En el año 2014 se cumplía el IV centenario del nacimiento del compositor criollo Francisco López Capillas (1614-1674), natural de la ciudad de México y maestro de capilla de la Catedral Metropolitana durante el tercer cuarto del siglo XVII. Con el objetivo de recordar y homenajear a Francisco López Capillas, se ha realizado un CD monográfico con dos misas del maestro criollo: Misa Re Sol y Misa Aufer a Nobis, y algunos de sus motetes, publicado recientemente (Lindoro, NL-3025). La novedad de este proyecto fonográfico se deriva no sólo del interés evidente de la música de Francisco López Capillas, primer nativo de México que ejerció como maestro de capilla de la Catedral Metropolitana, sino también por el carácter inédito del repertorio (con obras no publicadas), su original propuesta interpretativa y el hecho mismo de no existir ningún trabajo previo de estas características, de ahí que este momento sea particularmente idóneo para recordar la figura de este consumado polifonista.
La Danserye, conjunto de ministriles que manejan los instrumentos típicos de los siglos XVI y XVII y que se usaban para reforzar o sustituir las voces de la capilla vocal en la polifonía, creó en 2013 su propio conjunto vocal, la Capella Prolationum, con la idea de constituir un “laboratorio” práctico de Música Antigua, y conjuntamente investigar e interpretar la música de los siglos XV-XVIII directamente de las fuentes originales, con interesantes resultados. De este modo, la grabación presenta el mismo aliciente del concierto de su estreno en Diciembre de 2013, en el marco del XVII Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza: su interpretación directa a partir de una reproducción facsimilar del manuscrito original –leyendo directamente de la notación mensural blanca–, pertimiendo la ubicación conjunta de voces e instrumentos del mismo registro (y no separándolos físicamente en dos grupos, como es tradicional) en torno a un facistol, recreando así una práctica histórica hoy perdida con importantes consecuencias sonoras. Se aspira, por tanto, presentar una propuesta artística novedosa que descansa sobre una concepción distinta de la interpretación de la polifonía sacra, más cercana a lo que pudo ser el ideal sonoro y estético del siglo XVII. Son sus fundamentos:
1.- Una deliberada linealidad en los tempi, pues cualquier alteración del tactus podría acarrear fuertes desajustes al leer desde un facsímil sin barras de compás.
2.- Un uso parco de las dinámicas, ya que la idea de volumen sonoro está implícita de manera natural en la propia polifonía a través del significado y declamación del texto, la conducción melódica y el adelgazamiento o densificación de la textura.
3.- El protagonismo dado al sonido de los ministriles, que no son un mero acompañamiento de las voces, sino que se sitúan con ellas en un plano de igualdad.
4.- Una sonoridad de conjunto robusta, compacta e integrada a nivel tímbrico, en la línea del ideal sonoro de una buena voz durante el siglo XVII, que era aquella “recia y que suena mucho” (Pedro Cerone, 1613) o con cuerpo “bastante” (Nasarre, 1723).
La música «de facistol»
El presente registro, homenaje a Francisco López Capillas, el “Ockeghem de México”, pretende llamar la atención sobre el repertorio llamado “de facistol”: música escrita en libro de coro a cuatro, cinco, seis y hasta ocho voces sin acompañamiento instrumental (bajo continuo), que todavía forma parte de la composición en stile antico o prima prattica. El hecho de que López Capillas, en pleno siglo XVII, siga componiendo en un estilo que se podría catalogar de “antiguo” para su tiempo, no es más que el reflejo de una práctica mucho más extendida por las catedrales e instituciones eclesiásticas hispánicas que evidencia la perdurabilidad de un estilo que siguió estando activo y funcional hasta el siglo XVIII e incluso el XIX. Este hecho queda claramente demostrado en el caso de la Catedral de México, donde a mediados del siglo XVIII más de la mitad de las intervenciones de la capilla musical consistía en cantar polifonía de facistol, tanto de compositores puramente renacentistas (Francisco Guerrero, Hernando Franco, Palestrina, etc.) como posteriores (incluyendo al propio López Capillas).
Junto con esto, la pervivencia durante los siglos XVII y XVIII de instrumentos renacentistas como cornetas, chirimías o bajones, prácticamente sin modificaciones ni evoluciones y conviviendo en el tiempo (aunque no en el espacio) con algunos de sus sucesores (en el caso de chirimías y bajones con oboes y fagotes, respectivamente), viene a reforzar la idea de que el repertorio de facistol, derivado de una tradición previa, seguía siendo una práctica habitual para la capilla de música. La sonoridad de estos instrumentos “antiguos”, más recia y quizá menos redonda, hace que la música de facistol tenga unas particularidades sonoras que la diferencian de otros estilos. De hecho, en alusión al bajón, Mariano Macías, bajonista de la capilla de música de la Catedral de México, decía que el bajón resultaba fundamental para “la música que llaman de facistol, entierros y demás solemnidades como Semana Santa y otras muchas […] porque los instrumentos de contrabajo mientras más se ocupan en dicho empleo echan a perder más la música de facistol” (Catedral de México, Acta Capitular, 18-09-1764).
En conclusión, se ha podido comprobar en el presente proyecto que, desde el punto de vista puramente práctico y de modo experimental, la interpretación de música directamente desde el facistol tiene connotaciones sonoras específicas y diferentes respecto a la manera moderna de afrontar el repertorio “de facistol”, aspectos que se hacen más patentes en el directo que a través de una grabación de audio. El hecho de estar todos los
cantores y ministriles agrupados, prácticamente en contacto físico, permite una mejor sensación auditiva de las demás voces, a la vez que el sentido del compás implícito dentro de la propia capilla hace que la sonoridad
tienda a ser muy compacta y rítmica, alcanzando niveles de volumen generalmente altos debido a la riqueza de armónicos, pero que el propio tejido polifónico se encarga de aliviar o densificar. Las voces, apoyadas por los
ministriles, se encargan de expresar y comunicar el texto y el conjunto muestra una gran robustez y compacidad, en ocasiones recio. Estos resultados concuerdan con la numerosa documentación consultada, tanto científica
(tratados), como en actas capitulares hispánicas e hispanoamericanas, de donde se deriva que la sonoridad de una capilla musical en el repertorio de facistol tendría más que ver con un sonido “fuerte y lleno” que con otro tipo de sonoridades más suaves y redondas como las que estamos acostumbrados a escuchar hoy día para este tipo de repertorio.
Más información en: http://www.ladanserye.com
Música bela.
Si será!!