Desde finales de octubre y hasta el domingo pasado, se realizó en la ciudad y provincia de Córdoba el Festival de Música Barroca “Camino de las Estancias”.
El encuentro con la música del barroco iberoamericano y europeo, que se ha instalado entre los mejores festivales del país, fue organizado por la Agencia Córdoba Cultura y el Consejo Federal de Inversiones.
Los templos del circuito Camino de las Estancias, señas de identidad y maravillas del arte y la arquitectura, sirvieron nuevamente como escenario natural, por así decirlo, de la música del período jesuítico.
En sus inicios el festival llegaba a Jesús María, Colonia Caroya, Santa Catalina, Candelaria, Alta Gracia, y el templo de la Compañía de Jesús. La capilla de Candonga, Villa Tulumba y en Río Cuarto se sumaron este año al circuito de la música barroca.
Este año se ofrecieron 14 repertorios diferentes, que dieron una cabal muestra de un valioso patrimonio intangible que emociona hoy como ayer.
La orquesta La Barroca del Suquía y el coro Cantoría de la Merced, anfitriones del festival, abrieron el encuentro con un brillante Magnificat de Johann Sebastian Bach, que dirigió Santiago Ruiz, joven artista que promocionó el festival.
Este concierto fue transmitido en vivo por la señal de Radio Nacional Clásica.
Una de las visitas internacionales fue la del Coro Nacional de Niños del Perú, el ensamble de solistas barrocos del Coro Nacional del Perú y el ensamble Artifex, los que interpretaron joyas musicales que se conservan en los archivos del Virreinato del Perú y Río de la Plata.
Entre los atractivos del programa de conciertos estuvo el grupo Ministriles, como antiguamente se llamaba a los músicos afincados en casas señoriales o sedes de ayuntamientos.
La obra de compositores fundamentales de los siglos XVII y XVIII, como por ejemplo Claudio Monteverdi, Carlo Gesualdo y George Philipp Telemann, fue puesta en relieve en programas especiales por ensambles barrocos.
Otro de los atractivos del programa fue la Cantata del Café, interpretada por una orquesta de cuerdas y clave, que condujo Hadrian Avila Arzuza, director de la Orquesta Sinfónica de Córdoba.
La poesía y el canto popular de los siglos XVII y XVIII fueron rescatadas por Concorde Incanto, ensamble de voz, arpa y guitarra, y el “pueta” y cantor popular chileno Santiago Varas junto al conjunto La madre de la culebra.
El ciclo de conciertos se cerró el domingo 10, con la Oda a Santa Cecilia, justamente la Patrona de la Música, con la actuación de La Barroca del Suquía, con dirección de Manfredo Kraemer, y el Coro Municipal de Córdoba, que dirige Santiago Pérez.
Realmente una organización extenuante, pero que bien salió, lo que pudimos ver fue muy bueno y justificó el esfuerzo. Felicitaciones y sigan adelante. Cada año es mejor.