.
Además, su estilo poco tiene que ver con el de Machaut, que si de alguna manera podría decirse que “seguía una tradición” (es decir, que estrictamente hablando no creaba un estilo nuevo al componer música polifónica para los textos del ordinario de la misa), en lo puramente musical sí se apartaba de la gran mayoría de modelos existentes (o al menos de los que han llegado hasta nosotros).
Es necesario hacer notar que la polifonía en las misas del siglo XIV ha de considerarse realmente como una práctica excepcional, y no regular, lo que hace aun más valiosa la existencia de la Messe de Nostre Dame.
Si, durante el siglo XIV, algún compositor recibió el encargo de escribir (o lo hizo motu proprio) música polifónica para los textos del ordinario de la misa, el fin sería el de crear un repertorio polifónico que pudiese ser utilizado de manera general (no para ninguna ocasión en particular ni para una importante celebración eclesiástica) durante todos los días del año, siempre que el servicio litúrgico tuviese la suficiente solemnidad como para que fuese requerida la presencia de cantores de polifonía, o siempre que alguien pagase por sus servicios (y esto, en una época de guerras, destrucción, plagas y muerte, no era muy frecuente).
Como norma, los compositores escribían movimientos sueltos (un Gloria, un Agnus Dei, un Ite missa est), no ciclos completos con todas las partes del ordinario.
Esos movimientos individuales eran fácilmente intercambiables: de hecho, en los manuscritos no suelen aparecer como una compilación de movimientos para conformar una misa completa, sino que aparecen agrupados todos los Kyries, todos los Glorias, etc.
Esto desde luego no quiere decir que, excepcionalmente, algunos de esos anónimos compositores no escribieran movimientos que estaban interrelacionados entre sí: quizás no un ciclo completo con las seis partes del Ordinario, pero sí un grupo de un Kyrie, un Gloria y un Credo, por ejemplo, o el Kyrie, el Sanctus y el Agnus, como sucede en la también muy famosa Missa de Tournai.
El problema es descubrir estas interrelaciones, puesto que dichos movimientos pueden haberse conservado tan sólo en fuentes muy diferentes.
El estilo compositivo de entonces podía dividirse en tres grupos principales: el estilo “motete” (una composición basada en un tenor, con referencias politextuales) el estilo “canción” o “discantus”, en el que una voz superior ornamenta una melodía mientras otras voces más bajas le sirven de fundamento armónico; y el estilo “conductus” o “simultáneo”, en el que todas las voces se mueven en estricta o casi estricta homofonía.
Machaut hizo uso del primer y tercer grupos en su Misa: ¿por alguna razón específica relacionada con la exigua tradición existente hasta entonces? Es casi imposible contestar a esta pregunta, porque entre los movimientos aislados anteriores a la Misa de Machaut no hay ninguna correspondencia inequívoca entre una parte concreta del Ordinario y un estilo musical, aparte de la sugerida por la extensión de los textos: el Gloria y el Credo, por su longitud, son textos en los que es más fácil usar el estilo “conductus”, mientras que en los textos más cortos (Kyrie, Sanctus, Agnus Dei, Ite missa est) la utilización del estilo “motete” es técnicamente más cómoda.
Pero hay que insistir en que la tradición del siglo XIV era la de los Ordinarios monofónicos, no polifónicos.
Así pues, las razones que llevaron a Machaut a concebir una obra polifónica utilizando todas las partes del ordinario de la misa y los fundamentos de sus decisiones estilísticas no pueden explicarse satisfactoriamente apoyándonos sólo en una débil tradición o en la existencia de otros fragmentos polifónicos.
Ni siquiera en la pretendida similitud que varios especialistas han visto entre la obra de Machaut (a cuatro voces) y la Missa de Tournai (a tres voces): argumentan que, en vista de lo parecidos que resultan algunos movimientos de ambas misas, y teniendo en cuenta que la Missa de Tournai (que no fue concebida como un ciclo completo escrito por un solo compositor, ya que consta de movimientos individuales de procedencia variada) es anterior a la de Machaut, es posible que copiara en lo básico el estilo de aquella.
