La crisis del coronavirus preocupa al sector de la música.

Es inevitable preguntarse si la situación de excepcionalidad que se está viviendo puede afectar a todo el gremio.

Ante las medidas tomadas por el Gobierno de España para contener el coronavirus, la Federación de la Música de España ha emitido un comunicado en el que manifiesta su preocupación por la situación.

«Que en estos momentos la prioridad es la salud de la ciudadanía, atender a aquellas personas que estén afectadas por el Covid-19 y evitar la expansión del virus», aseguran en el texto y muestran su apoyo a las medidas emprendidas por el Gobierno de España y Gobiernos Autonómicos.

Afirman que es necesario llevar a cabo las medidas económicas y fiscales anunciadas por el Gobierno de España y la Comisión Europea para dar liquidez a las empresas, pymes y sectores específicos, «en este sentido, como entidad que representa a la industria de la música en España debemos advertir que esta crisis puede poner en cuestión la propia supervivencia del sector de la música», destacan.

«No debemos olvidar la importancia económica que tiene la música para nuestro país».

Como dato, en el año 2019 se celebraron 90.000 eventos de música en vivo a los que asistieron más de 28 millones de personas.

La Federación de la música en España pide al Ejecutivo medidas concretas para para paliar las posibles consecuencias de esta crisis.

Y dicho esto, queremos COMPARTIR los trabajos que van llegando a nuestra redacción, y APOYAR a todos los músicos que desde sus casas aportan su granito de arena.

LINA TUR BONET

La prestigiosa violinista ibicenca ha lanzado esta semana su nuevo trabajo La Bellezza (Pan Classics) grabado, además, en la ciudad de La Grande Bellezza de Sorrentino, Roma.

La fecha ya estaba programada mucho antes de que se desatase la pandemia del Covid-19, pero este trabajo no podría ser más indicado en este momento.

Belleza en tiempos de incertidumbre es un trabajo centrado en la música del siglo XVII, que, como bien recuerda la violinista, fue una época de hambrunas y epidemias en la que, sin embargo, se alcanzaron logros culturales y científicos que la arrancaron de las sombras.

Las piezas han sido “elegidas con excelente tino por Lina Tur Bonet” y son “un alarde de fantasía poética que nos transportan a pequeños paraísos imaginarios”.

–Recopila música del siglo XVII, un siglo en el que, como usted misma explica, hubo hambrunas, guerras y epidemias y que, a la vez, hizo florecer la belleza y el conocimiento. ¡Qué vigencia ha adquirido con la situación actual!

-Sí, desde luego.

Es un proyecto que llevo preparando desde hace mucho tiempo. Tenía ganas de dedicar mi trabajo a algo que a mí me salva: la belleza.

La música del siglo XVII, olvidada durante siglos, fue redescubierta hace apenas 50 años.

En los últimos 15 ó 20 años se ha comenzado a sacar muchísima obra del siglo XVII y personas como yo hemos comenzado a conocerlo, a trabajar con él, a tocarlo, a escucharlo y a flipar [ríe] con la creatividad que hay en esta época.

-Debe ser fascinante para un músico redescubrir la música de un todo un siglo, casi olvidada.

-Es un caramelo.

Empecé a recopilar las músicas más bellas que conocía de esa época.

Y también investigué la historia, qué ocurría entonces, y me encontré con la Guerra de los 30 años y con un montón de particularidades de la época que no son nada fáciles.

Las épocas de crisis sacan lo mejor del ser humano, paradójicamente, pero no solo en la música sino en el arte y en la ciencia.

Las calamidades no van unidas a una época pobre sino todo lo contrario.

Es muy rica culturalmente y muy rica artísticamente.

Y muy experimental.

-Suele gustarle crear trabajos multidisciplinares. ¿Este también lo es?

-Cierto, me gusta hacer cosas con otras artes y, en esta ocasión, lo he hecho con la ciencia, con un profesor de Salamanca que es investigador en la Antártida [José Abel Flores, micropaleontólogo y científico polar] y que también es melómano.

Se ha ofrecido a escribir parte de las notas del programa y en ellas habla sobre la belleza en la ciencia.

–El punto de partida de su proyecto es cómo la belleza nos puede salvar y cómo una época de crisis puede sacar lo mejor de nosotros mismos. Es interesante ver, en ese sentido, cómo la música está saliendo a los balcones y está llenando las redes sociales en estos días de confinamiento total…

-He publicado el trabajo en Spotify y, en 24 horas, ha tenido como 5.000 descargas.

Ha sido brutal la fuerza con la que se está recibiendo este proyecto, de un estilo minoritario como es la música clásica barroca…

Creo que la fuerza de la música radica en que es un lenguaje que va directo al corazón.

Sucede como con los olores, es muy proustiano.

Va hacia las emociones como un dardo.

En un momento como este, en el que todos estamos en una situación emocionalmente difícil, la música nos está acompañando de todas las maneras.

Tanto para poder expresar esa inseguridad y esa congoja como para también para decirnos a nosotros mismos: venga voy a cambiar el chip y a ponerme música alegre.

