Philippe Jaroussky, con su maravillosa voz y la facilidad para la coloratura, se ha convertido en el contratenor de moda del momento actual.

«Una voz de contratenor –dice Jaroussky– no deja a nadie indiferente. Puede chocar o conmover, en todo caso exacerba nuestra sensibilidad. Un contratenor no es un ser excepcional, es sobre todo una cuestión de registro vocal y de técnica.»

Pero esa voz ¿es de un hombre o de una mujer? La pregunta es inevitable cada vez que alguien se enfrenta por primera vez a la extraordinaria experiencia de escucharle.

Los falsetistas y contratenores -hay discusiones bizantinas a cerca de cuando se aplica uno u otro nombre, pero para lo que hoy nos ocupa, asumamos que son equivalentes- han cobrado protagonismo en las últimas décadas, desde el resurgir de la música barroca en su corriente historicista.

En un anhelo de fidelidad a la época, y a falta de castrados disponibles en el mercado musical, los directores comenzaron a utilizar los más parecido que pudieron encontrar: cantantes masculinos que utilizando la técnica del falsete pudieran acceder al registro original de las composiciones para los míticos artistas eunucos.

Esta nueva forma de desafiar la identidad de género en nuestros días, obtuvo aprobación inicialmente solo entre los círculos más expertos y entregados.

Pero poco a poco los contratenores y su repertorio robado a los castrados se han popularizado y están el alza.

En ocasiones consiguen llenar grandes auditorios y algunos comienzan a ser famosos incluso para el gran público.

El problema con muchos de ellos es que aunque puedan realizar agilidades y agudezas impensables para un hombre, dándole un significado adicional a su nombre, a menudos suenan falsos, impostados, artificiales.

Este no es sin embargo el caso de la estrella actual de esta cuerda de cantantes, Philippe Jaroussky.

Este artista se ha convertido con justicia en un referente por su espectacular técnica vocal, su registro particularmente agudo y una sensibilidad que agita las almas de los espectadores.

En un plano más frívolo es posible que su aspecto aniñado haya además contribuido a la fantasía de tener delante un auténtico castrato.

Pero lo más destacable es sin dudad su capacidad para, utilizando unos medios cuyo propio nombre delata como falsos, resultar absolutamente verdadero, natural y honesto.

Philippe Jaroussky (1978, Maisons-Laffite) tenía 17 años cuando vio Farinelli en el cine con un amigo del conservatorio, pero la célebre película de Gérard Corbiau no le produjo particulares impresiones.

Ni siquiera la música pirotécnica del barroco le atrajo. Tocaba entonces el violín. Estudiaba a conciencia Brahms y Shostakovich, aunque es probable que ya tuviera inoculado el virus del mito vocal más extravagante de la Historia.

La prueba está en que un año más tarde decidió probarse como cantante.

No estaba dispuesto a castrarse ni lo está tampoco ahora, pero la variante incruenta del contratenor le permitió abrirse un camino que lo ha terminado reconciliando con Farinelli.

Philippe Jaroussky: «He observado que el retroceso del mercado del disco tiene como efecto compensatorio el interés en alza de las salas de concierto”.

En este mismo contexto, Philippe Jaroussky sostiene que la mercancía audiovisual que circula gratuitamente, empezando por los vídeos de Youtube, no sólo no es un obstáculo a los espectáculos en directo, sino un estímulo que predispone la circulación de espectadores. «Me ha ocurrido a mí y le ha sucedido a otros artistas».

«Quienes han visto algo que les ha impresionado en Youtube se interesan por acudir a tus conciertos, por eso creo que se están produciendo unos nuevos hábitos de acercamiento a la música que le proporcionan un porvenir mucho más optimista del que a veces nos imaginamos”.

Os dejamos TEATRO D’ AMORE – con Nuria Rial, Philippe Jaroussky, Christina Pluhar y L’ Arpeggiata

20 comentarios en «Así canta Philippe Jaroussky, el Farinelli del siglo XXI»
  1. «No estaba dispuesto a castrarse ni lo está tampoco ahora».
    ¿No es esta frase un poco ofensiva? ¡Ni que fuera algo necesario, o que lo fuera a desmerecer!
    Gran cantante, gran artista, en todo caso. Y gracias por el artículo.

    Saludos.

    1. Pues… Vicenzo Capezzuto es simpático, baila maravillosamente y es un «tenorino».
      No tiene ningún punto en común con Jaroussky o cualquier otro contratenor más que su registro naturalmente agudo, pero ni la belleza de la voz, ni la exquisita técnica, ni la preparación, ni la riqueza de expresión, ni nada en absoluto de todo lo que posée Jaroussky están a su alcance.

  2. ¡Qué manera de mezclar; contratenores y falsetistas o sopranistas! Es una cuestión de matices, pero, existen diferencias sensibles entre ellos. Para mí, la referencia de contratenor siempre ha sido Andreas Scholl. Jaroussky es un sopranista excepcional. Su voz tiene un timbre con un matiz femenino increíblemente bello y, por supuesto, ninguno tiene nada que ver con los castrati.

  3. Foi um concerto —Maravilhoso–com um final cheio de BOM HUMOR !!! e cheio de desejos para assistirmos a outro!!!!

    Nunca o esquecerei !!!

    BRAVO JAROUSSKY !!!

    Senhora da Hora,04-11-2013

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