Desde los comienzos de nuestra era, el cristianismo se propaga por la cuenca del Mediterráneo a través de diferentes ritos. Sirvan de ejemplo el hispano visigótico en la actual España, el galicano en Francia y los ritos ambrosiano, romano y beneventano en el norte, centro y sur de Italia respectivamente.
En el año 754 el papa Esteban II viaja a la Galia para consagrar a Pipino el Breve como rey de los francos, mientras el ejército de éste lucha contra los lombardos, atacantes incansables de los estados pontificios. Durante la estancia del papa en la Abadía de Saint Denis, y debido a un largo proceso que no es preciso detallar en este momento, surge como hibridación de los cantos de los ritos romano y galicano el canto franco-romano, después llamado gregoriano.
En esa segunda mitad del siglo VIII se crea el corpus fundamental del canto gregoriano. Sin embargo, desde muy temprano hay una necesidad de ampliar el repertorio para celebrar nuevas fiestas, generalmente dedicadas a los nuevos santos. La producción de himnos es la gran novedad de la época carolingia, que en Roma no se cantaban al utilizar solamente textos bíblicos para su liturgia. Es también la época de las secuencias, los tropos, los dramas litúrgicos y los oficios poéticos o rítmicos.
El oficio rítmico, que es lo que aquí nos ocupa, lo constituyen textos de nueva composición en forma poética y que siguen un orden modal, a menudo con melodías centonizadas o adaptadas, que narraban la vida y milagros del santo en la festividad del mismo durante los distintos cantos de la Liturgia de las Horas. Las antífonas y los responsorios, versificados en hexámetros, cuentan la vida y los milagros del santo en cuestión.
El oficio rítmico de San Francisco de Asís fue compuesto por el alemán Julian von Speyer en París entre 1228 y 1230 por orden de Gregorio IX, quien canonizó al santo. Se cantaba cuatro veces al año: el 4 de octubre, cuando se celebra la solemnidad del santo; el día de su octava; el 16 de julio, memoria de la canonización; y el 17 de septiembre, cuando se recuerda la imposición de los sacros estigmas.
En el año 1926, coincidiendo con el séptimo centenario del fallecimiento de San Francisco, fray Eliseus Bruning publicó una revisión crítica de esta obra. Esta edición contiene sólo la melodía en notación cuadrada negra, la habitual para el canto gregoriano desde fines de la Edad Media hasta la actualidad. Este tipo de notación señala la altura exacta de las notas, pero no refleja la intención musical y, por tanto, tampoco el modo de proclamación y expresividad del texto. Por ello, el estudio y la comparación entre distintas fuentes con diferentes tipos de notaciones puede proporcionar datos para una interpretación lo más similar posible a lo que podamos considerar como intención original.
Prestando atención solamente a las fuentes del siglo XIII, hacer mención especial al primer testimonio conservado con este repertorio, el Breviario de San Rufino (1231-1235), número 5 de la Catedral de Asís, que contiene también el oficio de San Antonio de Padua. Contemporáneo a este es el códice de Rosenthal (1234-1235), perteneciente a la iglesia de Santa Ana de Munich, aunque escrito, al igual que el anterior, en notación beneventana sobre tetragrama. De época más tardía, ya del último cuarto del siglo XIII, se conserva el códice de San Galo 389, escrito en notación sangalese in campo aperto.
Los próximos días 4 y 5 de octubre, en Zamora y Salamanca, la Schola Cantorum de Zamora, que se estrenó recientemente cantando la Misa de la Dedicación de la Catedral de Zamora, interpretará las primeras vísperas del oficio rítmico de San Francisco, cuyos textos reflejan un resumen de la vida del santo, que será detallada a través de las antífonas, responsorios e himnos de las demás horas del oficio divino. Se trata, en definitiva, de conocer la vida de San Francisco de Asís a través de la liturgia cantada, en este caso llevada a concierto.
Los conciertos están organizados por el Convento del Corpus Christi de Zamora y la Hermandad Franciscana del Santísimo Cristo de la Humildad de Salamanca.