Sólo hace dos meses que murió su esposa y compañera de viaje artístico, la soprano Montserrat Figueras. Esta es la primera vez desde entonces que habla de lo que para él ha supuesto esta pérdida. Lo hace en medio de una frenética actividad artística. Dirige hoy en el Liceu el estreno de Il burbero di buon cuore; prepara un acto de homenaje a Montserrat Figueras, el lunes en Santa Maria del Mar; presenta la sexta temporada de El so original en el Auditori y publica el libro-disco Mare Nostrum, una recopilación de 28 piezas del patrimonio musical áraboturco, judío, cristiano y sefardí, Jordi Savall, un músico que despierta una gran admiración internacional, queda con La Vanguardia en la cafetería del Museu Marítim de Barcelona.
¿Este Mare Nostrum lo concibió también con Figueras?
Estuvo presente en todo el proyecto, en la selección de las piezas, en el formato de libro… La última grabación que hicimos es del 14 de julio, una de las últimas cosas que Montse registró.
¿Cómo puede ayudar la música a soportar el dolor?
Es lo único que ayuda de verdad En la música hay una presencia y un contacto espiritual muy fuerte.
¿Y oír su voz cantando?
Su mensaje a través de su voz va más allá de la voz, te toca el corazón, el espíritu. Es fortísimo.
¿Le ha cambiado el concepto del tiempo y la finitud después de esta pérdida?
Te das cuenta de que la riqueza de la vida no es lo que vives al momento, sino cómo sientes todo lo que has vivido y cómo lo transformas en energía para seguir dando sentido a lo que te queda por vivir.
El mundo musical se volcó. ¿Se ha sentido acompañado?
Ha sido increíble la cantidad de gente de todo el mundo a quien le ha afectado la muerte de Montse, es algo muy conmovedor. Cada día llegan cartas… de una familia belga en la que los niños han crecido oyéndola y que la sienten suya. O te dicen que era como el amor ideal: la poeta, la música… y te hablan del privilegio de haber encontrado a una persona así en la vida. Es una fuente de gozo oír que ha llegado al corazón de muchas personas.
¿Consigue seguir en comunicación con ella?
Cada vez que toco la viola y hago música estoy con ella. Es lo que me salva. Y tengo la suerte de tener dos hijos maravillosos por los que me siento muy bien acompañado.
¿Le da miedo el futuro?
No. Acabo de cumplir 70 años y me digo a mí mismo que he tenido una vida tan bonita y llena que si me muriera pronto me daría ninguna pena. La única cosa que me daría miedo sería perder la memoria, porque lo que me mantiene vivo es la posibilidad de transformar la memoria algo concreto que da sentido a la vida. La música pasa a través de la memoria. Lo que sí se me resulta difícil es la adaptación a una vida sin Montse, a nivel humano y artístico. Cuando estoy profundizando en el trabajo aguanto bien. Son las pequeñas cosas las que te ponen en evidencia la ausencia… Cuando llegas al aeropuerto… lo primero que hacía yo era llamar a casa. De repente te das cuenta de que ya no hay que llamar a casa.
¿Y en el escenario?
La gran dificultad son los proyectos que había hecho con ella y en los que ella cantaba… No tengo a nadie que la pueda reemplazar.
Se le ve con ganas para la temporada de El so original.
Energía tengo. Tengo muchas ganas de seguir trabajando, sobre todo porque ella quería que saliéramos adelante. En casa lo tengo todo igual, sus libros… conservándolo siento la presencia. Todavía estoy viviendo con ella.
¿Cómo ha sido ensayar en el Liceu la ópera de Martín y Soler?
Me reencuentro en este ambiente con una producción que no es la mía, no he podido escoger ni a los cantantes ni a la orquesta, sólo el primer violín, el primer violonchelo y el clavicémbalo. Y la orquesta está funcionando muy bien, con ganas. Pero siempre hay el problema de las estructuras burocráticas: son muy inflexibles y a mí me falta más margen de ensayos para aspectos particulares. sobre todo en músicas que no son conocidas como esta. Aparte de esto la puesta en escena es moderna, bien hecha. Creo que funcionará.
¿Qué piensa de los recortes en los grandes centros musicales?
Estamos intentando sacar adelante unos proyectos con el Liceu: músicas francesas barrocas para la temporada 2012-2013, por ejemplo, pero es un momento difícil en todas partes. Tenemos que ser muy capaces de hacer cosas de calidad intentando controlar el gasto. También pasa en los hospitales y las escuelas y no sería lógico que no recortáramos la cultura. Pero en países como el nuestro, donde la cultura ya era escasa, eso puede ser grave. La cultura es lo que nos permite existir como país también. Lo que nos representa en el mundo es nuestra dimensión cultural. Hay que encontrar mecanismos para no ahogar las iniciativas, porque la cultura no es comercial. No podemos supeditarla a las leyes del mercado, porque sólo daríamos paso a una cultura muy superficial.
Fuente: la Vanguardia
Mtro Savall: lo veremos muy pronto en la Ciudad de México, en el mes de abril, en el Palacio de Bellas Artes
¡larga vida a Montserrat Figueras!
Gracias a ambos y a Hesperion porque son parte de mi vida desde hace muchos años.
saludos desde México