Para algunos expertos, la musicología moderna comienza en el siglo XVII, a través de una serie de tratados que resumieron la teoría musical hasta ese momento.
Se trata de obras como De Organographia (1618) de Michael Praetorius, Harmonie Universelle (1635-36) de Marin Mersenne, Musurgia Universalis (1650) de Athanasius Kircher y, previa a todas ellas, El Melopeo y Maestro publicada en 1613 por Pedro Cerone.
Seguimos en este breve texto la presentación de tan singular obra que realizó Enrique Alberto Arias en su artículo Cerone as historian (Anuario Musical, 2003).
Aunque el aspecto vocal sigue predominando en estos libros, la música instrumental va cobrando cada vez más presencia, abriendo las puertas a lo que posteriormente será la música orquestal.
No hay que olvidar que, con alguna excepción, los instrumentos antes de la era barroca cumplían la función de acompañar el canto o la danza y gozaban de poca entidad propia.
De todos estos trabajos que establecen una línea enciclopedista en el campo de la música y que serán referente para la investigación posterior, el Melopeo de Cerone es quizá el primero y el que sirvió de guía e inspiración a los que vienen después.
Es una obra monumental en tamaño que resume las ideas de otros tratados anteriores, tanto medievales como del Renacimiento, comentando e ilustrando los conceptos que exponen.
Podemos consultarlo online en edición facsímil desde la Biblioteca Digital Mundial.
El propio Pedro Cerone nos explica de su puño y letra cómo le llega el escribir sobre la música:
“Muchos dias ha, me determine de escriuir alguna cosa sobre el Arte de la Música, como comencé hazerlo à Bergamo (ciudad de Lombardia, y mi patria) mas ha de quinze años: aunque fue tampoco lo que ecriui entonces, que puedo dezir (y con mucha verdad) no fue nada; pues el mesmo año dexe la empresa y me fuy à Cerdeña al seruicio de la Yglesia mayor de Oristan, con determinación de me passar después à España; como lo cumpli el año del mil y quingentos, y noventa dos.”
En este breve párrafo nos aporta ya bastantes detalles de su vida, como por ejemplo, su origen italiano.
En efecto, nace en Italia, en Bérgamo, en 1566 y conoce la música española al estudiar con Juan Verio, maestro de capilla de Margarita de Austria.
En 1593 realiza una peregrinación a Santiago de Compostela y hace parada en Tarragona para estudiar todo lo que puede de música española.
En 1603 recibe las órdenes y asume el puesto de sacerdote y cantor en la iglesia SS. Annunziata de Nápoles, una ciudad que entonces estaba bajo dominio español.
Aunque probablemente la investigación para realizar El Melopeo y Maestro la llevó a cabo durante su estancia en la Península Ibérica, publica la obra en Nápoles y en 1613.
A pesar de su origen italiano, Cerone escribe el libro en castellano y se lo dedica al rey Felipe III, probablemente con la intención de que llegará a un público español.
Pedro Cerone documenta su tratado en una serie de obras de musicología del Renacimiento, entre las que destacan:
- Bartolomeo Ramos de Pareia, Música Practica (1482)
- Franchinus Gaffurius, Practica Musicae (1496)
- Bonaventura da Brescia, Brevis Collectio Artis Musicae (1497)
- Gregor Reisch, Margarita Philosophica (1503)
- Andreas Ornithoparchus, Musicae Activae Micrologus (1517)
- Pietro Aron, // Toscanello en Música (1523)
- Giovanni Maria Lanfranco, Scintille di Música (1533)
- Heinrich Glarean, Dodecachordon (1547)
- Juan Bermudo, Declaración de Instrumentos Musicales (1555)
- Nicola Vicentino, L’antica Música Ridotta alla Moderna Prattica (1555)
- Gioseffo Zarlino, Le Institutioni Harmoniche (1558)
- Frater lUuminato Bresciano Aiguino, La Illuminata de Tutti i Toni di Canto Fermo (1562)
- Tomás de Sancta María, Libro llamado Arte de Tañer Fantasía (1565)
- Gaspar Stoquerus, De Música Verbali Libri Duo (c. 1570)
- Martin de Tapia, Vergel de Música (1570)
- Francisco de Salinas, De Música Libri Septem (1577)
- Pietro Pontio, Ragionamento di Música (1588)
- Francisco de Montanos, Arte de Música (1592)
- Pietro Pontio, Dialogo (1595)
Además de estas fuentes modernas, Cerone alaba a Boecio como el principal teórico musical y también cita los escritos de maestros medievales como Guido d’Arezzo (siglo XI), Marchettus de Padua y Pomerium (siglo XIV).
A lo largo de su extenso libro Pedro Cerone trata muchos temas.
Esboza una teoría sobre el origen de la música, basándose en los escritos de los clásicos antiguos, y también habla sobre la historia de los instrumentos.
Divide la historia de la música en la música antigua, que él asociaba a la monofónica, y la más reciente, la polifónica.
A su juicio, la antigua era mucho más noble y grave:
“Los antiguos en sus Músicas cantavan materias y subjectos muy différentes de los contienen los cantares modernos; porque recitavan cosas graves, doctas, y compuestas con mucha elegancia, en varios géneros de versos.”
Una de las partes más interesantes de la obra es la evaluación que realiza el autor de los músicos de su época, tanto de sus contemporáneos, como de los inmediatamente anteriores.
