En la Edad Media las copias de los libros musicales circulaban sin parar entre iglesias, monasterios y catedrales.
Registraban las partituras de monofonías y polifonías que se escenificaban en los ceremoniales religiosos y son fiel prueba de la importancia de la música en la época.
En cambio, las modas -las mismas que lastraron la policromía románica o sustituyeron las bóvedas de los templos por armazones barrocos de escayola- hicieron que aquellos manuscritos se desmembraran y diseminaran llegados los siglos XV y XVI.
De no haber sido por un agente casual, hoy estarían perdidos.
Al menos en Zamora, donde los colegios notariales compraban gran parte de estos materiales para sus encuadernaciones.
El relato explica por qué hace más de dos décadas una musicóloga descubrirá un extraordinario legado.
Aquellas partituras de polifonía medieval acabaron dispersas en documentos conservados por el Archivo Histórico de Zamora, fragmentadas en más de quinientos pedazos.
Una labor de estudio y de investigación ha permitido, no solo «casar» esas viejas notas, sino darles sentido y llegar a una conclusión: Zamora tuvo su propio códice, un documento muy parecido al célebre manuscrito del monasterio de Las Huelgas.
La investigación corresponde al «arqueólogo» musical David Catalunya, que hoy interpreta en el Festival Pórtico de Zamora aquellos sonidos junto a su grupo Tasto Solo, que dirige Guillermo Pérez.
En 2012, Catalunya aprovechó un proyecto financiado por la Universidad Complutense para estudiar los fragmentos perdidos.
«Eran libros obsoletos en la época. Los notarios los compraron, arrancaron páginas y los utilizaron en sus encuadernaciones», explica. Aquella actividad casual salvó el «códice» de Zamora.
Muchas otras páginas fueron utilizadas para reparar muebles e incluso «se quemaron».
Con los documentos digitalizados, llegaba la segunda parte del proyecto: darle sentido a los pedazos de papel.
«Son horas y horas buceando en los archivos.
A veces nos encontramos con una sola hoja de un libro perdido, porque a veces se vendían por partes», profundiza Catalunya.
El origen de las partituras es incierto.
El investigador asegura que el hecho de que residan en Zamora significa que «circulaban» por iglesias y monasterios. Pero, ¡era música zamorana?
«Es difícil saberlo», responde el especialista.
Aquel repertorio «podía venir de Toledo, Burgos o de fuera de Castilla», precisa.
El análisis y la búsqueda de un modelo para interpretar la búsqueda desgajada llevó a Catalunya a una sorprendente conclusión.
Los fragmentos se parecían descaradamente al documento más importante de polifonía de la época: el Códice de Las Huelgas.
El manuscrito burgalés «es la única fuente de esta época que se ha conservado completa».
El libro monacal alcanza las 200 hojas. Y aquí viene lo más llamativo.
«Encontramos en Zamora un folio muy parecido al burgalés, que copia tres piezas en el mismo orden.
Esto nos sugiere que en esta tierra hubo un códice muy parecido al de Las Huelgas».
Es el códice perdido de Zamora.
Toda música se hizo para ser interpretada.
Y eso es lo que hará Tasto Solo hoy en San Cipriano (12.00 horas) con el programa «More philomenae».
Ante la pérdida de información durante siglos, «el músico necesita poner de su imaginación, dado que faltan voces, la velocidad o el tipo de instrumento», asegura David Catalunya.
Debido a los estándares musicales de la Edad Media, muchas de estas músicas ya han sido interpretadas… pero no todas.
«Hay un par de obras de las que no tenemos noticia que se hayan interpretado antes», desvela el músico.
El Códice de Zamora vuelve a sonar.
Escrito por JOSÉ MARÍA SADIA para la opinión de Zamora
Laia Paleo
A ver si tenemos ocasión de oirles pronto en otras sitios. El halazgo y el trabajo previo así lo merecen. Y los melómanos disfrutarlo
A parte del Concierto por Tasto Solo, ¿se sabe si hay grabación o proyecto de grabación?