Un auténtico rugido, algo verdaderamente inusitado en Bellas Artes recibió la aparición Jordi Savall, el «viejoven» maestro que a sus 77 años (1941) es una leyenda viva de la interpretación de la música antigua, principalmente española, que lleva por el mundo en compañía de los grupos que él mismo fundó, Hespérion XXI, La Capella Reial de Catalunya o Le Concert des Nations.
Pero que, no conforme con eso, se agencia la complicidad de otros grupos nativos de las naciones que toca, como ocurrió la semana pasada cuando en complicidad con el Tembembe Ensamble Continuo, brindó un concierto que sin duda se inscribirá en los anales y constituyó un auténtico placer para los que tuvieron el privilegio de escucharlo.
Folías antiguas y criollas, del Antiguo al Nuevo Mundo se tituló el concierto que, como su nombre indica, se integró con antiguas folías (danzas europeas originales del siglo XV) pero también sones, guarachas y otros ritmos y canciones mexicanas como el “Balajú” jarocho que, alternándose, fueron dando una configuración absolutamente diferente a los que es propiamente un concierto de música antigua o barroca o uno folclórico nacional, no obstante que la danza y el zapateado también estuvieron presentes.
Así, entre folías, sones y zapateados fue desflecándose una tarde inolvidable en la que, como una auténtica folía (locura), se mezclaban los sonidos de las dos famosas Viola da gamba renacentistas del maeae Savall y la jarana jarocha de Zenén Zeferino, la arpa barroca de Andrew Lawrwnce-King y la marimbol de Leopoldo Novoa, el Violone de Xavier Puertas y la Quijada de caballo de Enrique Barona.
….Y no están mencionados ni la mitad de todos los instrumentos utilizados en esta panorámica que fue del Renacimiento europeo al folclore mexicano de hoy, en una combinación que, puede asegurarse, nunca antes había sido escuchada.
Las composiciones de los españoles Diego Ortiz y Santiago de Murcia, alternaron con el italiano Antonio Valente y hasta con el propio rey Enrique VIII de Inglaterra, si es que hemos de creer, como reza la conseja popular, que fue él el autor de la hoy muy famosa “Greensleeves”.
Eso allá en el Antiguo Mundo como el nombre del concierto, aunque, aquí, en el Nuevo Mundo, la creación colectiva que no otorga créditos a nadie en especial pero cuyo genio individual, de muchos individuos, está presente junto al “Balajú”, son un compendio de talento e ingenio popular que la sapiencia y generosidad de un fuera de serie como Jordi Savall, hicieron brillar en nuestro mejor recinto cultural.
Fue así como toda la ingeniosa gracia de la improvisación surgió natural en las coplas del “versador” Patricio Hidalgo, heredero de la tradición jarocha cuyos versos, quién hubiera llegado a imaginar, se enmarcaron por uno de los conjuntos de mayor renombre universal en la Música Antigua, Hespérion (Venus) XXI y la leyenda que lo conduce, Jordi Savall.
JORDI SAVALL – Custodio del tiempo olvidado
Nació en igualada (Barcelona), en 1941.
A muy temprana edad, comenzó su vinculación con el mundo de la música, con el que entró en contacto a través del coro de su escuela.
Posteriormente, ingresó en el Conservatorio de Barcelona, donde concluyó la carrera de violoncello en 1965.
Comenzó a estudiar viola da gamba, un instrumento cordófono de cuerda frotada, de aspecto similar a un cello pero con otras cualidades sonoras, diferente técnica, etc., pues realmente pertenece de la familia de las violas.
Savall rescató del olvido este instrumento que desempeñó un papel de primer orden en la tradición musical europea durante varios siglos.
Así nos lo explicaba él mismo en un artículo del 2012 en la revista Melómano:
«Durante el Renacimiento, la viola de gamba es empleada con más o menos intensidad en la mayoría de países europeos.
Las escuelas italiana y española, con sus destacados representantes Ganassi dal Fontego y Diego Ortiz, son las más representativas del Alto Renacimiento, mientras que en las postrimerías del siglo XVI es la escuela inglesa la que inicia su hegemonía en el arte violístico.»
Hablemos un poco más sobre ese tesoro de nuestra tradición musical que es la viola da gamba.
Guarda ciertas similitudes con el laúd y parece que entre sus antecesores, se encuentra el rebab árabe.
Se define por oposición a la viola de braccio – la viola de brazo -, pues viola da gamba, significa en italiano viola de pierna, así llamada por la posición en la que se coloca entre las piernas del intérprete.
Este instrumento, vivió su periodo de esplendor durante el Renacimiento y el Barroco, para posteriormente ser paulatinamente olvidado, tras la irrupción de la familia del violín.
Estos nuevos instrumentos, se integraron en las grandes orquestas, en lugar de las violas da gamba, dado que estas últimas no se afinaban sobre la base temperada ni ofrecían tanta intensidad sonora como ellos.