Pero lo cierto es que tales similitudes “específicas” se circunscriben sobre todo al Credo de ambas misas; y es verdad que se parecen tanto que es casi seguro que uno esté basado en el otro.
Seguramente es el de Machaut el que sigue las directrices del de la Missa de Tournai, pero ni siquiera esto puede darse por cierto totalmente: la Missa de Tournai se considera anterior a la de Machaut por sus rasgos estilísticos, por sus características rítmicas y por su notación, pero no se puede asegurar que lo sea con completa fiabilidad: de hecho hay movimientos de misas posteriores (incluso del siglo XV) que son muy conservadores en estilo, y que podrían haber sido considerados anteriores si es que no supiésemos con seguridad que son más tardíos.
¿Cuándo? ¿Por qué?
Para establecer la posible fecha de composición de una obra como la Messe de Nostre Dame de Machaut los musicólogos no sólo han tenido que recurrir al estudio pormenorizado de la misma (su estilo, técnica compositiva, construcción, etc), sino que han tenido que investigar a fondo los manuscritos en los que se conserva, e incluso también en los que no se conserva, comparar algunas de las características de la Misa con rasgos similares que aparecen en otras obras suyas, datar a su vez estas últimas…
En primer lugar, hay que considerar que, de los cinco manuscritos que nos han llegado de las obras de Machaut, uno de ellos, el Manuscrito C (F-Pn 1586), es el más antiguo de todos (de alrededor del año 1350), y contiene muchas menos obras que los demás, seguramente porque representaría un estadío previo del total de la obra del compositor, tal y como ha demostrado Lawrence Earp: ni la Misa ni los tres últimos motetes aparecen en este manuscrito, que sí figuran en el siguiente manuscrito de las obras de Machaut, el Manuscrito Vogüé, y en la copia de éste, el Manuscrito B (que, por el tipo de papel empleado, dataría de hacia 1372).
Así pues, ya tenemos dos fechas posibles entre las que situar la Misa: 1350 y 1372, aproximadamente.
Si además tenemos en cuenta que esta gran obra presenta ciertas similitudes con sus tres últimos motetes, a cuatro voces, como la Misa, compuestos posiblemente entre 1359 y 1361, y también con varias canciones compuestas entre 1362 y 1363, podemos suponer con cierto grado de certeza que la Messe de Nostre Dame pudo ser compuesta a principios de la década de 1360, suposición que además se vería reforzada por otro hecho cuya importancia veremos más adelante: el compositor tendría ya entonces la respetable edad de 60 años, a la que pocos llegaban durante el siglo XIV.
Si Machaut hasta entonces apenas había compuesto obras religiosas (la mayor parte de sus motetes son profanos), ¿qué le llevó a aventurarse a componer un ciclo completo sobre el ordinario de la misa?, ¿algún encargo?, ¿alguna solemnidad especial? La magnitud de la Messe de Nostre Dame, su altura técnica, su importancia estética y estilística en la historia de la música llevaron en el pasado a muchos a sugerir, ya desde el siglo XVIII, que Machaut habría compuesto la obra para su utilización durante la ceremonia de coronación del Rey Carlos V en la Catedral de Reims, el 19 de mayo de 1364.
Si bien estilísticamente las fechas encajarían, hay que tener en cuenta que el anterior monarca había fallecido el 8 de abril, con lo cual Machaut habría dispuesto de menos de seis semanas para terminar tan extraordinaria obra (a menos de que, por algún motivo desconocido, él ya hubiera resuelto comenzar un ciclo completo sobre el ordinario de la misa y aprovechara las circunstancias para presentar su obra terminando lo que aún estuviera inconcluso).
Durante todos estos años, esta hipótesis fue comúnmente aceptada, sobre todo porque, si bien no aportaba pruebas a su favor, tampoco las había en su contra.
