El Mediterráneo como espacio común y no como frontera y el Medievo como época fronteriza entre el mundo antiguo y el Renacimiento.

Estos son los principios que inspiran la más reciente obra de Emilio Villalba y Sara Marina, Al Andalus, música y poesía andalusí, un hermoso retablo que plasma en forma de música y poesía la riqueza cultural de la España musulmana y su proyección a lo largo y ancho del mar que los árabes llamaban “intermedio” y los turcos “mar blanco”.

Emilio Villalba y Sara Marina, viejos conocidos de este medio, se dedican al estudio y la interpretación de los sones de la Edad Media a través de los instrumentos originales de la época.

De esta forma, el dúo ofrece un espectáculo en el que se presentan en escena rodeados de un amplio muestrario de reconstrucciones de artefactos musicales que van tocando a lo largo de los distintos temas que componen la actuación y explicando su origen y naturaleza en cada caso.

Se trata de una puesta en escena sumamente interesante que no conviene perderse si se tiene la oportunidad de asistir a uno de los recitales de este tándem.

El lanzamiento discográfico anterior de Marina y Villalba tuvo lugar hace ya tres años y se tituló El Doncel del Mar,  melodías medievales desde Estambul a Costa da Morte

En aquella ocasión la obra contenía temas de los siglos XII al XIV a modo de viaje musical e histórico desde el fondo del Mediterráneo hasta las brumas del mar del Norte.

El disco que nos ocupa se centra en la tradición de Al Andalus y se articula en torno a la figura del poeta cordobés Ibn Hazm y su obra El collar de la paloma, cuyos versos vertebran las distintas piezas del proyecto.

Nacido a finales del siglo X, constituye un personaje sumamente interesante y polifacético, puesto que además de escritor de poemas de amor era teólogo, filósofo e historiador.

De familia muladí, es decir, de origen visigodo convertida al Islam, vivió de primera mano la guerra civil cordobesa de principios del siglo XI, la fitna, que supone el principio del fin del Califato.

De hecho, la inestabilidad política que caracterizó la época que le tocó sufrir es la responsable de que nuestro hombre haya dejado a la posteridad una imagen de sabio errante, como resaltan las notas del libreto del CD.

Las turbulencias del momento le llevaron a abandonar su Córdoba natal y su persona aparece sucesivamente en Almería, Valencia y Játiva.

El collar de la paloma es prácticamente el único experimento de Ibn Hazm en el campo de la literatura galante dado que su interés principal se centraba sobre todo en la teología y la legislación.

Se trata de una obra que reflexiona sobre el amor en el marco de un puritanismo islámico que hace difícil concebir una relación espontánea entre hombre y mujer fuera de la convención social del matrimonio.

En este sentido, Hazm, sin apartarse de la ortodoxia religiosa, describe en su obra varios tipos de amor: amor a Dios, amor al prójimo, amor a la familia y a los amigos, el amor egoísta, el carnal, y finalmente, el amor ùdri, que es una suerte de amor platónico o amor cortés.

Este tipo de amor ideal y no consumado inspira no poco acervo de la poesía árabe e incluso las meditaciones de los místicos.

Al Andalus, música y poesía andalusí contiene sugerentes ejemplos de la poesía de Ibn Hazm, que han sido seleccionados y recitados por la propia Sara Marina, como estos bellos versos:

“Mis ojos no se detienen sino donde estás tú.
Debes tener las propiedades que dicen del imán.
Los llevo donde tú vas y conforme te mueves,
como en gramática, que el atributo sigue al nombre.”

Se trata de una pasión escondida a los demás y que solamente existe en la mente del poeta, no tanto como un sufrimiento al modo del canon de poesía amatoria occidental,  sino casi como un secreto deleite: 

“Los luceros, cuyo fulgor ocultan las nubes
a la mirada de los ojos humanos, son como ese
amor tuyo que encubro, delicia mía,
y que tampoco es visible más que en hipótesis.”

La música de este disco -como ya nos tienen acostumbrados Emilio Villalba y Sara Marina-, expone con generosidad la riqueza musical del Medievo a través de los instrumentos de época que ellos tocan en los distintos temas.

De esta forma, en las distintas pistas se pueden escuchar los atractivos sonidos del clavisimbalum, el oud árabe (que podría ser el antepasado del laúd europeo), la guitarra morisca, cítola, vihuela de péñola, arpa, adufe, bendir, salterio, zanfona o viola de rueda, rabab, rabel, y distintas violas.

Adicionalmente, la obra incluye el canto de Mati Pando que además ha adaptado al castellano actual las piezas Lloraba Fátima y Habibi.

Precisamente estos dos temas son un buen ejemplo de la tarea de recuperación de la tradición andalusí que supone este proyecto.

Lloraba Fátima es un zejel anónimo, mientras que Habibi (No me mordas más habibi) es una jarcha del siglo X también de autor desconocido.

Al Andalus también habla de la influencia cultural de la España del Califato por el Mediterráneo que, como hemos dicho al principio, los autores conciben como un nexo de unión y relación entre las distintas orillas, más que como la frontera entre mundos antagónicos que describe el historiador  Henri Pirenne en Mahoma y Carlomagno.

Los sonidos que nos traen Emilio Villalba y Sara Marina son de una belleza misteriosa y cautivadora que despiertan un recuerdo muy lejano en lo más profundo de nuestra identidad cultural.

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