Quizás no tan conocidas como otros ejemplos de la lírica galaico-portuguesa, con ejemplos como los de Martín Codax, lo cierto es que el descubrimiento en el año 1990 por Harvey L. Sharrer-profesor de la universidad de California- de este pergamino en la Torre de Tombo en Lisboa ocupa un lugar más que importante, ya que se trata de la fuente más antigua manuscrita conservada de música portuguesa en lengua vernácula.
El pergamino fue encontrado como cubierta de registros notariales.
Se cree que es una parte perteneciente a otro códice, y en el mismo se recogen siete cantigas- Pois que vos Deus amigo quer guisar; A tal estado m´adusse senhor; O que vos nunca cuidei a dizer; Que mui gran prazer que eu ei senhor; Senhor fremosa non poss´eu osmar; Nos sei como me salv´a mia senhor; Quix bem amigos e quer´e quereei– de las cuales seis de ellas tienen notación musical, atribuidas al Rey Don Denís de Portugal (1261-1325), nieto de Alfonso X El Sabio.
Este monarca portugués fue a lo largo de la historia un escritor bastante prolífico, del cual se calcula que llegó a escribir un total de 137 composiciones, de las cuales 72 serían cantigas de amor, 54 de amigo, y 10 de escarnio, de las cuales se conservan un total aproximado de 40 textos; sin embargo, solo los conservados en el pergamino Sharrer contienen música.
En sí mismo, el pergamino se caracteriza, a parte de su precario estado de conservación, por su poca decoración, por estar escrito por ambos lados y por la economía de su espacio, lo que lleva a establecer la duda de si su autoría es posterior al propio Don Denis, en concreto a algún noble o copista de la corte de la misma época.
Con todo ello, su datación más posible es que sea del siglo XIV.
Los textos de las cantigas contenidas en el pergamino se relacionan directamente con las temáticas de las canciones cortesanas del sur de Francia, en las cuales el amor cortés ocupaba un lugar de privilegio.
A su vez, se caracterizan por contener melodías sencillas, gravitando en un ámbito de octava, y presentando ciertas formulas musicales características que invitan a pensar en recursos nemotécnicos orales previos a su transcripción escrita.
La relación que presenta música-texto es de una excepcional sutileza.
Su articulación es neumática y de estilo declamatorio, en contraposición a otros ejemplos de lirica galaico-portuguesa, como por ejemplo las cantigas de Martín Codax.
Se adecuan a su vez los acentos musicales con los textuales.
A pesar que las melodías mantengan unos estructuras motívicas regulares, también se identifican en determinados momentos contornos melódicos poco usuales y grupos melismaticos-como por ejemplo en la cantiga número 6, Non sei como me salv´a mía senhor-.
El aspecto rítmico presenta sin embargo una complejidad algo mayor.
En el inicio de las cantigas se reconoce el ritmo modal, pero el mismo no transcurre a lo largo de toda la composición.
Para equilibrar este problema en su interpretación, la aplicación del isosilabismo- utilizar la misma duración para todas las sílabas- se hace imprescindible.
En lo referente a la forma que presentan estas cantigas, la diversidad es una de sus características. Encontramos cantigas con forma de ballada, oda continuada, rondeau y estrofas con verso.
El descubrimiento del pergamino Sharrer, supuso a su vez, un hecho muy importante, a parte del descubrimiento musical de las cantigas; puso de manifiesto que la teoría que hasta el momento se mantenía en torno a que las composiciones que contenían temáticas provenzales solo se daban en las regiones más allá de los pirineos, estando vetadas en el territorio galaico portugués, estaba totalmente equivocada.
Su estudio pone de manifiesto que este tipo de poesía también irrumpió con fuerza en el territorio galaico portugués.
muy bonito