La ocasión, la más solemne posible, parecía explicar por sí misma la hipótesis, Machaut era un personaje muy conocido, se sabe que se relacionó (quizá no en términos de amistad, pero sí de una cierta cercanía) con Carlos V, y todas las piezas parecían ajustar: la más importante obra religiosa de la Edad Media unida en su destino a una de las ceremonias más deslumbrantes de su tiempo.
Pero, si no fue éste el motivo, ¿cuál fue? Si continuamos aceptando como posible fecha de su composición los años 1360-1365, es también razonable suponer que el destino de la Misa fuera la Catedral de Reims, ciudad en la que Machaut residía.
El Manuscrito Vogüé, la más fiable fuente documental de la Misa, contiene un encabezamiento que reza: “Ci commence la messe de n[ost]re dame” (Aquí comienza la Misa de “Nuestra Señora”).
Parece lógico pensar que se refiere a la Catedral de Notre Dame (“Nuestra Señora”) de Reims, aunque cabe la posibilidad de que este encabezamiento -o título, en realidad- fuese más litúrgico que geográfico.
Quizás pudiera corresponderse con una Misa mariana, para ser cantada en alguna de las festividades de la Virgen, “Nuestra Señora”.
Podría pues tratarse de un encargo de alguna importante iglesia o catedral (de las pocas que podrían sufragar los gastos originados por la interpretación de la polifonía).
Pero, de ser así, ¿por qué sería escogido precisamente Machaut? En realidad una de las piezas que no encajarían en la hipótesis de la coronación de Carlos V es esta misma: la reputación de Machaut descansaba sobre todo en su obra poética, y no tanto en la musical, que además era principalmente profana.
En suma, que habría otros compositores quizás menos dotados musicalmente que Machaut (esto lo sabemos realmente ahora, con la perspectiva de la que disfrutamos; en aquel entonces esta aseveración sería más que discutible), pero indudablemente más familiarizados con la composición de piezas religiosas que él, y que hubieran podido haber recibido con más méritos tan improbable encargo.
Pero, ¿y si el título del Manuscrito Vogüé fuera tanto litúrgico como geográfico? En este punto de nuevo debemos invitar al lector a que vuelva al inicio de este artículo para releer la inscripción que durante siglos figuró en una placa sobre las tumbas de Guillaume y Jean de Machaut.
La conclusión es evidente: al parecer, Guillaume, al haber alcanzado ya una muy avanzada edad (alrededor de los sesenta o más años; en aquellos tiempos la esperanza de vida era mucho menor que ahora) quiso dejar su testamento musical en la forma de una misa para la Virgen, “Nuestra Señora”, que habría de ser cantada, en su memoria y en la de su hermano Jean, cada sábado en la Catedral de Notre Dame (“Nuestra Señora”) de Reims.
Y a fe que sus deseos se cumplieron, porque hasta el siglo XVIII su memoria seguiría honrándose, a juzgar por lo escrito por Weyen, el canónigo que copió no sólo el texto del epitafio que aparecía en la placa de la tumba, sino que además añadió, en francés, la explicación pertinente:
“Guillaume et Jean de machaux, tous deux freres et chanoines de l’eglise de notre dame de reims, ce sont eux qui ont fondé la messe de la vièrge qu’on chante, les samedis dans la susditte eglise, c’est ainsi qui l’en explique leur epitaphe que l’on voit sur du cuivre proche l’autel de la roëlle a la nef.”
“Guillaume y Jean de machaux, ambos hermanos y canónigos de la iglesia de Nuestra Señora de Reims; fueron ellos quienes fundaron la Misa de la Virgen que se canta los sábados en la antedicha iglesia, tal y como se explica en el epitafio que puede verse en la placa que está junto al altar de la Gran Rueda en la nave”.
La referencia a “la misa que se canta los sábados” no implicaría que en pleno siglo XVIII hubiera cantores que interpretaran la Misa de Machaut, escrita cuatro siglos antes: probablemente seguiría cantándose una misa en su memoria, pero una misa barroca, no medieval (de hecho uno de los factores que han contribuido a la conservación de la obra de Machaut es lo pronto que pasó de moda, con lo que los manuscritos que la contienen estuvieron durante mucho tiempo sin ser abiertos, y por tanto sin sufrir los daños del uso continuado).
