La cultura trovadoresca occitana que florece en el siglo XII se extiende por gran parte de Europa, transmitiendo la exaltación del amor cortés a través de la poesía y de la música.
En Alemania, estos bardos enamorados que le cantan a la naturaleza adquieren el nombre de minnesängers, término derivado de minne que significa amor.
Eran, por tanto, los cantores del amor ideal.
El origen de estos poetas se sitúa en el reinado del emperador Federico I Barbarroja, es decir, entre los años 1152 y 1190, y se identifica a Heinrich von Veldeke como uno de los primeros en defender y practicar la rima pura y el verso simétrico.
Su obra Eneit es considerada como la primera novela cortés de la literatura germana.
Federico Barbarroja, a pesar de su carácter belicoso y emprendedor que le llevó a participar en la segunda y tercera cruzadas, fue un gran mecenas de las artes y de las letras.
Los minnesängers eran recibidos como invitados de honor en los castillos y palacios y pagaban la hospitalidad recibida interpretando su poesía musicada para sus anfitriones.
No solían depender de juglares que interpretasen sus composiciones y solían hacerlo ellos mismos.
En cuanto a los géneros que trabajaban estos músicos poetas, tres eran los formatos: leich, spruch y lied.
El leich podría venir de danzas antiguas, aunque hay quien le atribuye un origen eclesiástico. El spruch era un tema monoestrófico, mientras que el lied solía constar de tres secciones muy regulares desde el punto de vista métrico.
Los nombres más representativos de este género, o de esta profesión si se prefiere, son el citado Veldeke, Spervogel y Dietmar von Kurenberg en los primeros tiempos, mientras que en el periodo que podríamos denominar clásico, a principios del siglo XIII, destacan Heinrich von Morungen, Wolfram von Eschenbach (el famoso autor de Parsifal), Gottfried von Strassburg, Hartmann von Aue y Walther von der Vogelweide.
Finalmente, en la época final del declive de la minnesang surgen Neidhart von Reuental, Konrad von Würzburg y Reinmar von Zweter.
El último poeta que cierra la era es Heinrich von Meissen, que muere a principios del siglo XIV, en concreto, en 1318.
De los castillos y los palacios, la música y profesión de los minnesängers pasa a formar parte de las ciudades del pueblo llano o, si se quiere, de los burgueses.
Tras un siglo de existencia, más o menos, los trovadores alemanes desaparecen de la escena pasando el testigo a los denominados meistersängers o maestros cantores.
Estos personajes asociados a los gremios de artesanos y comerciantes, cuya vida retrata fielmente la ópera de Wagner Los maestros cantores de Nuremberg, surgen en Alemania hacia el siglo XIV, cuando entra en declive la minnesäng, y se extienden en el tiempo hasta el siglo XVI.
El mismo emperador Carlos IV garantiza en 1387 los derechos heráldicos de los meistersängers, en una época en que el principal foco de este movimiento era la ciudad de Maguncia, aunque también estuvo presente el siglo entrante en otras como Augsburgo, Estrasburgo y Nuremberg.
Algo después encontramos cantores de los gremios en Ratisbona, Ulm y Múnich.
El más renombrado meistersänger de la época es el zapatero Hans Sachs, cuya vida se extiende a lo largo de las tres cuartas partes del siglo XVI.
Una visión de la técnica del meistersäng que sin duda tiene connotaciones clasistas es la que defienden Thomas Tapper y Percy Goetschius (Essentials in Music History, Nueva York 1914), cuando desprecian la música de los gremios, tachándola de vulgar y torpe, al ser comparada con la de los precedentes trovadorescos.
A juicio de estos autores, mientras que la minnesäng siempre presentaba trazos de nobleza por primitivas que fueran sus formas, su descendiente meistersäng resultaba sosa, monótona y prosaica, en general, carente de gracia. Concluyen Tapper y Goetschius que si bien la música aportaba un rayo de luz al monótono esfuerzo que constituía sus simples vidas, no existe evidencia de que esta actividad haya contribuido en manera alguna al progreso artístico en este campo.
Por otro lado, sí que conceden que gracias a los meistersänger la música se introduce como algo cotidiano en el entorno doméstico del hogar burgués alemán de la época, que se convierte en un elemento característico de la cultura germana.
Existía una jerarquía dentro del meistersäng que establecía un papel para cada uno de los miembros de estos gremios.
El maestro alcanzaba su rango por componer versos nuevos y melodías que los acompañaban, mientras el denominado poeta versificaba antiguas melodías.
Luego aparecían el cantante, que no componía ni textos ni música, y, finalmente, el amateur, que era un alumno que debía pasar un examen.
La música de estos gremios burgueses se convierte en un poderoso vehículo de propaganda religiosa protestante tras la Reforma por el profundo mensaje moral que encerraban sus textos.