El «Cancionero de la Sablonara» (Münich, Bayerische Staatsbibliothek, Mus. Ms. E.200), también conocido como Cancionero de Münich, es un manuscrito musical compilado en España, que contiene canciones polifónicas españolas y portuguesas compuestas en el primer cuarto del siglo XVII.

El manuscrito fue compilado por el músico y copista principal de la Capilla Real española, Claudio de la Sablonara (de donde procede el nombre del manuscrito), para Wolfgang Wilhelm, Conde de Neuburg y Duque de Baviera, durante su estancia en la corte de Felipe IV en Madrid, entre los años 1624 y 1625.

Es de las pocas colecciones musicales que se conservan de la música cortesana española de comienzos del siglo XVII.

Al haberse conservado en Münich, se libró de su destrucción en el incendio del Real Alcázar de Madrid en 1734.

El manuscrito contiene 75 canciones o tonos, como se les llamaba por entonces.

Todas las obras son polifónicas: 32 a cuatro voces, 31 a tres voces y 12 a dos voces.

Las obras proceden de la Capilla Real, y fueron compuestas por algunos de los compositores españoles y portugueses más famosos de su tiempo: Juan Blas de Castro, Manuel Machado, Joan Pau Pujol, Mateo Romero, Alvaro de los Ríos, Gabriel Díaz, Miguel de Arizo, etc.

Los textos de éstas canciones se deben a grandes escritores del Siglo de Oro como Lope de Vega.

(Aquí se puede encontrar la edición escaneada del Cancionero).

Escribe Rubén López Cano («Música y poesía en las españas de los Austrias», 1999): «Wolfgang Wilhelm, Conde de Neuburg y Duque de Baviera había visitado la corte de Madrid (1624-1625) con la que le unían lazos de sangre.

En Madrid, Wolfgang constató que el gusto por la música, herencia de Felipe III, él mismo cantante, tañedor de viola y entusiasta bailarín, se perpetuaba en el reinado del joven sucesor.

Felipe IV, entonces con apenas 19 años y tres en el trono, mantuvo la excelsa actividad musical de la corte.

Gozaba aún de los servicios de los extraordinarios cantantes, tañedores y compositores contratados por su padre.

La proliferación de actos, ceremonias, representaciones teatrales y fiestas fastuosas a las que el monarca se aficionaría, requerirán mayor presencia musical en los espacios reales.

Un trozo de esa efervescencia música le era obsequiado a Wolfgang en este libro, elaborado ex profeso para él, como consta en la dedicatoria, por «el scriptor principal de la Capilla Real española, Don Claudio de la Sablonara; de ahí que a esta colección de tonos profanos españoles del primer tercio del siglo XVII se le conozca como «Cancionero de la Sablonara«.

No es difícil suponer las circunstancias en que nuestro Duque se deleitó con el arte de los músicos de su majestad, ya que música y poesía presidían la agitación de los saraos y bailes palaciegos.»

Disfrutemos algunos Tonos de este Cancionero:

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DE TU VISTA CELOSO (Anónimo) – Cancionero de la Sablonara (S. XVII).
(Seguidillas en eco. Danza cantada).

Intérpretes: La Capella Reial de Catalunya – Hespérion XXI – Director: Jordi Savall. (http://www.alia-vox.com/)
Imágenes: Pinturas Barrocas Europeas.


LETRA:

De tu vista celoso
passo mi vida,
que me da mil enojos – ojos
que a tantos miran.

Miras poco y robas
mil coraçones,
y aunque más te retiras – tiras
flechas de amores.

Para que no nos falte
plata y vestidos,
las mugeres hagamos – gamos
nuestros maridos.

¿Para qué quieres galas
si honor pretendes?.
Mira que son las galas – alas
para perderte.

Acostándose un Cura
muerto de frío,
dixo entrando en la cama – Ama
veníos conmigo.

Las doncellas de ogaño
son como duendes,
que buscando doncellas, – ellas
nunca parecen.

¿Como quieres, morena,
amor constante,
si tu de la mugeres – eres
la más mudable?

¡Ay, no me deis más penas
con vuestros celos,
que seréis mis enojos – ojos
y no mis cielos!

«De tu vista celoso», seguidillas en eco de autor anónimo, es un pícaro y divertido trozo de ritmos y maneras sumamente populares.