El sonido de una viola da gamba, es muy especial.
Sus características constructivas, le confieren una rica resonancia y un timbre único.
Estudié flauta de pico, – otro instrumento antiguo y que tampoco es de afinación temperada -, y tuve la suerte de tocar en grupos de cámara con violas de gamba, y os garantizo que tienen un sonido lleno de magia, muy evocador.
Volviendo a Savall, continuó estudiando en Suiza, en la Schola Cantorum Basiliensis, institución desde la que reivindicó la importancia de la viola da gamba en la música española antigua.
Fue discípulo de August Wenzeiger, al que acabó relevando en 1974.
A partir de ese punto, su actividad como intérprete, no ha cesado.
Ha fundado varios ensembles, junto a la que fue su esposa, la soprano Montserrat Figueras, como Hespèrion XX – que actualizó su nombre con el cambio de siglo, pasándose a llamar Hespèrion XXI -, La Capella Reial de Catalunya y Le Concert des Nations.
En este link, – enlace dirigido a la web de ALIA VOX, que es la productora y editora exclusiva del trabajo del catalán desde 1998 -, encontraréis información discográfica de estas tres agrupaciones, así como del trabajo de Jordi Savall por separado.
Aquí una discografía ampliada, desde 1968.
Al margen de su labor como intérprete, Savall también ha ejercido como docente, en instituciones como la ya citada Schola Cantorum Basiliensis o la prestigiosa Juilliard School de Nueva York.
Imparte además master classes por todo el mundo y ha recibido el reconocimiento de varias universidades – ha sido investido doctor honoris causa por la Universidad de Barcelona, la Universida de de Évora y la Université Catholique de Louvain – y grandes instituciones culturales internacionales.
También ha dirigido varias orquestas.
La Philarmonia Baroque Orchestra de San Francisco o la Wiener Kammerorchester, son algunas de ellas.
Aquí una relación de las distinciones que ha recibido.
Jordi Savall ha participado además en varias producciones cinematográficas, entre las que destaca Tout les matins du monde (1991), película basada en una obra del novelista Pascal Quignard premiada con un César a la mejor música.
En ella que se aborda la relación entre el viejo gambista Monsieur de Sainte-Colombe (c. 1630–1700) y su joven discípulo Marin Marais (1656- 1728), que llegaría a ser uno de los músicos más importantes de su tiempo.
De entre todas estas facetas de la brillante carrera de Savall, su labor como investigador y divulgador, tal vez sea una de las más significativas.
Su dedicación ha ayudado a arrancar de los brazos del olvido tanto a su instrumento totémico, como a un enorme y precioso repertorio, que no siempre es valorado y cuidado como debiera.
En la web del músico, se hace referencia a una frase de Allan Kozinn para el New York Times, hablando de esta labor de investigación.
El crítico señala que no es un trabajo «sólo de recuperación musical, sino más bien de reanimación creativa».
En sus inquisiciones, Savall a buceado no solo en la herencia cultural europea, sino también en otras tradiciones musicales que nos son menos familiares.
Alex Ross, hablaba así de la música y la interpretación de Savall, en la crítica que hizo a uno de sus conciertos en el Metropolitan Museum de Nueva York:
«When the Catalan viol player Jordi Savall presented three concerts at the Metropolitan Museum earlier this month, one musical border after another melted away — borders between past and present, composition and improvisation, “popular” and “classical,” East and West.[…] Savall pointed out that the music of Christian, Muslim, and Jewish cultures often features similar or even identical melodic shapes. As he illustrated with a few phrases on his viola da gamba, a sentimental vision of global unity acquired heartbreaking force.»
Jordi Savall, siempre ha hecho bandera de la música como agente cohesionador de comunidades y nexo de unión entre pueblos.
Para Savall, «la música es el último puente que queda sobre el Mediterráneo», una frase tan bella como desalentadora, y que irremisiblemente nos lleva a pensar cómo a lo largo de los siglos han ido desapareciendo todas esas vinculaciones culturales, que tiempo atrás nos dotaron de un espíritu y una identidad común.
Nota: Por una de esas deliciosas casualidades que a veces se dan, Jordi Savall, decidió rechazar el Premio Nacional de Música por estar en desacuerdo con la desastrosa política en materia de arte del gobierno español.
Desde aquí, mostrar mi más absoluta admiración y respeto por una decisión que deja a entrever, una enorme coherencia y dignidad.
Permitidme citar una frase de aquella carta que el maestro catalán remitió a esa maldición apellidada Wert y a los miembros del jurado.
«La ignorancia y la amnesia son el fin de toda civilización, ya que sin educación no hay arte y sin memoria no hay justicia»
Amén.
Escrito por Iñaki Sánchez | Versacrvm.com
Creo que esta frase lo describe perfectamente » Jordi Savall, la leyenda viva que sigue emocionando al mundo», no necesita ningún comentario.