Debe de ser un explorador muy acucioso quien descubra nuevos tesoros en tierras conocidas.
Que Ganassi haya desenterrado deslumbrantes lujos del pasado en cada pieza, durante 10 años, es la prueba de su talento.
De Europa y de América, esta agrupación musical costarricense desgrana hitos musicales del barroco y de la época colonial.
Como arqueólogos de partituras, buscan en la historia los fundamentos de lo que escuchamos hoy.
“Para entender el presente, tenemos que entender el pasado.
¿Por qué un grupo de teatro hace Molière o Shakespeare? Esa música aún nos dice mucho”, dice Tania Vicente, experta en el laúd, musicóloga y una de las fundadoras del proyecto.
Junto con la flautista Kattia Calderón, creó un grupo por el que han pasado múltiples especialistas en música antigua.
Con cuatro discos en su trayectoria y el Premio Nacional de Música 2009, son unos de los principales difusores de música antigua, al lado de Syntagma Musicum.
La formación actual de Ganassi incluye a María Clara Vargas (al clavecín desde hace ocho años), y a miembros más recientes como Mariana Salas (violinista), Juan Carlos Soto (percusionista y lutier) y Esteban Rojas, quien se incorporó con su viola de gamba.
Ganassi se enfoca en la música del siglo XVII e interpreta obras de compositores como Andrea Falconiero, Domenico Zipoli, Bartolomé de Selma y Salaverde y Tomás de Torrejón y Velasco.
¿Por qué este repertorio? “Nos identificamos más con él.
Este tipo de música es más cercana a la gente no especialista. Es una música muy difícil en el sentido de la interpretación y necesita mucho estudio, pero creo que les llega más a las personas”, considera Vicente.
Con piezas cortas y animadas, algunas de gran ritmo y colorido, el atractivo para el oyente contemporáneo es obvio.
“La música antigua es muy accesible. Hay que considerar que toda esta música era considerada ‘de moda’, era la música popular”, dice Calderón.
De regreso.
El camino de la música antigua en Costa Rica se ha ido construyendo con paciencia.
Hace 20 años nació Syntagma Musicum, con María Clara Vargas Cullell –quien se incorporó también a Ganassi 12 años después–.
“Aunque yo ya tenía mi proyecto, Ganassi se dedicaba a un periodo que no toco tanto en el grupo y me enriquecía mucho”, dice Vargas.
Entre ambas agrupaciones, así como las que han surgido en años recientes, se ha fomentado el gusto por esta música antigua.
Cada uno se especializa en épocas distintas, pero ambos atraen a seguidores y herederos de su trabajo, como se verá en el Festival de Música Antigua, que se celebrará a finales de setiembre, y en el Festival de Música Barroca de Santa Ana.
“Cuando empecé, en 1982, éramos más en el escenario que en el público. Hoy en día, la mayoría de conciertos de Ganassi están llenos”, celebra Vicente.
Calderón considera que este esfuerzo ha sido vital para revalorizar el repertorio.
“Aunque había muchos grupos que habían venido ejecutando música antigua, no había tenido un público amplio ni se le había dado la misma importancia que a otros géneros”, agrega.
Volver a esta música del pasado requiere aprender de nuevo: los instrumentos de entonces no suenan como los de hoy. En este proceso ayuda Soto como lutier: “Si queremos hacer música con asideros más realistas, tenemos que comportarnos con una psicología de investigadores más rigurosa”, dice.
Para Soto, esta vuelta a los instrumentos exige que múltiples disciplinas se conjuguen en el instrumentista. “Debemos ser músicos, artistas e historiadores, en vez de ser solo músicos”, opina.
Casado con Vicente, musicóloga, Soto elabora o adapta los instrumentos en su taller para conseguir sonoridades de hace 500 años.
“Lo que no sale del taller, sale de los libros; lo que no sale de los libros… pues aquí revivimos esos dinosaurios musicales”, explica el lutier.
Es algo nuevo incluso para los músicos, como dice Mariana Salas: “La técnica violinística es diferente.
El tipo de musicalidad, saber cómo ornamentar… Para mí, ha sido todo un aprendizaje, porque el tipo de enseñanza que tuve no abordó de esa manera ese repertorio”.
Antes, tocar música del siglo XVII parecía una curiosidad; hoy crece en popularidad y, además, es una vía directa a la música colonial latinoamericana, poco conocida.
Los instrumentos europeos se transformaron en este continente y sirvieron para crear nuevos sonidos, junto con los aportes de la negritud y la tradición indígena.
Entre esta mezcla local y la tradición europea, Ganassi halla la fórmula para hacer vivir al ayer.
fuente Nacion.com
Conozco a alguno. Es una labor escondida y desconocida. Muy bella.
Ahora mismo tengo la oportunidad de producir un proyecto sobre la música en Laguardia-Guardia (Álava-Araba). Un proyecto que va a sacar a la luz un bello patrimonio atesorado durante siglos en bibliotecas, archivos y registros.
Eduardo Moreno es el investigador que tras años de trabajo en silencio ha traído a nuestro tiempo este material precioso.
Es una labor que se hace sólo por el amor por la música que algunos profesamos.
Gracias a Música Antigua por la labor de difusión que hacéis de nuestra cultura.