PEPE GALLARDO | ¡Feliz lunes y feliz semana de pasión, previa a la Semana Santa!
¡Disfruta con intensidad estos días!.
He decidido traer solo música religiosa para esta semana (y por supuesto para la siguiente).
Quiero acudir hoy a un maestro que nos ha visitado un par de veces pero cuya música por lo menos a mí me sigue maravillando y espero que lo haga contigo.
Seguro que esos sonidos exuberantes te rodean y te llenan de espíritu.
Por quien he optado hoy es por Francesco Cavalli (1602-1676), maestro italiano nacido en Crema.
Fue el compositor de ópera más representado antes de Monteverdi y, debido a ello y otras buenas razones, fue el maestro más importante en la vida veneciana del siglo XVII.
Su padre era también compositor en su ciudad natal.
Su apellido de nacimiento era Caletti pero lo cambió por Cavalli por su primer patrón.
Entró a formar parte del coro de la Basílica de San Marcos mientras Monteverdi era maestro de capilla.
Siguió colaborando con ese templo hasta que adquirió la posición del cremonés en 1668.
Una nueva concepción de la ópera salió de sus manos, con pequeños grupos instrumentales (a menudo cuerdas y continuo) para ser interpretadas en la corte. También compuso buena música religiosa, sin duda con las características especiales del templo de Venecia en mente.
En 1656 se publicó su colección «Musiche sacre» y ahí aparecen sus vísperas de la Bienaventurada Virgen María.
En estas vísperas está el salmo 110, tan habitual, es decir, el Dixit Dominus, obra de la que vamos a disfrutar.
Es una obra para ocho voces con tres instrumentos y ripieno.
La característica de la liturgia en San Marcos hacía que allí se interpretasen ciertas obras que no aparecían ni siquiera en Roma.
La obra que nos presenta Cavalli, con ese sonido lleno por los cornetos tan característicos de las obras venecianas, forma parte del llamado «camino femenino» ya que aparece tanto en las fiestas marianas como en las fiestas de diversas santas de la Iglesia.
Esta música, a pesar de ser religiosa no puede calificarse más que de grandiosa.
La interpretación es del Coro Claudio Monteverdi y el Ensemble La Pifarescha dirigidos por Bruno Gini.
Escrito por Pepe GAllardo | AeternaChristiMunera