El villancico «A tal pérdida tan triste», es un profundo lamento por la muerte del príncipe Juan, único hijo varón y heredero de los Reyes Católicos, (el mismo tema sobre el que Encina escribió una magistral tragedia en verso, así como también el romance «Triste España sin ventura»).

La muerte del príncipe Juan posibilitó la instalación de los Habsburgos en el trono de la joven España.

El heredero de los Reyes Católicos es su nieto, Carlos V, príncipe germánico, nacido en Gante, cuya lengua materna es el francés.

Juan del Encina (Encina de San Silvestre, Salamanca 1468 – León 1529), fue un poeta, músico y autor teatral español, de la época de los Reyes Católicos.

Perteneció, junto con Juan de Anchieta entre otros, a la primera época de la llamada escuela polifónica castellana, una de las más importantes de España.

El Cancionero de Palacio (Madrid, Biblioteca Real, MS II – 1335), llamado a veces Cancionero Musical de Palacio (CMP) y también conocido como Cancionero de Barbieri, es un manuscrito español que contiene música del Renacimiento.

A TAL PÉRDIDA TAN TRISTE (CMP 324) – Juan del Encina (1468 – 1529).(Villancico. «Cancionero de Palacio», S. XV/XVI).
Intérprete: Hespérion XX – Director: Jordi Savall. Imágenes: Castillos de España. (Fotografías de Manuel Zaldívar).

Las obras que posee están recopiladas durante un periodo de unos cuarenta años, desde el último tercio del siglo XV hasta principios del XVI, tiempo que coincide aproximadamente con el reinado de los Reyes Católicos.

Alojado en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid, el Cancionero de Palacio (1474-1516), reúne más de cuatrocientas composiciones de diversos autores amén de un buen número de otros innominados.

Juan del Encina (1468 – 1529) -poeta, dramaturgo y músico salmantino- destaca por encima de los demás con unas sesenta obras.

El Cancionero constituye una antología de la canción polifónica que se pudo escuchar durante el reinado de los Reyes Católicos. De hecho, la corte de Isabel y Fernando se convirtió en centro de la actividad musical, y atrajo a muchos instrumentistas y compositores en su mayoría españoles.

No hay que pensar por ello que estas canciones se escuchaban exclusivamente en la corte.

Diversidad de escenarios e instrumentación, según disponibilidad y contexto, estaban probablemente a la orden del día.

Recopilado, como decíamos, durante al menos un periodo de cuarenta años, evidencia cambios en estilo y forma y acoge gran cantidad de temas (histórico-político, caballeresco, amoroso, religioso, etc.), así como diversas formas musicales, desde elaboradas piezas hasta sencillas composiciones de marcado carácter popular.

Aunque la mayoría de las canciones están en castellano, también encontramos algunas en francés o portugués, y otras que mezclan idiomas como el estrambote «Fata la parte».

Extraído del canal de Música Antigua de Belarmo

Letra:

A tal pérdida tan triste,
buscarle consolación
claro está qu’es traición.

Todo nuestro bien perdemos
perdiendo Príncipe tal.
Pérdida tan desigual
no hay con qué la consolemos.
Ningún consuelo busquemos,
que buscar consolación
claro está qu’es traición.

Quien más consuela más yerra.
A tal mal tan sin consuelo
consuélelo Dios del cielo,
pues no hay consuelo en la tierra.
A dolor que da tal guerra,
buscarle consolación
claro está qu’es traición.

Traición es conocida
en dolor que tanto duele,
buscar cómo se consuele
quien más muere con la vida.
A tal vida tan perdida,
buscarle consolación
claro está qu’es traición.

Biviendo vidas penadas
los que pierden tal tesoro,
no den descanso a su lloro
lágrimas muy aquexadas.
A dichas tan desdichadas,
buscarles consolación
claro está qu’es traición.

Aún más y más sentiremos
el perder que ya sentimos,
y aunque un día lo perdimos,
cada día lo perdemos.
Pues tan gran pérdida vemos,
buscarle consolación
claro está qu’es traición.

Assí que fuerça forçada
y razón manda sufrir,
y cada día sentir
vida más desconsolada.
A tristura tan sobrada,
buscarle consolación
claro está qu’es traición.

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