¿Hasta cuándo se cantaría su Misa en Reims? Al menos hasta principios del siglo XV, como poco: en 1411, el capítulo de la catedral de Reims aprueba la institución de una misa en memoria del canónigo Jean de Verrier, que incluiría una plegaria por su alma, siguiendo el uso “de los sábados en la Misa cantada de la Virgen María, en la Gran Rueda, en memoria de Guillaume de Machaut, previamente canónigo de Reims…”
Así pues, todo encaja: la fecha de hacia 1360-1365, momento de extraordinaria madurez creativa de Machaut y a su vez edad suficientemente avanzada como para pensar que su muerte estaría cercana y que debería dejar su testamento musical en forma de una misa en su memoria, dedicada a la Virgen María, “Nuestra Señora”, y que sería cantada en la Catedral de “Nuestra Señora” de Reims, de la que además era canónigo.
La Messe de Nostre Dame de Guillaume de Machaut, sería, pues, una misa compuesta en su propia memoria. Él mismo sería, a la vez, el donante (es decir, quien sufragaba los gastos) y el autor.
Es más, de acuerdo con la Profesora Robertson, estas misas in memoriam a veces se celebraban ya en vida del donante, por lo que Machaut pudo haberla escuchado varias veces durante su existencia, lo que quizás le llevó a hacer algunas revisiones, tal y como sugieren los cambios que aparecen en los manuscritos A y G. Éste, pues, parece haber sido el origen (y el destino) de la Messe de Nostre Dame: honrar la memoria de su creador, Guillaume de Machaut.
Quienes estén leyendo estas líneas pueden preguntarse: ¿es tan importante saber cuándo y por qué compuso Machaut esta Misa?, ¿tienen estos factores alguna relevancia en cuanto a la interpretación de la obra? Efectivamente, son datos cruciales, y ahora veremos las razones.
¿Cómo debería interpretarse?
No queremos hacer aquí ejercicios de pretendida autenticidad, ni establecer para la posteridad ninguna verdad absoluta.
Tan sólo queremos ofrecer una visión general de los datos que actualmente poseemos en torno a cómo se pudo interpretar la Messe de Nostre Dame en tiempos de Machaut, y cuál podría ser una interpretación válida (y quizás no excluyente de otras muy distintas), que respetase las intenciones de su autor, en nuestros días.
Vayamos, pues, analizando qué elementos hubieran sido tenidos en cuenta en el siglo XIV a la hora de interpretar esta pieza.
Lo primero, y más obvio, sería decidir si, además de las voces de los cantores, se utilizarían también instrumentos que doblarían o sustituirían algunas o, en ciertos momentos, todas las líneas vocales.
Es muy poco lo que se sabe de este tipo de prácticas durante el siglo XIV.
Es cierto que en el siglo XV, en determinadas ocasiones y en celebraciones especiales (coronaciones, grandes solemnidades), a veces se usaban instrumentos durante el servicio litúrgico, sin que pueda precisarse exactamente cómo (si sonaban junto con las voces, o realizaban intervenciones aparte, o si doblaban o sustituían líneas vocales), pero no poseemos informaciones de que una cosa semejante ocurriera en tiempos de Machaut.
Sí sabemos que Machaut era un gran amante de todo tipo de instrumentos musicales, pero los menciona sobre todo refiriéndose a ellos como particularmente apropiados para la interpretación de sus canciones; hemos de suponer que la Misa suponía un caso diferente, por varios motivos.
Primero, ya hemos dado por sentado más arriba que Machaut compuso su Misa para honrar su propia memoria y la de su hermano; por lo tanto, no podemos pensar en grandes celebraciones (descartada la posibilidad de la coronación de Carlos V, planteada por vez primera en el siglo XVIII, sin aportación de prueba documental ninguna), sino más bien en ocasiones privadas, con la presencia de un reducido número de personas, contando a los celebrantes, cantores y demás asistentes al servicio litúrgico.