Se vale de la figura retórica literaria de ‘eco’, que repite la mitad de la última palabra en el tercer verso para hacer ingeniosos juegos de palabras.

Pone en evidencia el carácter ‘non sancto’, plebeyo y discretamente vulgar que domina este tipo de danza-canción.

Este género, pletórico de algarabía, solía poblar los fines de fiesta, entremeses, loas y obras importantes de las representaciones teatrales.

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DOS ESTRELLAS LE SIGUEN – Manuel Machado (c.1590 – 1646).
(«Cancionero de la Sablonara», S. XVII).


Intérprete: Ensemble CIRCA 1500 – Directora: Nancy Hadden.
– Gérard Lesne: Contratenor.

CIRCA 1500:
– Erin Headley: Viola da gamba.
– Andrew Lawrence-King: Arpas.
– Paula Chateauneuf: Guitarra barroca, laúd y vihuela.
– Stephen Stubbs: Laúd y vihuela
– Nancy Hadden: Flauta y dirección.

Imágenes: Pinturas de Tiziano (Italia).

LETRA:

1.Dos estrellas le siguen,
morena, y dan luz al sol,
va de apuesta señora,
morena, qu’essos ojos son.

2.Vuestra boca parece,
morena, la India oriental,
aunque en perlas mas rica,
morena, qu’en Oriente está.

3.Quien no imbidia la suerte,
morena, de esclavo vuestro,
pues le bolveis de esclavo,
morena, dueño del cielo.

4.En la merced los hallo,
morena, yo los remedios,
que remedio y mercedes,
morena, todo anda anexo.

5.O que de almas prenden,
morena, vuestros cabellos,
plegadios que la mia,
morena, se enlaze en ellos.

Manuel Machado (Lisboa, ca. 1590 – Madrid, 1646) fue un compositor y arpista portugués .

Su actividad principal la desarrolló en España, ya que nació en Portugal cuando este país estaba bajo gobierno español.

Estudió en el claustro de la catedral de Lisboa con el maestro Duarte Lobo, luego se trasladó a España, donde en 1610 fue nombrado músico de la Capilla Real de Madrid, en la que su padre, Lope Machado, era ya arpista.

En 1639 fue nombrado músico del palacio de Felipe IV, y en 1642 recibió un reconocimiento por sus años de servicio.

Machado compuso principalmente cantigas polifónicas y romanzas en un estilo barroco temprano, pero muy pocas de sus obras se conservan ya que la mayoría resultaron destruidas durante el Terremoto de Lisboa de 1755.

Todas las composiciones tienen letras en español, y se caracterizan por su gran cuidado en el uso de la métrica y la armonía para reflejar el contenido de la poesía.

Sus obras principales se encuentran en los cancioneros más importantes de su época, como el «Cancionero de la Sablonara«, lo que indica que posiblemente gozaron de popularidad.

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DESDE LAS TORRES DEL ALMA – Juan Blas de Castro (c.1561 – 1631).
(«Cancionero de la Sablonara», S. XVII).



Intérpretes: La Capella Reial de Catalunya – Hespérion XX – Director: Jordi Savall.
Imágenes: «Festival Tibor Varga» de Sion (Suiza) – 1998.
(MEZZO TV).

LETRA:

Desde las torres del alma
cercadas de mil engaños,
al dormido entendimiento
la razón está llamando.

¡Al arma!, ¡Al arma!,
¡Guerra!, desengaños,
que me lleva el amor
mis verdes años.

Dicen que le ha dado sueño
la voluntad de Belardo,
con la yerva de unos ojos
tan hermosos como falsos.

Y por esto dice a voces
viendo salir los contrarios,
contra el muro de la vida
de otro cavallo Troiano.

Donde no valen consejos
de propios y ajenos daños,
donde reina la costumbre
y es el alvedrío esclavo.

Donde huyen con vergüenza
los amigos olvidados,
y los enemigos tienen
las venganças en las manos.

Quien podrá como vosotros,
desengaños declarados,
defender la fortaleza
que tiene el muro tan flaco.

Diez años ha que la cercan
amor, lisonja y agravios,
desdenes, favores, zelos,
mentiras, faltas y engaños.

Otros tantos han vivido
durmiendo los ojos de Argos,
porque los demás sentidos
estuvieron engañados.

