La Biblioteca Nacional de España (BNE), la institución pública más antigua de nuestro país, ha celebrado durante todo este año su tercer centenario.

 

En el aspecto musical, la conmemoración ha consistido en el encargo de una partitura original dedicada a la Biblioteca al prestigioso director de orquesta y compositor Salvador Brotons (‘Ceremonial, op. 125’). La obra fue estrenada en el Auditorio Nacional de Madrid el 30 de marzo, en un concierto extraordinario dedicado a la BNE por la Orquesta Nacional de España.

 

Otro concierto, el 4 de mayo a cargo del Coro Nacional de España y el que mañana tendrá lugar en el Auditorio se han basado en la interpretación de obras procedentes de las colecciones musicales históricas de la ya tricentenaria Biblioteca Nacional de España.

 

Pedro Bonet y su grupo La Folía, uno de los conjuntos más veteranos de la música antigua española, fundado en 1977, contribuyen a la celebración con un programa variadísimo, que recorre cinco siglos de música europea a través de los fondos de la BNE.

El paseo comienza en el siglo XII con tres cantigas de Alfonso X el Sabio, muestra suprema de la lírica monódica hispana, bien relacionada formalmente con la que se practicaba en el resto del continente (trovadores, troveros, minnesinger), aún con las peculiaridades propias de la Península en aquella época.

Ahora llega al Auditorio Ciudad de León, este viernes, a las 20:30 horas.

El rey Sabio las quiso escritas en galaico-portugués, y en su elaboración participó un amplio equipo de músicos, poetas e ilustradores que aportaron las experiencias mestizas de las tres culturas que compartían el suelo ibérico.

El salto al Renacimiento se da a través de los cancioneros, en concreto el de Palacio de Barbieri, recopilado durante el reinado de los Reyes Católicos, y el de la casa de Medinaceli, que se elaboró mediado el siglo XVI.

Junto a algún otro (como el de la Biblioteca Colombina de Sevilla o el del Duque de Calabria o de Uppsala), estos manucritos han conservado magníficos ejemplos de los géneros de música profana de la España de los siglos XV y XVI, especialmente villancicos polifónicos.

Estos cancioneros nos hablan de la vitalidad cultural de los palacios de la aristocracia española de la época, donde se practicaba también con frecuencia la música para vihuela, instrumento noble por excelencia, de larga tradición, que cuajaría en el siglo XVI con la publicación de siete importantísimas colecciones, de las que ‘Los seys libros del Delphin’ del granadino Luis de Narváez es una de las más difundidas.

Junto a la vihuela y el arpa, el órgano fue el otro gran instrumento del Renacimiento español, y Antonio de Cabezón fue uno de sus mayores representantes: el estilo que él creó penetró hasta el siglo XVI, representado en este concierto en la figura del sevillano Correa de Arauxo.

Otro instrumento muy vinculado a la tradición hispánica es la viola da gamba, surgida seguramente en el reino de Valencia, para el que el toledano Diego Ortiz compuso, como músico del virrey de Nápoles, su célebre ‘Tratado de glosas’.

La propuesta de La Folía pasa finalmente al siglo XVIII, con piezas de danza de José de Torres, uno de los más influyentes maestros de la Capilla Real, y de Joseph Haydn, músico que era ampliamente conocido entre las esferas aristocráticas e ilustradas de la España de la segunda mitad de la centuria.

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