De esta manera, destaca la influencia que ejerció Cristóbal de Morales y cómo guío a Palestrina, Guerrero, Ingegneri, Porta, Pietro Vinci y otros compositores “antiguos”, que a su juicio no llegaron a ocupar la posición de sus contemporáneos Tomás Luis de Victoria, Alonso Lobo y Mateo Romero:
“Y aunque Morales mas adelante de la señal de tantos otros traspaso en las harmonicas composiciones, con todo esto no possee sino la estancia suya, dexando la suya dellos à Prenestina, à Guerrero, al Ingignero, à Porta, à Pedro Vincio y à los demás antiguos, si antiguos es licito llamarlos.
Mas ni aquellos que fueron primeros, ni estos segundos ocuparon tan por extremo la desseada señal, que con ella assi mesmo justar no pudiessen los viuientes Thomas de Victoria, Alonso Loo (sic), Mathias Romero (Maestro de Capilla de la Catholica Magestad del Rey DON PHILIPPE III. que Dios guarde) y semejantes.”
De Diego Ortiz comenta que fue también fue seguidor de Morales y le sitúa entre los mejores de su tiempo:
“…no dexare de dezir que cofiesso que Diego Ortiz fue el vno de los mejores Compositores de su tiempo, y que trabajo quanto fue possible para imitar à Morales, de cuyas obras toda España tiene grande opinion…”
Pedro Cerone considera que los músicos de su momento de ninguna forma eclipsan a los del pasado, aunque sus contemporáneos solamente escuchan música de los últimos diez o doce años:
“Por cierto grandes son los primeros que se vsan oyendia en la Música, en lo que es arte: pero no son tantos ni tan nueuos que no ayan sido vsados de los Músicos nuestros predecessores. Los que oyeron y vieron la Música de ahora diez ô doze años; dizen que nunca estuuo tan subida la Música, como en nuestro tiempo.
De veras que el que sabe la Música del tiempo de Adriano Vuilarth, de Cypriano de Rore, de Pedro Vincio, de Marco Antonio Ingignero (por no dezir lusquino ni de Gombert, como dizen algunos: ni por entrar en el sueño del tiempo de Pythagoras; pues en cosa ninguna tiene que hazer aquella suya, con esta nuestra Música) y la después vn poco, que tiene que llorar.”
También destaca el autor el apoyo que la nobleza italiana de la época ejercía sobre la música y los músicos y menciona a Gerónimo Branchiforte y al príncipe madrigalista Carlo Gesualdo:
“Assi mesmo à diuersos professores es manifesto quan buenas son las obras Musicales de D. Gerónimo Branchiforte Conde de Camerata; y las de D. Carlos Gesualdo Principe de Venosa…”
Otro de los nombres que señala Cerone como referencia es el del compositor de motetes franco flamenco Dominique Phinot, a quien etiqueta como modelo musical de sus días, sin cuyo ejemplo no hubiera surgido la grandeza de Palestrina:
“Digo que si no fuera Domingo Phinoth eccelente Compositor en su tiempo, no huuiera succedido en nuestros dias Pedro Luys Prenestina; el qual se seruio de la manera de componer de Phinoth, que con sus obras le mostró el camino que hauia de tener para llegar depresto à perficion.”
Pedro Cerone continúa subrayando a compositores que considera competentes, como son Costanzo Porta, Vincenzo Ruffo, Giammateo Asola, Francisco Guerrero y Tomás de Victoria, de los que dice que “tienen compuesto vna Música llana, graue y muy deuota”.
A Phillipe de Monte y Luca Marenzio les atribuye elegantes y dulces pasajes cromáticos y a Pietro Vinci y Marc Antonio Ingegneri les tacha de pioneros del contrapunto.
También tiene buenas palabras para los madrigalistas Bartolomé de Roy, Giovanni de Macque, Ruger luvaneli, Lelio Bertani, Giovanni Battista Mosto, Giovanni Maria Nanino, Giovanni Cavaccio, Benito Pallavicino, Felice Anerio, Annibale Stabile y Andrea Dragoni.
Y tienen mención igualmente Andrea Gabrieli, Claudio de Corregió, Luzzasco Luzzaschi, y Gioseffo Ascani como compositores de recercadas y tientos.
Otro grupo compuesto por Gerónimo Conversi, Orazio Vecchi, Giovanni Fereti, Giovanni Antonio Mortaro, Gaspar Costa y Giovanni Gastoldi considera que destaca en la creación de canzonettas a napolitana y mascaradas, que son piezas para la época de Carnaval.
Finalmente, Cerone destaca la labor del contrapuntista del siglo XVI Fernando de las Infantas, avisando al lector de que en su obra “hallará y verá cosas escondidas à muchos Cantores; dignas de ser manifiestas à todos los Contrapuntantes”.
Y no menos bueno en el género es Giovanni Maria Nanino, dice el autor.
Acabamos esta breve y superficial introducción a El Melopeo y Maestro con el elogio que incluye Pedro Cerone de la figura de Orlando de Lasso, de quien destaca la variedad de estados de ánimo que pueden recrear sus composiciones y cómo era capaz de componer para cualquier tipo de instrumento:
“Orlando de Lassus à sido muy différente de todos los nombrados hasta aqui, pues tiene compuesto en todas las sobredichas maneras: digo, sin tener siempre vn mesmo estilo, mas variandole à sus occasiones según se hallaua de venia, que le combiaua à componer vnas vezes graue, deuoto, y con magestad: otras vezes dulce, suaue, y harmonioso; quando triste y lloroso, y quando ayroso y alegre: mas siempre en posiciones muy apropriadas para las poder concertar con qualquiera genero de instrumento, de toque o soplo que sean.”
Muy interesante trabajo, por favor quisiera saber como se cita este libro en una bibliografía
gracias