Bajo el gobierno de Lorenzo de Medici, desde 1469 el estado Florentino vivió un periodo de relativa paz social.
Gracias a sus dotes de liderazgo y a su política de promoción de eventos públicos, consiguió una cohesión social basada en reforzar la identidad nacional y el orgullo patrio, que rompió con la turbulencia de épocas pasadas.
Las fiestas de Carnaval fueron instrumentos para potenciar entre la población ese sentimiento de pertenencia a Florencia y de manifestación de ciudadanía.
De hecho, en su patrocinio y organización participaban, además de los nobles, los gremios de artesanos, articulando de esta manera cierta relación de colaboración entre las distintas clases sociales.
Como afirma Miles J. Unger (Magnifico: The Brilliant Life and Violent Times of Lorenzo de’ Medici, 2009), los Carnavales suponían un abrazo entre ricos y pobres en una “reconciliación simbólica de toda la comunidad florentina”.
Las fiestas de Carnaval de Florencia alumbraron un género musical propio, los canti carnascialeschi o canciones de Carnaval, que viven su época de máxima popularidad entre aproximadamente 1460 y 1570.
Se trataba de canciones populares interpretadas durante las celebraciones por grupos de hombres disfrazados, representando las distintas profesiones y gremios, bien a pie, a caballo o en carretas.
Dos eran los principales formatos de estas canciones carnavalescas: mascherate y carro o trionfo.
El primer tipo acompañaba el canto con la mímica y los ejecutantes interpretaban los textos de las canciones, parodiando distintos acentos o comportamientos de los grupos sociales de la Florencia renacentista.
Los principales subgéneros estaban compuestos por los canti di donne (canciones sobre mujeres), canti de arti mesterisi (canciones de oficios) y los canti di lanzi (canciones que se burlaban de grupos de soldados que huyendo de la derrota solicitaban asilo en Florencia).
Por otro lado, el género denominado carro o trionfo era cantado sobre carretas adornadas suntuosamente por artistas plásticos y los textos solían estar basados en temas alegóricos de la mitología clásica y estaban orientados a ensalzar la grandeza de Florencia.
La letra de las canciones estaba escrita en italiano vernáculo y las estructura incluía estribillos entre las estrofas.
De esta forma, aparecen varias formas de ballata, un popular género musical y poético de la Italia medieval: ballata minore, con un estribillo de dos versos, ballata mezzana, con uno de tres, y finalmente, ballata grande, con un estribillo de cuatro versos.
Los cantos carnavalescos eran canciones polifónicas, generalmente para tres o cuatro voces, que se transmitían oralmente de generación en generación.
Han llegado hasta nosotros nueve manuscritos recopilatorios de este tipo de piezas, probablemente escritos a finales del siglo XV y principios del XVII por encargo de nobles y grandes señores.
Una de las recopilaciones más importantes de canti carnascialeschi es la de Anton Francesco Grazzini, impresa en 1559, que lleva por título Tutti I trionfi, larri, mascherate o canti carnascialeschi, andati.
La colección reunida por este dramaturgo incluye poemas de la época de Lorenzo de Medici, es decir, de la segunda mitad del siglo XV.
La antología de Grazzini contiene temas escritos por numerosos poetas, entre los que destacan nombres como Giuglielmo detto il Giuggiola, Jacopo da Nardi y Angelo divizio da Bibbiena.
No obstante, uno de los nombres que destacan en la composición de poesía para la música de carnaval es el del propio Lorenzo de Medici, cuya contribución al género asciende a seis canciones.
Lorenzo fue un gran mecenas de las artes y las letras y uno de los principales impulsores de los canti carnascialeschi.
Habiendo recibido una sólida educación en las artes, así como en filosofía, historia y en los autores clásicos, participaba en debates intelectuales con humanistas de la talla de Marsilio Ficino.
Entre su obra poética se incluyen estas aportaciones a la música carnavalesca.
Se trata de los títulos Berricuocoli, donne, e confortini (1473–78), Siam galanti di Valenzia (1488), Lasse in questo carnasciale (1488), Le cose al contrario vanno (1489), Quant’e bella giovanezza (1490) y Donne siam, come vedete (1491).
Anton Francesco Grazzini en el prefacio de su antología de cantos de Carnaval describe el esfuerzo de renovación del género que llevó a cabo Lorenzo de Medici: “se le ocurrió el variar la forma de cantar además del tema de los textos y la forma de escribir las palabras, creando canciones con varios metros distintos”.
A diferencia del amplio número de poetas de cantos carnavalescos que conocemos, solamente tres nombres de músicos que compusieron melodías para este género han llegado hasta nosotros.
El primero es el organista Heinrich Isaac, que bajo el mecenazgo de Lorenzo de Medici escribió dos canciones, Canzona di’ confortini y Trionfo delle Dee.
Un segundo organista y compositor es Bartholomeo degli Organi, que ganó fama musical de niño como cantante de laude.
Finalmente, encontramos al monje Alessandro Coppini, a quien son atribuidos hasta trece canti carnascialeschi.