Música para no pensar, para bailar.

Estamos entendiendo todas esas emociones que la música nos hace sentir de 0 a 100 en un segundo.

Puedes manipular tus emociones con la música.

–Y, en este sentido, ¿La Bellezza dónde se inscribe?

-Tiene piezas muy sentidas y muy bellas, por profundas, y otras muy bellas, por alegres y por bucólicas.

Llamándose La Bellezza intenté que se expresara esa belleza de muchas formas distintas: puede ser algo pasional, algo bonito, alegre y luminoso y puede ser algo triste y sentido.

Se puede expresar de muchísimas maneras.

–Está de nuevo rodeada por la formación musical que dirige, MUSIca ALcheMIca, y han grabado en una iglesia…

-El proyecto lo llevamos a cabo en una iglesia en Roma [Sant’Eligio dei Ferrari] en septiembre del año pasado.

Tuve la gran suerte de poder grabar La Bellezza en la ciudad más bella del mundo, seguramente, después de Ibiza [ríe].

En ella han participado muchos músicos italianos y, una vez más, he podido contar con músicos de primera fila mundial.

Como pasa a menudo con un proyecto que implica a tanta gente y tantos desplazamientos, tuvimos todos los problemas técnicos que te puedas imaginar.

Pero, el momento de grabar, fue de las cosas más mágicas que he sentido en mi vida.

Estoy en contacto casi diario con los compañeros italianos para ver cómo están ellos con la crisis en su país.

La Bellezza ha sido una de las cosas más mágicas que he sentido en mi vida

–La Bellezza acaba de salir mostrarse al mundo, en plena pandemia, y me imagino que la gira de conciertos o presentaciones está pospuesta.

-A día de hoy tengo ya cancelados o pospuestos dos meses de trabajo.

Más de ocho actuaciones canceladas… y tiene pinta de que puede prolongarse incluso cuatro meses.

Incluso hay voces que dicen que hasta después del verano no retomaremos.

No lo sabemos.

No tengo ni idea.

Lo que sí es una certeza es que esto es una catástrofe económica absoluta, una debacle.

Cero ingresos y todos los gastos que siempre se avanzan para los proyectos…

Pero veo que todo el mundo está igual y, sobre todo, que ahora la emergencia sanitaria es muchísimo más importante que el dinero.

Aunque el dinero sea importante también porque es esencial…

Estoy intentando llevarlo con resignación, intentando sacar tiempo para estudiar.

Por suerte tengo mis violines conmigo y eso a mí me acompaña mucho y me hace seguir.

La esperanza es que, en un futuro, se pueda compensar esto de alguna manera porque todos estaremos deseosos de escuchar música y de ir a conciertos.

Hablar en primera persona no tiene mucho sentido.

Estamos todos en el mismo barco.

Me compensa pensar que puedo poner un pequeño granito de arena para que la gente pase mejor los días de confinamiento o simplemente aportar algo cultural al mundo.

El arte y la música son, ahora, más valiosas que nunca.

Siempre lo han sido pero ahora vemos más su valor.

-Volviendo a La Bellezza, ¿qué define el Stylus Phantasticus que encontramos en varias piezas, realmente modernas, que aparecen en él?

-El Stylus Phantasticus se inscribe en el siglo XVII y coincide con el momento en el que la música se emancipa de su carácter de acompañamiento del canto o la danza.

Los instrumentos eran acompañantes y, de repente, vuelan solos.

Tiene mucho que ver con los violines que se estaban haciendo en esa época en Cremona, Italia: florece la construcción de instrumentos, florece la composición, los instrumentistas empiezan a desarrollar un virtuosismo y ¿qué hacen? pues lo mismo que hicieron los guitarristas con el rock: experimentar con ese instrumento nuevo, buscar sonidos y buscar composiciones.

Es una época que comparo con la música experimental de los años 70, con el rock sinfónico…

Se llama Phantasticus porque la fantasía es la que rige.

Fantastía y belleza, con toda la relación que tienen ambas…

-¿Cómo ha elegido las piezas?

-Me ha costado mucho porque tengo una selección que da para varios proyectos.

Esto es un caramelo, al menos para mi gusto, y creo que también para muchos melómanos por el feed back que está recibiendo.

La pieza de Uccellini hay que ponérsela cuando da el bajón y la de Falconieri da mucha fuerza; la pieza de Nicola Matteis jr es muy mágica o la obra de Weichlein, casi desconocido, que fue alumno de Biber

Hay un poco de todo y termino con un hidden track, que es una sorpresa, que he tocado con la viola d’amore, que es un instrumento muy bonito y muy raro.

Es una sorpresa final que no está en los créditos.

En La Bellezza, han intervenido los músicos Valerio Losito, Pietro Meldolesi, Teresa Ceccato, Marco Ceccato, Andrew Ackerman, Rodney Prada, Giangiacomo Pinardi, Marta Graziolino y Dani Espasa.

Lina Tur es la directora, y toca el violín y la viola d’amore.

2 comentarios en «Belleza en tiempos de incertidumbre»

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