Recordemos que los 300 florines que dejó Machaut “para pagar los gastos y la comida de quienes interviniesen”, si bien suponían una cantidad considerable para la época, no permitirían contar con un número elevado de ejecutantes.
Segundo, también sabemos que la misa in memoriam para la cual Machaut compuso su obra se celebraría cada sábado en el interior de la Catedral de Notre Dame de Reims, concretamente ante el altar de la Virgen que se encontraba a la derecha de la entrada del coro.
Esto eliminaría la consideración de “gran festividad” u “ocasión solemne”, puesto que se esperaría que se tratase siempre de un servicio litúrgico semiprivado, desarrollado en un altar lateral; en otras palabras, que las voces de los cantores no tenían porqué oírse por toda la catedral, sino sólo en la propia capilla.
Este dato es interesante, puesto que si bien ofrece más argumentos para pensar en una interpretación con un reducido número de ejecutantes, abre las puertas a la intervención de uno o más instrumentos.
La razón es simple: el sonido de uno o pocos instrumentos y de pocas voces no llenaría el espacio físico de la catedral, pero sí se escucharía perfectamente durante la celebración de un servicio litúrgico privado en una pequeña capilla lateral, como la que fue utilizada.
Sin embargo, Michel Huglo, Jean Dumoulin y Jacques Pycke, en su investigación sobre el origen y la función de la Missa de Tournai (que, como hemos visto, sería quizás algo anterior a la de Guillaume de Machaut), han encontrado documentación que parece probar que esta Missa no era, como se pensaba hasta hace poco, una misa catedralicia (cantada por el coro de canónigos catedralicios), sino una misa votiva celebrada, sin el coro, en honor de la Virgen Nuestra Señora en un altar lateral del crucero de la Catedral de Tournai.
Esta misa votiva, para cuya celebración, al parecer, la Missa de Tournai (recordemos que está escrita a tres voces) fue compilada, o al menos utilizada, fue instituida en 1349 por Jean des Prés, obispo de Tournai, y requería la presencia de un celebrante y cinco cantores especiales, que cada año eran escogidos entre los vicariots non perpétuels (los vicarios no perpetuos) del capítulo.
Dadas las coincidencias del Credo de la Missa de Tournai con el de la Messe de Nostre Dame no parece aventurado suponer que la de Machaut estuviera pensada para fuerzas similares.
Finalmente, lo intrincado de la polifonía de la Misa de Machaut, y su complejidad rítmica, la harían mucho más apropiada para su uso en una capilla lateral, y para su interpretación por un grupo de cantores solistas (a una voz por parte) que para intentar llenar con su sonido la Catedral de Reims (que además posee una acústica más bien larga, factor que emborronaría las líneas al escuchar las voces a partir de una cierta distancia) con un conjunto de voces más amplio.
Sobre la posibilidad de que se hubiera podido utilizar un pequeño órgano, como apoyo a alguna de las voces, poco se puede aventurar.
Ciertos autores aseguran que en tiempos de Machaut había un gran órgano en la Catedral de Reims, pero su empleo como acompañamiento de un pequeño grupo de voces hubiera sido muy raro.
En primer lugar, tendría que haber estado suficientemente cerca de la Roëlle como para que se consiguiese la deseada precisión rítmica en su uso conjunto con los cantores (factor éste absolutamente decisivo en la Misa); por otro lado, su sonoridad sería completamente ajena a la producida por un pequeño grupo de cantores, y no parece aceptable que el cuidado extremo y minucioso que Machaut puso en conseguir la sorprendente sonoridad de su Misa, así como el empleo de poderosas disonancias a lo largo de toda la obra, pudiesen quedar prácticamente destruidos con la utilización de un gran órgano de catedral.