No más, amor lisonjero,
amor vendido y bendado,
que tiene en los braços uno
y en el pensamiento a quatro.

Juan Blas de Castro (c. 1561 – 1631), fue un cantor, músico y compositor español. Nacido en Barrachina, en la provincia de Teruel, España, fue el segundo de cuatro hermanos.

En 1592 pasó a formar parte de la corte del duque de Alba en Alba de Tormes, Salamanca, junto con su amigo Lope de Vega. Durante su estancia, musicó varios poemas de Lope.

Ambos abandonarían Salamanca juntos.

En 1597 es nombrado con otros cuatro compañeros, músico de cámara de Felipe II, sin plaza pero con una ración.

Muerto el monarca en 1598, Felipe III les hace merced de un vestido anual sobre la ración y, por fin, el 15 de junio de 1599, durante la estancia del séquito real en Barcelona, entran a formar parte de la casa del rey con plenos derechos.

A Juan Blas de Castro se le concede además, el mismo día, una plaza de ujier de cámara.

Nuestro músico actuaba, sin duda, como maestro de los músicos de cámara, y sus ‘tonos’ eran celebrados en el ambiente cortesano.

El favor que le dispensara Felipe III debió de ir en aumento, ya que en 29 de agosto de 1618 le concedió dos mil ducados (equivalentes a veinticinco años de sueldo como músico de cámara), a cobrar en años sucesivos, aunque de ellos percibió sólo una mínima parte.

Con la subida al trono de Felipe IV (1621), la música vocal profana, esto es, la música de cámara propiamente dicha, experimentó un mayor auge en la corte.

Compositores como Mateo Romero, maestro de la Real Capilla, Gabriel Díaz, Álvaro de los Ríos, Manuel Machado y Miguel de Arizo, junto al veterano Juan Blas de Castro, proveían de ‘tonos’ a la casa real para las veladas de cámara.

Una antología de estos tonos a dos, tres y cuatro voces fue el cancionero que confeccionó Claudio de la Sablonara (1624-1625), copista de música del monarca, gracias al cual nos han llegado dieciocho de las veinte composiciones conservadas de Juan Blas de Castro.

Tras veinticinco años de residencia fija en Madrid, murió el 6 de agosto de 1631, y fue enterrado en los agustinos recoletos.

Dejó setecientos sesenta y un tonos en papeles sueltos, un librillo de tonos, un libro grande de tonos (estos dos últimos quizá no fueran debidos a su pluma), tres guitarras y un mazo de cuerdas para este instrumento.

Felipe IV ordenó dar seiscientos reales para ayuda de su entierro. A cambio, se quedó con todas las composiciones de su músico de cámara, que irían a parar al Real Alcázar, donde perecerían en el incendio de 1734.

La mayor parte de tonos del «Cancionero de la Sablonara» son romances, donde predominan las historias de amor, y entre éstas, las de amor desavenido, desdichado y sufriente, como vemos en el romance con estribillo a 4 «Desde las torres del alma»: Tras diez años confiando ingenuamente en el inconsistente amor de Belardo, un destello de razón se impone al narcotizante influjo de unos ojos «tan hermosos como falsos».

La revelación del engaño amenaza con derrumbar «las torres del alma» de la desdichada.

Para defender lo poco que de ella queda en pie, hace del desengaño un arma guerrera y del profundo dolor un intenso odio beligerante.

El fragmento «¡Al arma! ¡Guerra!», musicalizado al estilo ‘batalla’, es un verdadero lugar común que aparece una y otra vez en obras profanas y religiosas de la época. Remeda un prototipo que se puede retrotraer hasta la «Bataille de Marignan» de Clement Janequin.

Escrito por Camilo López García

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Enlaces:

http://es.wikipedia.org/wiki/Cancionero_de_la_Sablonara

http://lopezcano.org/Articulos/1999.EspanaAsturias.pdf

http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Machado_%28compositor%29

http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Blas_de_Castro

http://bach2411111.blogcindario.com/2006/08/00620-blas-de-castro-juan.html

3 comentarios en «EL CANCIONERO DE LA SABLONARA (S. XVII)»
  1. Hermosa música muy romántica y poética, las canciones tenían sentido, todas llevaban un lindo mensaje de amor. Poesía pura.

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