El evento apenas tuvo repercusión en los medios, a pesar de que hubo aforo completo.
Tal vez la pedantería que a veces impera en este mundillo hace que la gente huya despavorida de estas convocatorias y es un a lástima.
“Una vida sin sueños, no puede ser llamada vida”. Con esta revolucionaria frase para estos tiempos duros e inmisericordes que padecemos, presentó el vihuelista y laudista neoyorquino Hopkinson Smith, la pieza fuera de programa con la que nos obsequió en el recital que ofreció en la lluviosa tarde del pasado sábado día 9, en la Ermita de San Roque de Sigüenza (Guadalajara), dentro de la programación del “VI Encuentro de la Sociedad de la Vihuela”.
Se trataba de la pavana “A Dream”, “Un sueño”, del compositor renacentista inglés John Dowland, que fue interpretada tras un repertorio dedicado en su totalidad a Luys de Milán y Francesco da Milano.
Formó parte Hopkinson Smith durante la década de los 70, del afamado ensemble de música antigua Hesperion XX y está considerado uno de los mayores especialistas en la recreación, investigación y ejecución de la música renacentista, algo que sin duda se pudo apreciar en todo momento en la actuación, durante la cual, carente de todo tipo de pedantería (de esto deberían aprender muchos músicos españoles), nos fue ayudando con sus breves, orientativas y aclaratorias disertaciones, a vislumbrar en cierto modo el espíritu de las melodías interpretadas.
Las fantasías, tientos y pavanas del vihuelista español Luys de Milán (1500-1561), pertenecientes a su libro “El Maestro”, publicado en Valencia en 1536, dedicado al rey Juan III de Portugal y del que existe una excelente grabación discográfica a cargo precisamente de Hopkinson Smith y de la soprano Montserrat Figueras (Astrée, 2002), trasmitían a veces cierta tristeza, como queriendo hablar de algo que se ha tenido, tal vez un sueño que se consiguió asir durante unos instantes para después perderse para siempre.
Pensé entonces en mi propia vida, en los sueños que se me desvanecen, en las situaciones anheladas que creía bien cimentadas, pero que veo ante mis ojos que se disipan como la niebla evanescente de la mañana…
“Mi fato e miserabil sorte”, “Mi destino y miserable suerte”, en la obra del laudista italiano Francesco da Milano (1497-1543), lo luminoso y lo sombrío se muestran como intervalos de sol y lluvia, como describiendo la realidad tal como es, con sus trances difíciles y otros más esperanzadores, que nos insuflan motivaciones para seguir soñando.
Para un soñador, la vida no es algo prosaico ni meramente material, su rebeldía consiste en no admitir ni aceptar las cosas tal como se nos presentan, frecuentemente de manera hostil, desagradable y brusca. A un soñador se le teme y envidia por ello.
Un soñador no está sometido a los grilletes de las convenciones sociales ni atenazado por lo socialmente aceptado, pero no combate desde ninguna atalaya de superioridad moral, un soñador, en suma, es un espíritu libre y es capaz de valorar, a día de hoy, en toda su dimensión, en esta sociedad fea, injusta y hortera, algo tan frágil y a la vez tan consistente como la belleza de la música del Renacimiento.
“La lucha continúa”, comentó en tono distendido y con sentido del humor Hopkinson Smith, antiguo estudiante de Harvard en los años de la contracultura, mientras afinaba el laúd, algo destensado por los cambios de temperatura, al contemplar los paneles informativos de la exposición instalada en el lugar del concierto relativos a las reivindicaciones obreras, y que curiosamente no fueron retirados con ocasión del evento. Puede que nada sea casual en esta vida…
(Imagen: Hopkinson Smith en un momento de su actuación. Fotografía de Ramón Fernández)
Escrito por Ramón Fernández
Dedico este artículo a la gente soñadora y rebelde
Por suerte el periódico digital el heraldo del henares cubre este tipo d eventos en guadalajara