¿Y un pequeño órgano portátil? Quizás sí, quizás no: en todo caso, su utilización o no tampoco añadiría cambios radicales en el sonido de la obra, siempre que junto a él se empleara un conjunto de voces solistas (hay que imaginar que, de haberse usado, se hubiera empleado con discreción, como simple apoyo armónico o, como posteriormente se explicará, en alternancia con las voces en el Kyrie).
Como vemos, la utilización o no de instrumentos es un problema de cuando menos complicada solución, que se puede agravar más si introducimos otras variantes: aceptando, una vez más, la función de esta obra como misa votiva en honor de la Virgen, que serviría además para honrar la memoria de Guillaume y Jean de Machaut cada sábado en una capilla lateral de la Catedral de Notre Dame de Reims, ¿qué tipo de interpretación se habría escuchado en caso de haberse cantado aún en vida de Machaut? Propongamos también otras fechas suficientemente representativas: el primer sábado después de su muerte (aceptando, obviamente, y por infinidad de razones, que ninguno de sus movimientos se hubiera utilizado nunca como parte de una misa de requiem), o cualquiera de las importantes festividades de la Virgen (insistimos, una vez más, en no olvidar la doble función de la obra como misa en honor de la Virgen y misa in memoriam…)
Si realmente la Messe de Nostre Dame llegó a interpretarse en vida de Machaut, tal y como podemos inferir del trabajo de la Profesora Robertson, nosotros creemos que las condiciones no hubieran sido demasiado distintas de las de cada sábado tras su muerte: al ser la única obra de esta envergadura y complejidad en la producción de Machaut, es muy posible que él mismo utilizara esas interpretaciones previas casi como ensayos generales que servirían para sentar las bases de lo que él quería después de su muerte, y también para comprobar el funcionamiento armónico, melódico y rítmico de la obra y hacer, en su caso, las correspondientes mejoras.
El caso de una importante festividad de la Virgen ya plantea otras opciones: la catedral de Reims estaba dedicada a la Virgen, Nuestra Señora, y por ejemplo la Asunción, o la Natividad, entre otras festividades, eran celebradas con un elaborado y complejo ceremonial en el que al propio de la misa (esto es, las partes que cambian según el calendario litúrgico: Introitus, Gradual, Alleluia, Offertorium, Communio), escogido del repertorio de canto llano existente, se le añadía el ordinario cantado polifónicamente.
¿Habría sido alguna vez escogida la Messe de Nostre Dame de Machaut para semejante acontecimiento? No hay ninguna documentación al respecto, pero no deja de ser una posibilidad, lo que abre aun más las opciones interpretativas de esta obra.
Aquí sí estaríamos ante una gran celebración litúrgica (incluso aunque Machaut nunca se lo hubiese propuesto), que exigiría algunos cambios importantes con respecto a un servicio litúrgico semiprivado, no sólo en la secuencia y la interpretación de las lecturas, plegarias, versículos y responsos, es decir, las partes de canto llano, sino sobre todo en la polifonía. Ahora sí que habría que llenar todo el espacio de la catedral con el sonido de las voces, aquí sí que cantaría el coro catedralicio, y puede que incluso hubiese cabida para la intervención de uno o más instrumentos.
No cabe duda de que todo esto modificaría sustancialmente la sonoridad de la obra, quizás traicionando las intenciones originales del compositor… a menos que éste estuviera presente (bastante posible) y supervisara la interpretación, incluso haciendo algunos cambios que tuvieran en cuenta las nuevas circunstancias.
En suma, que de nuevo volvemos al origen del problema, y ninguna solución podrá ser considerada más auténtica que otras sólo por apoyarse en un elemento aislado.
No estaremos más cerca del ideal-Machaut únicamente por utilizar un conjunto reducido de voces, ni por recrear un contexto litúrgico añadiendo las partes del propio en canto llano, ni por usar o no instrumentos, ni por supuesto por grabar o interpretar esta pieza en la mismísima Catedral de Reims.
Habrá que buscar la combinación de muchos, e incluso de todos estos elementos, para así acercarse mínimamente a lo que Machaut concibió y creó.
