Material, madera; familias, cuerda frotada, cuerda pulsada y viento; formación, trío; especialidad, música antigua. El DNI del Trío Iroben dice esto; los datos relevantes, mañana cuando hagan sonar su música en la inauguración del ciclo de cámara de Juventudes Musicales que se celebra en el Teatro Calderón.
Alicia R. Illa (flautas de pico), David Rollán (vihuela, guitarra barroca) y Nigel Benson (viola da gamba) recorrerán la prehistoria de la improvisación, que en el siglo XX conquistó la libertad incondicional de la partitura con el jazz. Las glosas renacentistas y las variaciones barrocas son los antecedentes de lo que los compositores románticos hicieron con el piano.
«Algunas obras están escritas completamente, otras han sido glosadas y en unas cuantas somos nosotros los que hacemos las variaciones», explica Alicia, profesora de flauta de pico del Conservatorio de Valladolid, donde se imparte también clave pero aún no hay departamento de Antigua.
También enseña en este centro David Rollán, titular de guitarra clásica, aunque para la ocasión traerá dos instrumentos a los que lleva dedicándose una década por su interés en la antigua, la vihuela y la guitarra barroca. «Me gusta conocer a la abuela y la bisabuela de la guitarra española».
Nigel Benson, músico de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, le ha buscado una curiosa pareja a su contrabajo. Desde hace un lustro convive con una viola da gamba. «Estoy muy contento con ella porque me permite hacer música de cámara, algo más difícil con el contrabajo.
En el grupo Concertango hago música más cercana al jazz y con el Trío puedo abordar un repertorio que me ha abierto la mirada como músico y me gusta mucho, el renacentista y el barroco», afirma este británico. Aunque ambos instrumentos son de cuerda frotada, ni el arco se maneja igual ni la técnica es la misma. «La viola tiene siete cuerdas, frente a las cuatro del contrabajo, así que tengo más posibilidades de equivocarme».
Alicia llevará hasta tres flautas dulces, «una renacentista, que tiene más pabellón y más sonoridad, una de transición del XVII y una contralto o flauta barroca».
David utilizará una vihuela de mano, «instrumento típicamente español. Mientras en Europa triunfaba el laúd renacentista, aquí se desarrolló la vihuela. Se escribe música para la vihuela durante tan solo cincuenta o sesenta años del XVI, pero se trata de un repertorio exquisito. En el XVII la vihuela pasa a segundo plano y emerge la guitarra barroca. Es un instrumento morfológicamente distinto, más grande, con menos cuerdas, que primero entra de acompañamiento o de bajo continuo y va ganando entidad».
Condición, saber glosar
Entre las obras que interpretarán están las ‘Tres recercadas sobre tenores’, de Diego Ortiz (1510-1570), un violagambista toledano que vivió en Nápoles y escribió un ‘Tratado sobre glosas’ (1553). Saber glosar fue una de las aptitudes requeridas en la contratación de músicos durante algún tiempo. Glosar es «escribir o interpretar rellenos de notas», ornamentación que el intérprete hace a partir de un tema musical. En el caso de Diego Ortiz, los Iroben tocarán las glosas del propio compositor. Demostrarán sus habilidades con otras partituras.
«El tiempo de la música antigua es también cuando más esplendor tuvieron compositores españoles e ingleses.
Luego hemos tenido pocos destacados», dice Benson.
Fuente: www.elnortedecastilla.es