Nuevo single de la flauta shakuhachi de Rodrigo Rodríguez, en esta ocasión dedicado a la relación que existe entre la música y la espiritualidad en el budismo.
En esta religión la música será tanto instrumental como vocal y siempre ha sido una importante manera para alcanzar la iluminación espiritual.
El shakuhachi ha mantenido desde tiempos inmemoriales una estrecha relación con la tradición del zen.
El budismo surgió en el siglo VI a. C.
El título de buda es un epíteto y no un nombre.
Significa «alguien que está despierto», en el sentido de haberse «despertado a la realidad».
El título describe el logro de un hombre llamado Siddharta Gautama, quien vivió hace 2.500 años en el norte de la India.
La música tradicional de shakuhachi está muy cerca de su cultura y sus tradiciones, como un camino para poder expresar sobre todo sentimientos y emociones.
Las melodías hablan de la creación del universo, el valor de la compasión, la importancia de vivir en armonía unos con otros, la belleza de su tierra, el respeto a los padres, y la alegría de amar.
En el budismo, la música es tanto instrumental como vocal y siempre ha sido una importante manera para alcanzar la iluminación espiritual.
En el caso de la flauta shakuhachi, se convirtió en una especie de herramienta para el budismo japonés, puesto que fue utilizado este instrumento como vía para la meditación.
La mayoría de las prácticas budistas implican el canto de alguna forma, y algunas también utilizan música instrumental e incluso danza.
La música puede actuar como una ofrenda al Buda, como un medio para memorizar textos budistas y como una forma de cultivo o meditación personal.
La música budista comprende una gran variedad de tradiciones, estilos y enfoques filosóficos del sonido.
El budismo no es una sola tradición religiosa, sino una amplia variedad de innumerables prácticas.
De manera similar, la función, el propósito y la comprensión de la música dentro de la práctica budista no se adhieren a los patrones uniformes estándar en todo el mundo budista.
Los hilos comunes que se encuentran en todos los budismos incluyen una apelación a las filosofías de Gautama Buda y sus enseñanzas sobre el apego, el sufrimiento y el escape del samsara (el ciclo de renacimientos) a la iluminación.
La relación entre el budismo y la música es complicada.
La asociación de la música con los deseos terrenales llevó a los primeros budistas a prohibir la práctica musical, e incluso la observación de la interpretación musical, para los monjes y monjas.
En el budismo de la tierra pura, sin embargo, los paraísos budistas se representan como lugares profundamente musicales en los que la ley budista toma la forma de hermosas melodías.
Se ha desarrollado una notable variedad de prácticas musicales para su uso en el ritual y la práctica budista tanto por parte de seguidores laicos como monásticos.
Finales del siglo XX y principios del XXI han visto un aumento en la cantidad y calidad de la investigación internacional sobre estas prácticas musicales.
La diversidad de la música budista mundial y la multitud de enfoques y lenguajes académicos utilizados en los escritos sobre ella hacen de este un campo de estudio particularmente gratificante y desafiante.