Así de dura y desalentadora es la realidad.
¿Quiere esto decir que no es posible ofrecer una interpretación fidedigna de la Messe de Nostre Dame? En absoluto, sólo quiere decir que, a falta de hilo directo con el buen Guillaume, nadie puede arrogarse el derecho de la verdad única y de la autenticidad.
© José Carlos Cabello
¡Qué buen artículo!
¡Qué buen artículo!
una de mis misas favoritas
una de mis misas favoritas
que buenos recuerdos!
que buenos recuerdos!
Lo hemos extractado un poco pero la esencia permanece, espero que os guste!
Lo hemos extractado un poco pero la esencia permanece, espero que os guste!
Fantásticas, siempre, las notas críticas de los discos de Cantus Records. Otro de esos puntos que lo convierten en un sello tan excepcional.
Abrazo.
Fantásticas, siempre, las notas críticas de los discos de Cantus Records. Otro de esos puntos que lo convierten en un sello tan excepcional.
Abrazo.
Me alegro mucho de que las cosas vayan marchando y que además escribas en esta revista digital, que gusta mucho.
Otra cosa es mi relación con esta obra y con esta grabación de Cantus en particular…, tengo dos Cds y a punto estuve de tener un tercero.
Bromas aparte me gusta mucho Guillaume de Machaut desde hace…, Ufff, pero mi disco preferido de Cantus es Le judguement du Roi de Navarre…, es sencillamente maravilloso.
Esta misa creo que la interpretó la Camerata Coral Uc Camerata Coral de la U. de C. , dirigida por Raúl Suárez
me ha encantado el articulo.los programas de este hombre en radio 2 eran geniales, por su sabiduría y su ironia y anécdotas.gracias.
Hemos publicado parte de mi artículo sobre los orígenes de esta impresionante obra de Machaut en la revista on line musicaantigua.com.
Este artículo (en su versión completa) apareció en el libreto del disco C 9624 Machaut: Messe de Nostre Dame, editado por Cantus Records, y además en varias revistas internacionales, como «Amadeus» (Italia), Early Music Review (Reino Unido) y otras.
Está escrito en estilo divulgativo, para intentar aclarar las razones de Machaut para componer esta obra maravillosa y misteriosa.
A ver si os gusta!
Me ha entusiasmado, felicitaciones!!!
Extraordinario comentario para una maravillosa interpretación. La música medieval siempre connlleva el misterio tras de sí. Es una misa preciosa y la lectura del Ensemble Gilles Binchoit es modélica y referencial, amén de que la calidad de la toma de sonido es portentosa; de una audiofília realmente admirable. Muchas gracias por trabajos y estudios tan soberbios como es éste que acabo de disfrutar.
Saludos cordiales.
El artículo aclara varias cosas pero también deja dudas sobre el replanteamiento de la autenticidad para la interpretación e la obra. Muestra información valiosa. Felicitaciones al autor.
Muy buena aportación para la música. Felicitaciones al autor.
Muy buen artículo! agradecería que incluyeran fuentes para quienes quisiéramos profundizar en los temas. Saludos 🙂
Me gusta mucho esta página, es difícil encontrar un foro en español que hable de música antigua.
Tengo un interés particular por la música de la edad media y el renacimiento, y por esto mismo tengo una colección de música para laúd. Pero mi queja es que la mayoría de música de trovadores, es cantado por mujeres, cuando sabemos que no sobrevivieron muchos manuscritos de sus composiciones. Por esto mismo me resulta chocante, indignante, que la mayoría de música de trovadores, lo interpreten mujeres gritonas, cantando altisonante, lo que hace que la escucha me sea insufrible. No entiendo esa manera de interpretar que me parece tan falsa. Uno esperaría música de trovadores masculinos, sin voces «operísticas» y exageradas. No soporto ese «OOOOOOOOHHHH IIIHHHHHHH».
¿Podrías por favor recomendarme álbumes o cajas, de música de trovadores sin tanto escándalo y toda esa cháchara operística?
Muchas gracias.